Felicidad .

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Nunca he sido lo suficientemente valioso para alguien, al igual que nunca he tenido la oportunidad de experimentar un sentimiento tan fuerte que me impulse a cometer locuras sólo por ver a alguien sonreír.  Me he mantenido a raya gracias a que nadie es capaz de amarme con todos mis defectos.
Mi enfermedad me ha demostrado que soy una presa y que nadie me puede liberar, nací de esta forma y para eso no hay botón de reinicio, me he tomado el tiempo preciso para ser el único protagonista de mi historia y por eso también seré el único director que orqueste su final.
Me siento privilegiado frente a los que necesitan planear burdos trucos para morir… yo no tengo que esforzarme, lo único que tengo que hacer es dejar de lado mis medicamentos y darle rienda suelta a mi cáncer, o, por el contrario… sobrepasar la dosis de medicamentos para el asma, con lo que lograría detener mi corazón.
Tal vez mis palabras sólo te inspiren lástima o quizá hasta desprecio, pero la realidad es que en mi vida el único con derecho a juzgar y decidir soy yo… muchos piensan que soy fuerte, que nada puede destruirme, pero lo cierto es que solamente aprendí a recibir los golpes sin quejarme. Algunas veces he logrado sentirme entusiasmado disfrutando la vida mientras ignoro los límites, en ocasiones he capturado rostros y sentimientos que luego me sirven de máscaras para la aceptación, tal vez porque sigo esperando que las cosas cambien para bien, o al menos dejen de doler tanto.
Aceptando mi cruda realidad he podido atesorar momentos en mi corazón que son capaces de darme fuerzas, he bailado bajo la lluvia cuando todos se refugiaban del temporal, he sentido la luz del sol penetrar en mis pupilas y le he cantado a la luna muchas veces más que Bruno Mars mientras espero que mi alma gemela tome mis escasas fuerzas y siga su rumbo a la felicidad.

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