03. Min Yoongi

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🐈

La semana que habían reservado en el resort de lujo, había acabado más rápido de lo que Seokjin esperaba. El ambiente continuaba tan tenso como cuando llegaron al lugar, nadie se hablaba más de un par de monosílabos, sólo lo estrictamente necesario. No comían juntos, no salían a recorrer el lugar, ni disfrutaron de la piscina o la playa que tan cerca estaba. El staff prácticamente, no tenía material para formar los videos que mostrarían a las fans y tampoco sabían como convencerlos de salir de sus habitaciones. Seokjin era quien más culpable se sentía, y tal vez la culpa que surgió después de esa reunión devastadora frente a su jefe, jamás lo abandonaría, aun si conseguía que sus colegas lo perdonaran.

—Procuren tener su equipaje listo, porque nos marcharemos por la tarde —repitió el manager a cada uno de los miembros de la banda que se encontró por la mañana, cuando aparecieron a distintos horarios a coger su desayuno. Todos asentían sin ánimos.

El staff suponía que estar en la otra locación, con la privacidad que les permitiría la cabaña, los ayudaría a mejorar la situación actual.

—¿Quién falta? —el manager Sejin contabilizó rápidamente a los chicos en el interior de la camioneta que los trasladaría, notando la ausencia de uno en particular. —¿Dónde está Min Yoongi? —Seokjin alzó su mirada de su celular, dándole una mirada a Hoseok, quien era su compañero de habitación.

—Iré a buscarlo —se ofreció. Pero, Jin lo detuvo con su mano en el brazo. El bailarín sintió que su piel se quemaba con su toque.

—Déjame ir a mí —casi rogó y el otro simplemente asintió.

—Tienes cinco minutos —advirtió el manager y Jin corrió al interior.

Llamó dos veces a la puerta que correspondía y esperó.

Sólo había silencio.

Entonces, entró, aprovechando que la puerta estaba entreabierta. Sus ojos no estaban preparados para ver al más compuesto de los miembros del grupo, de la manera en que lo vio. Jin había notado que Yoongi casi no comió, y tampoco salió del cuarto, y aquello lo preocupaba, sabiendo que el rapero tenía por costumbre saltarse las comidas.

—Yoonie... —susurró, sintiendo sus ojos empañarse. Dio un par de pasos al interior y cerró la puerta tras de él.

Min Yoongi estaba sentado en el suelo alfombrado de la habitación, con sus piernas dobladas y pegadas al pecho, la mirada perdida en la distancia y un sinfín de hojas de cuaderno, arrugadas y descartadas a su alrededor. Su maleta a medio hacer, yacía sobre la cama deshecha, como si a mitad de la acción, se hubiera arrepentido.

Seokjin se dejó caer de rodillas frente a él, buscando que enfocara sus ojos en su rostro, preocupado por la manera en que se encontraba Yoongi.

—Si me dices que estás así por mi culpa... no podré perdonármelo jamás —murmuró, más para sí mismo que para el rapero.

—Estoy bien —susurró, aunque sus ojos vacíos no lo miraron. Sin embargo, éstos se cargaron de lágrimas que cayeron automáticamente. Su rostro se comprimió en una mueca y un sollozo le cortó la respiración, ahogándose con su llanto.

Jin se inclinó al frente en una reverencia completa, queriendo disculparse por el inmenso daño causado.

—Dios, soy una mierda... —lloriqueó el mayor, hablando sin alzar la cabeza aún. —Perdóname por hacerte esto.

Jin era consciente de lo reservado que Yoongi era con todos, y que sólo a él, le había abierto las puertas de su alma, sincerándose, contándole sus más profundos temores e inseguridades. Yoongi había confiado sin reservas en él siempre, cediéndole el dominio, a pesar de su postura dominante. Y Seokjin lamentaba no haber pensado en eso, cuando todo se fue al carajo. Yoongi no era el chico duro y frío que aparentaba ante las cámaras, sino, todo lo contrario. Él era un alma noble y particularmente sensible con las personas de su afecto. No sólo había roto su corazón, sino que había desmoronado el castillo de ensueño que construyó para ellos, en la intimidad de su estudio.

El Viaje [JinxAll]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora