Capítulo Dos

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De ellos aprendi - David Rees

Trataba de mantenerme o mostrarme tranquilo mientras Aster se sacaba las cintas que le envolvían las manos, cuando terminó con estas volteó a observarme muy fijamente, y me dijo o mejor dicho, me ordenó que la siguiera. Con todo lo que había ocurrido, la realidad es que me hacía sentir tan intimidado que no podía mantenerle más de cinco segundos la mirada.

Ella empieza a caminar rumbo a la salida y justo antes de salir se voltea hacia mí y me dice:

 Bueno, primero que nada, este lugar es el Panteón, acá se hacen todos los entrenamientos físicos, y es donde tendrás que venir a entrenar se voltea y sale del lugar.

Yo solo le seguí el  paso como un acosador, sin rumbo ni dirección, y sin muchas explicaciones de a dónde nos dirigimos. Pero, valorando mi vida, decidí que era mejor no preguntar. Al hacer el mismo camino de regreso me di cuenta que estábamos camino a las residencias.

 Vas a hacer todo lo que te diga, no me importa si te parece bien o no, lo haces y punto yo seguía sin decir ni una sola palabra.

— Hay mucho por hacer y poco tiempo que perder seguí mudo pues no quería emitir ni un minúsculo silbido que pudiera afectar su ira.

 Aló, ¿me escuchas o te comieron la lengua los ratones?

 Te es-escucho – dije tartamudeando.

"Te es-escucho", ¿puedes hablar como un ser normal o cupido no les enseña a hablar?

 Si si-si a lo que ella se detiene y me mira.

 A ver, si vamos a hacer esto, empieza por hablar bien, ¿entendido?

 Si – Afirme.

 Genial, continuemos.

Subimos al segundo piso y llegamos a una habitación, era la 227.

 Esta es mi habitación — me dice  No tengo idea de cuál es la tuya.

 228 — susurré

 ¿Qué dijiste?

 228. Eso dijo la directora.

 Ok angelito, habla bien, no te voy a matar, al menos que eso te busques — el color se fue de mi rostro por décima vez en el día.

 Es broma, es broma, ya uno ni bromas puede hacer.

Aster abre la caja que me dio la directora y entre las cosas, encuentra mi llave, a lo que abre la puerta y entramos a la habitación. Era un cuarto pequeño, con un baño a la derecha y un armario a la izquierda, una ventana por la que podía ver El Panteón, mi cama estaba en el centro y habían otros objetos bastantes extraños que no podía identificar que eran.

 Bueno, ordena tus cosas y nos vemos mañana.

 Eh-eh, una pregunta — me armé de valor  ¿Qué es ese objeto cuadrado frente a mi cama?

Se voltea muy sorprendida.

 ¿Hablas del televisor? — dice señalando el objeto.

 Si, supongo. ¿Para qué es?

 ¿No sabes lo que es?  niego con la cabeza  Ya va, ya va, ¿me estás diciendo que no sabes lo que es una película, o una serie?

 N-no ¿qué es eso? — decir que estaba perdido sobre que hablábamos es una palabra muy chiquita.

 No puedo creerlo, ¿nunca has visto películas de Disney?

 No.

 ¿Peter pan?

 No.

 ¿Bambi?

 ¿Eh? No

 ¿Enredados? ¿Nada?

 No, ¿de qué estamos hablando?

 No lo puedo creer, que vida tan triste, los de allá son peores de lo que creí. Ok voy a venir aquí todas las noches y vamos a ver una película, no pienso permitir que vivas acá sin saber lo que es eso — la miro un poco confundido con el cambio de actitud tan brusco — No creas que hago esto por buena gente, no sobrevivirías ni una charla con un humano sin eso, así que te estoy haciendo un favor — Sonreí —  Ah, y también te enseñaré a usar tu teléfono  dijo señalándome un objeto sobre mi mesa de noche  Por ahora te dejo descansar y nos vemos mañana.

Me quedo solo en la habitación por primera vez en el día, el silencio más el vacío solo le daban más espacio a mis pensamientos por lo que ordenar suena como algo super divertido. Coloco el contenido de la caja en el armario y miro a mi alrededor pensando en que este pequeño lugar será mi hogar por el resto de mi vida, y en todo lo que me trajo hasta acá. 

Llego a entender porque muchos de los humanos no confían con facilidad, incluso por quienes darías la vida son capaces de traicionarte por la espalda cuando menos lo esperes. Me encantaría dejar de sentir por un momento, ser menos humano en ese aspecto y superar todos estos traumas.

Entre todos mis pensamientos, decidí tomar un baño para poder relajar todas las sensaciones que viví en el día y que llevaba experimentando en las últimas semanas. Una vez dentro de la regadera siento como el agua cae por mi cuerpo, al menos hay agua tibia; aunque el ligero ardor en las heridas de mi espalda hacia que saltara de a momentos, sin embargo, el sentir como mis músculos se relajaban y el ritmo de mis pensamientos se detenían, hacían que cada momento de dolor valiera la pena.

Quise por esa noche, no pensar más, así que me puse algo cómodo y fui directo a mi cama que parecía llamarme desde lejos. No sé cómo será mi vida a partir de ahora, pero si de algo estoy seguro, es que si no he muerto hasta ahora, probablemente pueda sobrevivir a lo que queda. Y capaz ignorar todo lo que me trajo hasta aquí sería un gran paso para lograrlo.

:)



How to be a HeartbreakerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora