Capítulo Cinco

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Somos uno - Axel ft Abel Pintos

Eran las cinco y diez de la mañana y ya estaba listo para salir a entrenar, pero al cruzar la puerta saltó en mi lugar.

— ¡Rayos! — pongo una mano en mi pecho — Casi me das un infarto.

Aster estaba al lado de mi puerta esperándome, aparentemente.

— Segundo día en Noncorde y muere — pone una mano en su mandíbula como si estuviera pensando — Si definitivamente no sería un buen título.

— Lo siento, ¿qué haces aquí?

— Vengo a llevarte a un tour por la ciudad — mis cejas se fruncen y la confusión me embarca, se supone que mi prioridad es aprender a romper corazones y no dar vueltas por la ciudad como turista.

— No pongas esa cara fueron instrucciones de la directora, si fuese por mí ya estarías haciendo abdominales — si, la idea de pasear por la ciudad suena muy bien ahora.

— Ok.

— Vamos — empezamos a caminar hacia la salida de las residencias — No te voy a llevar a todos los lugares porque no terminaríamos más, así que solo serán algunos puntuales para que entiendas un poco como funciona la vida aquí.

— Perfecto.

Salimos de las residencias y ella se dirigió al estacionamiento. Las residencias eran muchos más grandes y extensas de lo creí pues Aster me explicó que la parte en la que estuve solo eran para los rompecorazones que tenían permitido bajar a la tierra, el resto lo dividían por los más pequeños y los que no eran ni uno ni otro solo necesitaban entrenamiento y un par de años.

Llegando me pregunto ¿cómo planeaba llevarnos al interior de la ciudad? cuando veo dos bicicletas, una azul y otra morada, cabe acotar que nunca me había subido a una, me detengo simplemente mirando entre tanto ella se pone su casco y se sube a la suya para darse cuenta que yo sigo en mi posición anterior.

— ¿Qué esperas?, está es para ti —señala la morada— Súbete.

— No sé andar en bicicleta, creo que así se llaman —murmuré.

— Al menos sabes su nombre, eso es un avance — ella se baja de la suya y se acerca a mí, aún con todo su equipo puesto.

— Bueno, te voy a enseñar — nos acercamos a la que sería mi transporte en esta aventura — Primero pasa tu pierna por encima para quedar sobre ella — hago lo que me dice — Bien, ahora agarra el manubrio —lo agarro— Siéntate — lo hago — Bien ahora —saca de atrás un casco azul cielo y lo coloca en mi cabeza para con un click cerrarlo y mirarme — Estamos listos, ahora vas a colocar tus pies en los pedales y vas a empezar a pedalear subiendo el ritmo para no caerte y manteniendo esto — señala el manubrio — En una sola dirección no dejes que se vaya, vas a empezar por el estacionamiento cuando tengas mas confianza vamos por la calle —levanta ambas cejas dos veces.

— Bien

Tres caídas después.

— Ok, sabes que no tengo tiempo para esto, espérame aquí — dice volviendo corriendo a las residencia mientras yo me recuperaba de mi última caída.

Veo como vuelve con dos ruedas más pequeñas en mano.

— Estas — levanta las mismas mientras termina de acercarse — Se llaman ruedas de ayuda, harán que no te caigas y andes con más libertad — se agacha y las empieza a colocar en mi bicicleta  — Normalmente se utilizan en niños que recién aprenden, principiantes. Y tú —murmura finalizando su trabajo y levantándose — No sabes nada de la vida y estás aprendiendo a andar en bicicleta, así que es lo mismo.

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⏰ Última actualización: Mar 04 ⏰

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