El deseo de Izayoi

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Todo tuyo mi Gaby O. Espero te guste y lo disfrutes... :P

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6 años atrás...

La posición de la luna indicaba que era casi medianoche y que la gran mayoría de los humanos seguramente dormía dentro de sus chozas.

Tōga sentía que era magnífico el aire rozando su rostro mientras volaba. En momentos así, en que flotaba y recorría los cielos meciendo en el aire el final de su gran estola, era cuando más agradecía los privilegios de ser un demonio; poder volar era magnífico y él lo disfrutaba y lo apreciaba, en especial cuando las noches eran frescas como aquella.

Estaba ansioso por llegar a su destino, hace dos meses que no veía a su mujer y sentía que todo su ser la reclamaba a gritos. Ya deseaba sentir en persona todo lo que esa hembra le provocaba; esas sensaciones que si se lo preguntaban, no sabría cómo describir. Era algo tan inmaterial y a la vez tan tangible que en ocasiones le hacía perder la razón. Ni siquiera podía pensarlo... Sólo podía sentirlo, disfrutarlo y vivirlo. Izayoi despertaba en él una mezcla de sentimientos y sensaciones que en siglos vividos jamás había experimentado; hasta que su camino se cruzó con el de ella.

Conoció la ternura y el cariño: sensaciones que mientras el tiempo avanzaba, su ser demoniaco e ignorante de eso; exigía recibir más de aquella calidez, más de ese confort emocional que sólo ella podía brindarle. Con Izayoi, descubrió lo que era la angustia al pensar que cualquier cosa podía sucederle a ella entre sus largas ausencias, por poseer un cuerpo tan frágil y expuesto a cualquier peligro. Descubrió que podía sentir celos; sí, había momentos en que creía que podía enloquecer al solo pensar en que otros hombres desearan tenerla, pero por suerte, tenía la madurez suficiente para no perder los estribos respecto a eso, porque si de algo estaba seguro es que ambos se correspondían y compartían una confianza mutua. Pues eso, quedaba muy en claro cada vez que se encontraban; y era en esos momentos en que Izayoi despertaba en él más sensaciones que nunca: el placer desinhibido que aumentaba en cada entrega, el deseo de poseerla y no conformarse con hacerla suya solo una vez. Gozaba de esa exquisita contradicción pasional que se apoderaba de su propio cuerpo, primero: sintiéndose increíblemente poderoso entre esas suaves piernas, justo cuando su virilidad traspasada la deliciosa y húmeda intimidad de su mujer tomándola para él; y luego encontrarse completamente indefenso bajo su hermoso cuerpo, cuando ella se montaba sobre él, gobernando su entera masculinidad. Porque en efecto, él se entregaba ciegamente a ella, Izayoi podía ponerlo a sus pies con un simple beso o la más mínima caricia que originara de sus frágiles manos. Pues, tan solo su delicado tacto lo hacía suplicar más de esa mujer. Por eso y porque estaba condenadamente enamorado de ella, hace solo dos meses la había convertido en su legítima esposa, y de eso; ya no había vuelta atrás. Porque su alma, su cuerpo y su corazón ya no podían seguir existiendo sin esa hermosa mujer.

¡Por todos los infiernos! aquella princesa era su perdición y él lo sabía. No obstante, ella se había convertido en lo más preciado de su existencia, una persona importante para él y a quien deseaba proteger con su propia vida.

Mientras recorría el camino aéreo, los gritos de una anciana, el olor a sangre y el aroma de una peligrosa yōkai que él conocía muy bien, interrumpieron sus profundos pensamientos y todos sus sentidos se activaron en alerta.

¿Qué estará haciendo ella por estos lugares?

Se preguntó el Inu daiyōkai preocupado, al sentir dicha esencia. Pensó entonces que su bella esposa tendría que esperarlo un poco más, pues algo sucedía cercano a su ruta y decidió no ignorarlo.

Hasta que mi esencia se desvanezcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora