Fireboy and Watergirl: La leyenda del templo de fuego y agua

Solo una oportunidad

Capítulo 5 (Final)

   - ¡Alto! - Grita Grey igual que la primera vez, incluso más estruendoso, tanto, que hasta los animales de afuera del templo corrieron del miedo. 

Los niños chocaron entre sí, solamente se golpearon las cabezas. Tumbados en el piso, se frotaban las heridas y se quejaban del dolor. El fantasma había sido muy cuidadoso y paciente con ellos por ser niños, pero definitivamente estaba harto de soportar tantas niñerías. Y eso que esta era la única vez que eso realmente estaba justificado. 

   - ¡¿Qué les pasa?! ¡¿Qué no quedó claro lo peligroso que es usar indebidamente sus poderes de fuego y agua?¡

   - Es que él empezó

   - Es que ella empezó - Contestaron al mismo tiempo como protesta al regaño. 

Es vedad que los fantasmas dan miedo, pero este fantasma daría miedo, pero el miedo real de ser bofeteado con reclamos, muchos reclamos. 

   - ¿Y qué importa quién empezó? ¡Los dos se atacaron! ¡Los dos pudieron matarse! - 

Estaba tan furioso que ni oportunidad les dio de justificar sus razones para haber atacado, continuó con su sermón.

   - He estado años aquí atrapado, y créanlo, me sé tantas tipos de muertes, tantos. Pero definitivamente la más impotente de todas era en la que por un simple pleito, el macho fuego y la hembra agua se atacaban, y morían. ¡Literalmente entraron como aliados buscando una mejor vida y acababan asesinándose aquí! Condenando sus vidas, sus almas y cuerpos a vagar eternamente. 

Tanto Hariq como Perliká se pusieron de pie, a cada palabra dicha más apenados.

    - Saben, imagino que a ustedes como niños les aburren mucho sus clases de Historia, ¿pero saben por qué les repiten tanto esa clase? Es para que sepan sus orígenes, de donde vienen, como llegaron a ser lo que ahora son; pero lo más importante de todo, para que puedan ver los aciertos, y en especial, los errores de sus antepasados. Tan solo mírenlo, a pesar de que Fireboy y Watergirl eran esposos, reyes, compañeros, completos amantes, fueron ellos mismo quienes se terminaron matando. Si su pueblo los separó, como dicen, es porque quieren evitar que ustedes, cometan el mismo error. Si uno de nosotros tres falta, tanto ustedes, como yo, como su pueblo, quedaría condenado. - 

Los dos niños se veían encogidos de hombros uno al otro, tan avergonzados que cubrían sus manos tras la espalda, y se rascaban la pantorrilla con un pie. 

    - Debo sacarlos de aquí, no quiero volver a ver una discusión entre ustedes, ¿queda claro? 

   - Sí Grey... - Contestan los dos niños a la vez.

   - Perliká perdón por lo que te dije

   - Lo mismo digo, ya no volverá a pasar

   - Bien, ahora, no hay tiempo. Perliká, practica tus movimientos y saltos, Hariq, estudia un rato el funcionamiento de las palancas, solo tenemos una oportunidad para salir de esta sala y continuar. 

   - ¡Sí señor! - Dicen los dos infantes en voz alta, haciendo un saludo militar. 

Tardaron un buen rato, incluso más de lo planeado, pero ahora estaban mejor preparados y confiados para seguir. La niña sube de nuevo, y a la cuenta de tres, el fantasma les da la señal. Nuevamente Perliká corre, ahora aunque cansada, salta ágilmente, como una gota de agua rebotando en un charco. Pasa se largo, y al mismo tiempo que empuja la piedra, y Hariq activa la palanca en los momentos exactos,

Grey se sentía orgulloso de ellos, incluso los felicitó. Así, pasaron las salas 21, 22, 23 y 24

Sin embargo, había una cosa que Grey no les había dicho a los niños, y era el momento de hacerlo. Además de los diamantes de agua y fuego, existían en el templo un tercer tipo: "Los diamantes obsidiana". Era curioso, sí. Era irónico, también. Estos eran grisáceos, tanto como una piedra, incluso se llegaban a falsificar usando piedras y tallándolas con forma de joya. Había 7 de estos diamantes, tan bien escondidos que nadie los había tomado. Cada uno estaba repartido en una sala distinta, eran los últimos diamantes que quedaban, así que, pronto podrían salir de allí.