Deja de mentir.

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Tsuna se quedó callado, no iba ha gritar llorar o lamentarse por la situación. Sabía que tarde o temprano llegarían a esto y que Reborn le estuviera avisando con tiempo ya era de por sí sorprendente y amable de su parte.

Tendria más miedo de lo que estuviera planeando él hombre, sí este no lo estuviera mirando a los ojos con tantos sentimientos encontrados como la incomodidad de dar esta gran noticia.
Sus guardianes entenderían y serían los primeros en intentar que todos vieran lo genial que era, pero él no se sentía cómodo dejando de fingir.
No entendía porque tenía que impresionar a gente que nunca le importo.

—¿Tengo otra opción?—preguntó por lo bajo.

Cómo temiendo hacer enojar lo suficiente a su tutor para ser golpeado. Pero eso no sucedió, al contrario, la mirada de Reborn se suavizó un poco más, y sin decir nada lo tomó de las manos, un apretón cálido y seguro.

—Hay otra opción, pero creo que esta es la mejor—prometió.

Tsuna sabía que no estaba le estaba mintiendo. Su intuición le decía que no era así. Pero saber que Reborn, el tutor espartano, el mejor asesino del mundo y ex arcobaleno del Sol podría ser así de suave era sorprendente. Pero no por eso menos halagador saber que tendría un lado suave.

—Me imagino que debe ser a partir de hoy—suspiro mirando con atención sus manos. Parecían tan fuera de lugar al ser sostenidas con seriedad por su tutor.

—Sí, luego será peor—sonrió de lado, con una cara mueca de sadismo remarcando sus facciones—podrías golpear a Mochida.

Tsuna comenzó a reírse por lo bajo, pero asintió en reconocimiento. Nunca lastimaria al chico mayor. Pero el reconocimiento ante la broma estaba ahí.

—Supongo que los chicos ya lo saben.

—La escuela fue notificada del cambio de apellido, te recomendaría usarlo podría ser peor luego—enumeró más tranquilo ante la calma del cielo—los guardianes ya lo saben, todos ellos.

—Bien, no me dejaste salida—soltó las manos suavemente y con una de sus mejores sonrisas se levantó de su lugar. Aunque en el fondo pensaba que podría salirse con la suya todavía usando su apellido real.

—Baja ha desayunar, fue bueno que te levantaras temprano—se despidió mirando con atención al castaño, pero reaccionando un par de segundos después para salir del cuarto.

Tsuna asintió con un tarareo bajo, tomando su mochila y sus cosas. Levantarse temprano no era tan malo sí al fin te habías acostumbrado. Así que solo bajo las escaleras sin su torpe caminar y desayuno como una persona normal. Sin Reborn robando su comida por placer, solo examinandolo con atención en busca de algún signo de estrés o ansiedad.
Pero no encontró más que una sonrisa ligera mientras desayunaba por una vez toda su comida sin ser robada.

Cuando salió de casa y camino rumbo a la escuela se sintió tranquilo, saber que tendría un nuevo inicio no parecía tan malo. No cuanto Yamamoto y Gokudera se unieron a su tranquila caminata. Entre peleas y risas, era un día normal, bueno, casi normal con todos los cambios que se le vendrían encima.

—¿Esta seguro Décimo?—la voz del peliplateado distrajo a Tsuna de su charla sobre los nuevos movimientos de espada de Yamamoto.

—Reborn dice que es lo mejor—se encoge de hombros, nunca aceptaría que estaba un poco nervioso por todo—aunque creo que pediré que me sigan llamando Sawada, después de todo sigue siendo mi apellido.

El azabache comenzó a reírse un poco, antes de darle al castaño una palmada emocionada en la espalda. Al parecer resultaba un poco entretenido como Tsuna seguía intentando aferrarse a la normalidad. Cosa que su vida ya había perdido hace mucho tiempo.

—¡No empujes al décimo, friki del béisbol!—Gokudera grito.

Y así iniciaron los gritos de nuevo, hasta que llegaron a la escuela. Raramente puntual para cualquiera que no conociera perfectamente al castaño. Hibari solo asintió al verlos pasar, aunque era más un reconocimiento para Tsuna quien saludo emocionado y mostró un bento hacia su guardián más fuerte en forma de agradecimiento por salvarlo hace unos días atrás.
Que para el resto de guardianes que no eran más que un par de moscas revoltosas en su preciada escuela.

Tsuna ignoro a propósito la pelea de sus guardianes en favor de llegar a tiempo a clases para no ser mordido hasta la muerte por él azabache. Tenía suficiente con las torturas de Reborn de todos los días, no quería agregar más a su larga lista de pendientes. Cuando estuvo por los pasillos pensó en hablar con su primer maestro. Después de todo las noticias vuelan rápido.
Pero la campana sonó y fue llevado en un lío de extremidades de sus guardianes en cuesta arriba hacia el salón, por unos segundos ignoro todo hasta ser llevado a su lugar. Después de todo, sus amigos la saludarián cuando tuvieran tiempo libre, aún así les sonrió.

Eso fue hasta Nezu-sensei entró por la puerta del salón con su horrible cara y risa presumida. Sosteniendo exámenes y hablando sobre lo mal que lo hizo Tsunayoshi otra vez, al parecer era él único que no había notado el arreglo en los apellidos.

—Bien, ahora empezaremos con la lista—dijo mirando con suficiencia hasta el castaño que no parecía avergonzado ante la platica matutina.

Tsuna prefiero ignorar al profesor mirando con la ventana con gran atención, cuando llegara su turno se daría cuenta. Aunque podría filtrar bien los sonidos, en ocasiones se concentraba tanto en algo que no reaccionaba hasta que Hayato le hablara. Esta vez fue uno de esos días.

—Juudaime, debe contestar—el susurro no fue discreto, pero lo suficiente alto para que algunos lo escucharán.

—Gracias Gokudera-kun—la sonrisa para su guardián de la tormenta su brillante—¡Presente!, puede seguir usando Sawada.

Y el escándalo se armo en el salón de clases. Habían escuchado el apellido Vongola, pero no habían encontrado a nadie nuevo para que sea el heredero de la más grande empresa de tecnología de Japón, sino del mundo. Eso fue hasta que Sawada contestó en su lugar. Muchos quisieron reírse y otros dijeron que eso no era posible. Que la lista debía estar mal.
Pero el maestro verifico un par de veces sorprendido por esta nueva revelación.
Pero él maestro no encontraba que la lista estuviera mal, se vio tentando en salir del salón e ir directamente a la dirección por una explicación, pero al parecer no hizo falta cuando el director llegó acompañado de a quien Tsuna más temía ver.

—¿Reborn?—el chillido que salió de sus labios provocó que Yamamoto y Gokudera se acercaran a auxiliarlo.

—Dame-Tsuna—sonrió divertido, estaba esperando esto con ganas—digo, es un placer verlo décimo Vongola—se burló con ganas ocasionando que Tsuna temblara en su lugar de impotencia.

—Alumnos, hay algunos anuncios importantes—él director se apiado del castaño por una vez en su vida.

Pero Tsuna no lo sintió así, fue la peor decisión de su vida. Sabía que debía preocuparse por la amabilidad que Reborn había mostrado en la mañana, ahora mismo por su propio descuido estaba pagando las consecuencias. Miró hacia sus guardianes con puro terror antes de dar un chillido más y levantarse del escritorio a toda prisa.

—No vas a huir—la voz del hitman asustó a varios alumnos, prometía dolor.

—Torturame en casa—grito con seguridad antes de abrir la ventana listo para lanzarse—pero yo me voy de aquí...

Ni termino de hablar cuando Reborn obligó a Leon a capturarlo y llevarlo hacia su lado. Tsuna miró al camaleón con ojos llenos de traición, tenían una amistad y el camaleón la rompió cruelmente. Era igual que su dueño.

—Yo confiaba en ti—le aseguro al animalito con ojos llenos de lágrimas—el dolor, la traición.

Reborn lo ignoro rodando fuertemente los ojos hacia atrás, Tsuna podía ser un dramático en cualquier buen día. Por eso lo ignorara hasta que termine su misión en la maldita escuela, ya en casa le daría el triple de entrenamiento.

Heyyy, escribiendo. Bueno, hay pocas historias donde Tsuna acepte su destino con la calma más grande del mundo, y acepte decir su identidad a sus compañeros. Entonces se me ocurrió escribir esto. Tal vez no tenga muchos capítulos, pensaba dos o hasta cuatro máximo. Veamos cómo va.

La verdad de Tsuna. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora