Capitulo 2. Haciendo planes

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Dio sus primeros pasos en el infierno. Supuesto infierno, mejor dicho. Todavía no sabía lo que pasaría ese día, estaba a punto de averiguarlo. Su nuevo instituto no se ve tan malo por ahora, el lugar es lindo y los pasillos se ven limpios. Sus padres insistieron en traerlo temprano, para dar una nueva impresión y esas cosas, teniendo como resultado que no haya ni un alma en todo el lugar. Al parecer los estudiantes de allí no eran puntuales. Mucho mejor para Steve, podría buscar su casillero y dejar sus cosas ahí sin necesidad de encontrarse con personas. Sabe que eventualmente tendrá que hacerlo, pero no es problema para él que se retrase el momento.

No tardó mucho en dar con él. Se encontraba en el primer piso así que se le haría más fácil llegar cada día, al menos tuvo suerte en ese aspecto. Tan ensimismado estaba metiendo sus cosas que no se percató que había alguien en el casillero de al lado, el sonido del mecanismo abriéndose fue lo que lo hizo reaccionar. Su mirada paso de la mano con la que estaba colocando uno de sus libros a la persona a su lado. Era una chica de su misma estatura, que usaba unos lentes redondos, también tenía el cabello rizado, corto y castaño, excepto por dos mechas rubias que caían por ambos lados de su cara. Ella lo miraba con una expresión curiosa, pero cálida y amable al mismo tiempo. Ambos parecían querer iniciar una conversación, pero ninguno sabía cómo. A Steve jamás se la ha dado bien hablar con las personas, gracias a lo que le pasó es complicado para él saber que decir. Imaginó que a ella le sucedía lo mismo, porque el silencio seguía reinando en el lugar.

La situación comenzaba a volverse un poco incómoda y él no lo soportó. Gente ya estaba empezando a llegar, llenando el pasillo poco a poco. Se aprovechó de ello y echó a andar hacía la dirección donde se suponía debía estar su clase después de cerrar su casillero lo más rápido que pudo. Realmente esperó no haberse visto tan maleducado, la chica le pareció amigable y no creía que tuviera malas intenciones, pero las personas lo ponen muy nervioso, no pudo evitar huir. Quisiera poder disculparse con ella, pero ya iba camino a su clase así que no podía hacer nada más.

La cafetería estaba llena de personas, como siempre. Cada quién en sus mesas predeterminadas. Lara caminó relajada hacía su lugar de siempre, dónde la esperaban Alex y Kate con sus bandejas llenas de comida. Se sentó rápidamente poniendo su bandeja con brusquedad en la mesa. Alex fue el primero en darse cuenta de la mirada de determinación en sus ojos. Sin darle tiempo a decir nada, las palabras salían de su boca sin parar.

⎯Hay un chico nuevo en nuestra clase. Supongo que lo notaron, ¿verdad? ⎯Ambos asintieron y ella continuó. ⎯Muy bien. Pues les traigo una propuesta, aunque supongo que ya tienen una idea de lo que les diré. Quiero que sea nuestro amigo. Sé que siempre hemos sido sólo nosotros, pero tengo un buen presentimiento sobre él ⎯Dirigió su mirada lentamente hacía donde estaba el chico nuevo, sentado algunas mesas después de la suya, totalmente sólo. ⎯Lo que he observado de él es que no ha hablado con nadie, así que es nuestra oportunidad para unirlo a nosotros ⎯Concluyó su discurso con una sonrisa. Alex, al contrario, tenía una mueca.

⎯No. Ni lo pienses. No voy a aceptar a nadie más ⎯Ya esperaba que él reaccionara así. Nunca le ha agradado que ella intente integrar más gente a su grupo, ya lo había intentado en el pasado y jamás había salido bien. Pero esta vez no iba a hacerle caso. Todo el día había estado observando a ese chico y no ha intentado hablar con nadie, tampoco sus compañeros intentaron hablar con él. Sin embargo, ella sería la excepción. Lograría que ese chico se uniera a ellos, aunque Alex se quejé sin parar.

⎯No seas tonto, Alex. Se ve que es una buena persona, así que se unirá a nuestro grupo quieras o no ⎯Cuando se le metía algo en la cabeza no había nada que pudiera hacerla cambiar de opinión, así que él aludido tuvo que resignarse.

⎯Yo... lo vi en la mañana. Su casillero está al lado del mío. Lara tiene razón, parece que es alguien bueno. Quería hablar con él, pero... no pude. Saben cómo soy con todo el mundo, especialmente los desconocidos... ⎯La voz de Kate sonaba calmada, cómo siempre. Con un poco de tristeza debido a lo que menciono. Ella era una chica extremadamente tímida e introvertida, las personas le generaban mucho pánico y eso la ponía mal. Siempre ha querido poder ser más abierta, pero era muy difícil para ella.

⎯Tranquila, Kate. Pronto seremos todos amigos ⎯Le dirigió una sonrisa conciliadora. ⎯Mañana hablaré con él. Podría hacerlo hoy, pero primero tengo que planear todo ⎯Miró a Alex ⎯Y tú, te quedas tranquilo porque la decisión ya está hecha ⎯.

Alex suspiró desde dónde estaba y siguieron con su almuerzo. Estaba segura de que pronto él cambiaría de opinión y también querrá que el chico nuevo esté con ellos. Después de un rato todos entraron a las clases, menos ella. Se quedó afuera del instituto, caminando por el patio. Ya luego entraría. Estaba emocionada con su idea, ya quería poner en marcha todo. Esperaba que el chico no rechazara su amistad.

El primer día de Steve no fue tan malo. Estuvo normal, para ser sincero. Después de encontrarse con esa chica en su casillero en la mañana, no pasó nada realmente interesante. Los profesores de cada clase se presentaron, hablaron un poco de lo que verían ese período, lo de siempre. Sucedió lo que esperaba, nadie hablo con él, ni se le acerco. No sé sintió tan mal como pensó que lo haría, para su sorpresa. Suponía que se debía a que ya estaba acostumbrado a estar solo, y a que todos lo ignoraran. Tuvo suerte de encontrar una mesa vacía en la cafetería, hubiera sido una situación muy incómoda tener que sentarse con desconocidos.

Durante el día pensó mucho en Paul. Demasiado para su gusto. Cuando todavía vivían en el mismo lugar, eso no sucedía porque siempre estaban juntos. Pero era imposible no pensar en él a cada momento, recordando todas las cosas que hacían antes. Cuando se escapaban a la azotea de su antiguo instituto y tomaban su almuerzo ahí. O cuando Paul le mandaba notas en medio de las clases, con dibujos graciosos y cualquier tontería que se le pasara por la cabeza, al punto de que el profesor tenía que regañarles. Miles de situaciones de ese tipo volvieron a su mente durante todo el día y no podía más con ello. Recordar todo eso lo ponía muy triste, lo extrañaba tanto. Lo necesitaba a su lado, como siempre. 

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2022 ⏰

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