Giros

Encuentros

Capitulo 3

Hacia una semana que lo habían dado de alta en el hospital pero aun no asistía a la escuela, pero eso no significaba que no estuviera haciendo algo de hecho era todo lo contrario, en las mañanas veía al psicólogo que la fiscalía y el abogado de su padre habían convenido y por las tardes tenia que estar dando su testimonio al sheriff sobre los maltratos de su padre, no podía ser mas agotador, desnudarse frente a Parrish para que le saque fotos a las cicatrices que su padre le hizo mientras le cuenta la historia de cada una al sheriff Stalinski, la peor parte fue regresar a su casa para mostrarles los lugares donde su padre lo golpeo, pero nada se comparo con decirles lo que paso en el sótano o como lo encerraba a veces por días en aquel maldito congelador... Y no le daba consuelo que al dia siguiente tenia que presentarse a clases porque sabia que todos absolutamente TODOS en le pueblo se habían enterado sobre lo que le había pasado en su casa ese día y se lo dejaban saber con esa mirada de lastima que le daban cada que salía con Derek odiaba eso, pero lo que mas odiaba era que aquellos que fueron sus vecinos de toda la vida ahora decían que ellos sabían lo que pasaba en su casa y nunca hicieron nada, no hicieron nada cuando escucharon sus gritos cuando padre uso su cinturón como látigo o cuando su padre rompió toda la bajilla sobre el y tampoco hicieron nada cuando su padre le quemo la espalda con cigarrillos y ahora hablaban indignados sobre su padre, para el tanto su padre como ellos eran culpables del infierno en el que vivió. Por eso no le emocionaba nada regresar a la escuela porque estaría lleno de esas miradas y de esas frases hipócritas.

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Antes de clases el director lo mando con la consejera, la maestra de francés la señorita Morrel quien le dejo saber que podía contar con ella cuando necesitara hablar o simplemente desahogarse, mientras algunos de sus compañeros se acercaron para saber como estaba y si necesitaba algo, además de tratar de sacarle algo sobre las cosas que le hizo su padre, a primera vista eran chicos preocupados pero si lo veías con detenimiento podías adivinar que los movía no era mas que morbo y Isaac lo tenia muy claro ahora estaba solo no porque lo ignoraran sino porque le enfermaba estar con esos chicos estúpidos.

Había terminado la segundad hora y estaba exhausto, tenia sentimientos encontrados por estar de nuevo en la escuela la que antes fue su refugio ahora era el lugar en el que menos quería estar y es que las personas no entienden que lo único que quería era olvidar pero ellos no lo dejaban. Fue directo a su casillero por los libros que necesitaría para la siguiente hora, entonces escucho aquella risa tan conocida para el, volteo por inercia y lo vio: Scott iba con aquel chico de los lunares riendo, era la primera vez en mucho tiempo que lo veía y no pudo evitar enrojecer había extrañado tanto verlo sonreír, de repente un chillido interrumpió sus pensamientos, volteo la cabeza solo para ser embestido por una maraña rubia que lo envolvió en un fuerte abrazo, el solo se quedo quieto no estaba acostumbrado a muestras de cariño por lo que no sabia como reaccionar, asi que solo se quedo incomodo esperando que Érica se separara de el, escucho una pequeña risa de Scott, el volteo a mirarlo solo para encontrarse con la mirada divertida de este haciéndolo sonrojar, el moreno lo saludo con la mano y el le devolvió el saludo con la cabeza.

-Me alegro tanto de verte Isaac, te echamos de menos- Dijo Érica soltándolo- ¿como sigues? ¿todavía te duelen mucho las fracturas?- el castaño la miro con ternura, detrás de ella Boyd negaba con la cabeza divertido

-Si Érica, todavía me duelen y no me ayudan mucho las embestidas- respondió, la chica enrojeció avergonzada- Y también los extrañe- añadió haciendo sonreír a la chica

- ¿Quieres ir a almorzar con nosotros?- dijo la rubia, el los miro sorprendido, solo para recibir una tímida sonrisa de los chicos.