❝EPÍLOGO❞

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Primer amor.

Me levanté bastante cansada, la verdad es que anoche no había podido dormir demasiado por quedarme haciendo las tareas del instituto que nos había dejado el tutor, que por cierto, el muy maldito había avisado horas más tarde que la entrega era hoy.

Y digamos que soy una persona algo perezosa, entonces las horas que pude haber avanzado las tareas lo hice escuchando música de mis bandas favoritas, sin embargo no me arrepiento de nada.

Terminé abriendo los ojos con pesadez y mientras trataba de acostumbrarme a la luz del sol que se colaba a través de las cortinas de mi habitación, agarré mi teléfono móvil y apagué la alarma que en este momento hacía aumentar más el dolor de cabeza que tenía.

—¡Agh! —me quejé mientras golpeaba un poco la almohada.

No quería ir al instituto.

Terminé corriendo las frazadas que estaban protegiendo mi escuálido cuerpo de las bajas temperaturas que hacían esta mañana, el frío estaba empezando a llegar y yo estaba más que feliz por ello.

Mis descalzos pies tocaron el frío mármol del piso haciendo que recorriera un escalofrío por todo lo cuerpo, metí mis pies en unas pantuflas y entonces caminé hacia mi uniforme el cual estaba colgado en una percha, justo al lado del espejo. Agarré la vestimenta y entonces lo dejé arriba de la cama.

Restregue mis ojos mientras de mis labios se escapaba un bostezo, no había podido descansar demasiado anoche.

Mientras me observaba en el espejo y me concentraba en peinar mi largo y castaño cabello que se encontraba hecho un desastre, en mi mente divagaba el sueño que había tenido. Era bastante extraño, ni siquiera me acuerdo demasiado bien.

Solo sé que me encontraba al lado de un chico, el cual tenía unos ojos bastantes llamativos y una sonrisa contagiosa, era bastante lindo pero... no sabía quién era. No recuerdo haberlo visto en el instituto o en alguna cafetería, sin embargo sentía que ya lo había visto de algún lado, como si nos conociéramos de otro lugar.

[...]

Me observé en el espejo y acomode un poco el uniforme que tenía puesto, a pesar de que estábamos a bajas temperaturas el instituto era bastante estricto por lo tanto teníamos que ir de falda a pesar de no sentir las piernas.

Una vez que ya había recogido el abrigo y una enorme bufanda roja se envolvía en mi cuello, terminé saliendo de mi habitación para así bajar las escaleras de dos en dos con cuidado de no hacerme daño. Una vez que ya me encontraba en la planta baja escuché las voces de mis padres e inconscientemente sonreí.

—¡Buenos días! —exclame, a pesar de que mi humor no estaba por los cielos, no quería hacerles pasar un mal rato a mis padres.

—Buenos días, cielo —respondió mi padre, el cual se encontraba organizando varias hojas que tenía en frente suyo y con una lapicera las rayaba, supongo que eran exámenes.

Mi padre era profesor de literatura inglesa.

—Buenos días —habló mi madre pasando al lado mío y asi darme un fugaz beso en la frente mientras tenía una taza de café en su mano derecha—. Hace bastante frío, ¿estás abrigada? —preguntó.

Con mis padres siempre habíamos tenido una buena relación, sobre todo con mi madre, nos entendíamos bastante y era como una compañera más en mi vida, podía confiar en ella y siempre estaba allí para aconsejarme a pesar de que siempre se encontraba ocupada con el trabajo.

Aflicción © #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora