7. Hogsmeade.

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La nieve había cubierto los terrenos de Hogwarts. Desde el interior del castillo, Nevaeh observó cómo los copos, plateados y pequeños, caían oblicuamente contra la ventana. Era una vista tranquilizadora desde el interior, pero el mundo exterior estaba peligrosamente frío.

Los estudiantes se iban de viaje a Hogsmeade, incluso Nevaeh decidió salir por una vez. Todo lo que hacía últimamente era sentarse en su habitación a estudiar o deambular por la biblioteca para conseguir algunos libros nuevos para ella.

Ir a Hogsmeade fue una gran oportunidad para que Nevaeh obtuviera una nueva pluma. El viejo había desaparecido mágicamente después de una larga sesión de estudio en la biblioteca. Lavender estaba feliz de pedirle prestada una a cambio de información privilegiada sobre el propio Ronald Weasley, pero Nevaeh tenía suficiente de eso y ahora necesitaba su propia pluma de vuelta. No podía seguir recordando los recuerdos de Ron porque solo le hacía más difícil mantenerse alejada.

Se puso su túnica de invierno y se envolvió el cuello con una bufanda gruesa, una que Hermione le había regalado la última Navidad cuando todo era tan diferente. Después de ponerse unos guantes, salió.

El viento frío la golpeó en la cara y sus mejillas instantáneamente se tornaron de un ligero tono rojo. Había pasado un tiempo desde que dio un paso fuera del castillo, pero se sentía refrescantemente bien.

La caminata a Hogsmeade fue tranquila y cuando llegó allí, la pequeña aldea estaba deambulando con estudiantes de Hogwarts. Por supuesto que tuvo que chocar con Draco, tenía tanta prisa que casi empuja a Nevaeh al suelo. Después de llamarse algunas blasfemias, Nevaeh gimió de molestia y vio al rubio Slytherin irrumpir en la posada de las Tres Escobas. Maldiciéndose a sí misma, continuó con su misión.

No tardó en encontrar la tienda Quill de Scrivenshaft, una pequeña tienda con todo tipo de artículos de papelería y plumas. Encontró una hermosa y larga pluma negra, era bastante costosa, pero Nevaeh la encontró digna de su precio. No necesitaba nada más y decidió caminar afuera por un tiempo.

-¿Nev? No te he visto en un tiempo.

Nevaeh se dio la vuelta rápidamente, agarrando la varita en su bolsillo como un acto reflejo. Dos ojos marrones la miraron, las mejillas enrojecidas por el aire frío. Lucy, su cabello había crecido sobre sus hombros y le quedaba muy bien. Nevaeh sonrió sin darse cuenta y posiblemente fue la mejor sensación en mucho tiempo.

-Lucy, hola.- fue todo lo que Nevaeh pudo decir, sintiéndose culpable por no haberle dicho nada a la chica, pero también sintiéndose incómoda al estar alrededor de cualquier persona por la que todavía se preocupaba tanto por el miedo.

-¿Estás...?- Lucy no pudo terminar la frase cuando pudieron escuchar a una chica gritar de miedo. Compartieron una breve mirada y cada uno corrió hacia la fuente del grito lo más rápido posible.

-Le advertí, le advertí que no lo tocara.

Nevaeh y Lucy encontraron a dos chicas de Gryffindor, una temblando de miedo y la otra tendida en la nieve fría. De repente, la niña tendida se disparó en el aire, levitando con las piernas y los brazos extendidos hacia los lados. Su boca estaba muy abierta como si estuviera gritando pero no salió ningún sonido. Era como si algo la poseyera.

Nevaeh tomó su varita y la sostuvo frente a ella sin darse cuenta, puro instinto en momentos de peligro. Cuando la chica de repente pareció caer de nuevo, Nevaeh justo a tiempo se aseguró de que la chica no se golpeara la cabeza con demasiada fuerza en el suelo usando su varita.

-¿Qué pasó?- Preguntó Hermione. Nevaeh se dio cuenta de la presencia detrás de ella, el trío dorado estaba detrás de Lucy y Nevaeh con los ojos muy abiertos.

-No lo sé, ella solo- ella solo- murmuró Lucy, incapaz de formar y terminar una oración.

Los ojos de Nevaeh escudriñaron el suelo cuando vio un collar sobre un trozo de envoltura. Se veía hermoso y caro, pero Nevaeh sabía que la apariencia era engañosa.

-Tiene que estar maldito, el collar.- Dijo Nevaeh, casi tan bajo como un susurro, pero lo suficientemente alto como para que los demás lo oyeran.

-Y no lo tocaría si fuera ustedes.- Hagrid murmuró.- Sólo se deben tocar las envolturas.

Así que eso es lo que hizo Nevaeh, envolvió con cuidado las envolturas alrededor del collar y lo recogió sin tocar la joya. Podía sentir lo cerca que el trío dorado estaba observando cada uno de sus movimientos y cómo Ron estaba a solo unos centímetros detrás de ella.

¿Por qué era que si sucedía algo malo, el trío dorado siempre estaría allí para ver que sucedía?

Black -Ron Weasley ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora