La solitaria habitación de hospital volvió a acogerme en sus brazos, ya casi como una vieja amiga. Miré hacia arriba encontrando el gotero de nuevo lleno de bolsitas de medicación, siendo consciente de que aquellos líquidos químicos eran, por el momento, el único soldado que luchaba en batalla contra mi cabeza.
Las noticias de las nueve se reproducían en la vieja televisión y contaban como las calles de Seúl comenzaban a adornarse con las luces propias de la navidad. Algo creció en mi interior, una emoción subyacente y comprendí que al Kim Taehyung que era, ese que de momento estaba perdido pero luchaba desesperado por encontrar una salida, le encantaba aquella época del año.
Niños y niñas acompañados de sus padres y abuelos brillaban camino a los desfiles propios de las fechas. Guirnaldas rojas y verdes prendían de farolas levemente iluminadas y la gente corría emocionada con miles de bolsas llenas de regalos, abrigados hasta la cabeza. Yo quería ser una de esas personas, quería gritar por las calles, y aunque ya estuviera crecidito, ponerme en primera fila para atrapar todos los caramelos posibles y luego repartirlos entre los enanos. Sin embargo ahí estaba, en esa fría cama, enjaulado de cuerpo y mente.
Era mi primer día intentando comer algo sólido después de un mes y una enfermera bastante amable me acompañó en mi primer desayuno, el primero de mi nueva vida que se reducía a una triste tostada con jamón y un vaso de leche. Me costó masticar, hasta mi boca parecía entumecida y tuve que recordar a mi cerebro un par de veces el mastica y traga básico para terminar aquel desayuno.
- Señor Kim - exclamó la enfermera - estoy muy orgullosa de usted, se lo ha acabado todo - parecía que iba a dar saltitos de un momento a otro y yo, sonreí, satisfecho.
La mujer recogió la bandeja con una mueca burlona en sus labios mientras hablábamos de trivialidades: cuánto tiempo llevaba trabajando en el hospital, cuántos hijos tenía y qué hacía para mantener el uniforme siempre tan limpio. Era una señora de baja estatura, aparentaría unos cincuenta años y era algo regordeta. En seguida hicimos buenas migas, agradecí eternamente como aquella señora que no me conocía de nada me tratase con tanto cariño.
Cariño... ese cariño no se comparaba con lo que sentí ayer por el enfermero que me hizo compañía. J. Con J no era esa sensación, no era un cariño fraternal. Lo que me evocó ese enfermero era un paso más, un sentimiento vibrante, cálido y yo solo podía pensar en si de verdad se quedó conmigo cuando me entregué a los brazos del sueño.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando, pasadas las diez, los que decían ser mis padres entraban en mi habitación. Abrieron la puerta violentamente, casi con miedo de que no me encontrara allí.
Mi madre portaba una carpeta color negro, algo inflada por la cantidad de papeles que debería haber dentro. No venían solos pues un hombre, de traje y corbata, se acercaba a mi cama con una sonrisa pintada en su rostro. Ojalá pudiera decir otra cosa, pero esa sonrisa, por muy amable que pudiese parecer, me dio la impresión de guardar una frialdad malévola, casi maquiavélica y no pude si quiera salir corriendo de allí para esquivarla. Miré a mi madre con curiosidad mientras ella soltaba la carpeta de golpe en la mesilla. Posó sus ojos en mí y simuló una risa, que ni en tres vidas me creería, pues parecía de todo menos sincera.
- Buenos días cielo. ¿Qué tal has descansado?
- Hola mamá, la verdad es que no he podido dormir much...
La pregunta de rigor, claro estaba. No me dejó ni contestarla adecuadamente antes de darme un leve toque en la pierna y comenzar a hablar otra vez.
- Mira, te presento - dijo señalando al que parecía un vendedor de seguros - este es Kwan, el abogado de la familia - "uuuy casi " pensé - Hijo como ya sabes, eres brillante en economía y contabilidad, tienes unos conocimientos superiores a la media y creemos de sobra que tienes las aptitudes suficientes para trabajar en la empresa de tu padre...- Hyeon sacó uno de los documentos de la carpeta - así que hijo, ¿para qué esperar? Solo tienes que firmar estos papeles y entrarás a formar parte de la empresa como asociado de honor.
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Recuérdame *TAEKOOK
FanfictionA veces, solo un segundo te obliga a empezar de nuevo ¿Se puede olvidar el amor verdadero? *Taekook *Drama