Las estrellas le habían predicho a Adhara Tonks y Harry Potter que después de la guerra podrían vivir en paz.
•continuación de star (h. potter)
•prohibida su copia y/o adaptación
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17 de julio del 2003
Algunas veces, Adhara releía el diario que había llevado consigo los siete años que estuvo en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicera, recordando especialmente, todos los buenos momentos que había vivido, y ese día, había optado por darle una pequeña leída, a los mejores días que vivió como estudiante.
La nostalgia le acompaño desde que despertó en aquella mañana de julio, por que después de ocho meses de estar comprometida con Harry Potter, el tan esperado día de su boda, llegó.
Se sentía emocionada, nerviosa, ansiosa, y sí, nostálgica, por qué aunque había esperado tanto por ese día, el saber que personas tan importantes no se encontrarán celebrando con ella, le provocaba un poco de remordimiento.
Como su padre, su hermana Dora, su cuñado Remus o su amigo Cedric, quien quizá, hubiese sido el más emocionado de todos.
Dejo el diario en un pequeño cofre, parandose de la silla para caminar hasta el espejo de cuerpo completo que se encuentra al lado de una gran ventana. Paso sus manos por la falda de su vestido, ladeando una pequeña sonrisa y soltando un suspiro.
Tenía que admitirlo, luce bellísima.
Su vestido sin hombros tiene un escote en forma de corazón bastante decente; es de un color perla, el cual tiene brillantes esparcidos y simulan estrellas, formando constelaciones. El peinado es realmente sencillo y delicado, y es que había optado por tenerlo suelto y con ondas, pero con una hermosa tiara de plata que tiene estrellas de diversos tamaños.
Inhalo y exhalo un par de veces, al caer en cuenta que por fin, estaría contrayendo matrimonio con Harry.
—Te ves bellísima.
Por el reflejo del espejo fue capaz de ver a su madre, quien viste una túnica color coral y su felicidad, se ve reflejada en su sonrisa y ojos cristalinos.
Su pequeña hija estaba creciendo muy rápido y no podía evitarlo.
—Gracias mami —dijo con un brillo en sus ojos.
Andrómeda camino hasta Adhara y la tomo los hombros con delicadeza; ambas se miraron en el espejo, con una pequeña sonrisa, sin poder evitar sentir la falta que hacían Ted y Dora.
—Tu padre está muy orgulloso de ti —aseguro Andrómeda, provocando que Adhara parpadeará continuas veces, ahuyentando sus lágrimas.
—¿Ah sí? —preguntó en un hilo de voz.
—Sí, las estrellas me lo dijeron —Adhara ahogo un sollozó y se giró para ver a su madre, dándole un fuerte abrazo.
—Los extraño demasiado, mamá —susurró sin poder evitar, que las lágrimas recorrieran sus mejillas.