De como la suerte está de mi parte... casi siempre

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Nota de Autor

Personaje hablando en español: "*En el cielo las estrellas*..."

Personaje pensando: "En el campo un avestruz..."

Personaje hablando el 'idioma común': "Y en el medio de tu pecho..."

Escena de recuerdo o relato: "Un grano lleno de pus..."

Fin de nota.

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Ugh, ya te alteraste. Por eso no me gusta contarte cosas, eres muy sensible y no te aguantas nada. ¡Bueno, ya, ya! ¡Esta bien, seguiré contando! Uishh, que humor.

¿En dónde estaba?... ¡Ahh, claro! Deseando no haber nacido jamás.

Honestamente, siento que hay mejores formas de llevar a alguien que arrastrarlo por el cabello, pero como no soy una esclavista profesional no opino.

El cuero cabelludo ya le dolía, al igual que la espalda por estar semi-inclinada, pero sabía que sería aún peor si se resistía.

La llevo por entre las jaulas, contó unas quince aproximadamente ¡Con aún más personas! (Curiosamente, la gran mayoría de los que llego a ver vestían las mismas ropas que Orbaz y su madre), hasta un poste de madera en el medio del campamento. O lo que supuso era una especia de campamento, después de todo había muchas carpas.

Estando allí, ató sus manos al poste con un trozo de cuerda (¿De donde salio? Ni idea) y la puso de rodillas.

"Si algo me enseñaron las novelas viejas y la Pasión de Cristo, es que esto se va a poner feo, ¡Para mí!" El miedo se hizo presente, el sudor le recorría la frente y la espalda, o quizás fuera solo el calor... No, definitivamente era su miedo. ¿50/50 tal vez?

En su distracción momentánea otro hombre se había acercado. Este era largirucho, el largo pelo grasoso se le notaba a leguas al igual que la cicatriz que le recorría la cara de una punta a la otra, iniciando por su frente y terminando por debajo de su mejilla izquierda.

"...Mierda, ¿Qué clase de Kylo Ren es este?" Quizás no era fan de la saga, pero vio unos tráileres aquí y allá, y sería una ciega si no se diera cuenta del obvio parecido con el personaje de ficción.

"Oye, el jefe dijo que no maltrates la mercancía." Hablo de la morena como si no estuviera ahí mismo. ¿Y cómo que 'maltratar la mercancía'? ¿Qué era ella, un jarrón?

El hombre gordo (al que bautizo Oloroso Joe porque, bueno, apestaba como el infierno), Oloroso Joe la tomo del cabello y tironeo llevando su cabeza de un lado al otro. "¡Esta perra se lo merece! ¡Se atrevió a morderme!" Estrelló su cabeza contra el poste y el mundo se lleno de manchas negras.

"¡Ugh...!" Ahora no sabía que dolía más, si su cuero cabelludo o su pobre cráneo que no había dejado de recibir maltratos a lo largo del día. "Creo que escucho borroso." En este punto, lo único que quería era una aspirina. Y un baño, sobre todo un baño.

"Solo le enseñare un poco de respeto." Escupió a un lado con cara de asco y procedió a rascar su papada. Una de dos al menos.

Ugh, concuerdo con Orbaz. Ese tipo era un cerdo.

El hombre largirucho se cruzó de brazos. "Bien, pero no dejes muchas cicatrices. El jefe sigue enojado por tu truco de la última vez. Le bajaste tanto el precio a la chica que mejor decidió matarla y no gastar en alimento para los caballos" Y así se fue, luego de decir algo tan horrible como que mataron y convirtieron en alimento a alguien.

¡Te maldigo, Salomón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora