1| Lilas

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La primera vez que vi a Jeon Jungkook fue en mi primer día de trabajo.

Aquella hermosa sonrisa de conejito me cautivó completamente, invadiendo mi rutina y deshaciendo las creencias más estupidas de lo que yo llamaba amor, y yo solamente quería un café.

Sin darme cuenta, todos los días, esperaba con ansias salir de la universidad para pasar frente a la cafetería y poder darte una mirada, con una sola me bastaba.

Sin darme cuenta, tarareaba canciones de amor que ni sabía que conocía.

Sin darme cuenta, me encontraba soñando con tomarte de la mano y llevarla a mis labios para depositar todo mi amor en ellas, porque tus labios eran prohibidos, eran demasiado para mi inútil ser y no merecían ser tocados por nadie.

Quizás si me daba cuenta, quizás solo ignoraba el hecho de que te colaste en mi ser como una hormiga en busca de azúcar.

Más todo fue aún más real cuando cruzamos miradas, palabras, -devastadoras, diría yo- ¿Como es posible que con un simple 'Hola' pusieras mi mundo de cabeza y los elefantes durmientes en mi estomago se levantarán extasiados al escuchar tu dulce voz?

¿Es algo que causas en todos o solo en mi?

Y ¡ah!
¡Como maldigo mi poca habilidad social!
Porque quería invitarte a tomar un té, pero las palabras se extinguieron.

Porque quería pedirte que fuésemos amigos, pero sólo pude devolver el saludo castamente.

Porque me acostumbré a mirarte detrás de las flores en el escaparate mientras tú atendías a los clientes con tu hermosa sonrisa.

Porque no volví a cruzar palabras contigo después de ese día.

¡Mi ser aún se arrepiente!

Y dirán que mi amor era irracional y sin sentido, pues más de dos sílabas no habíamos cruzado, que no le conocía.

¡Patrañas!

Puedo decir que le conocía más que a mi mismo.
Como que cada vez que limpia las mesas desocupadas canta y los clientes quedan cautivados por su voz.

Su manía de arrugar la nariz cuando sonreía.

Como que cuando Yoongi se burlaba o un cliente era grosero, golpeaba su lengua contra su mejilla interna.

Como observaba con atención todas las pequeñas cosas.

El lunar bajo su labio.

Las fotos de los atardeceres.

Y quizá, en algún momento llegue a enterarme que era huérfano y estudiaba fotografía en mi misma universidad.

Había infinidades de detalles en Jungkook, pero lo que más me causaba curiosidad era saber como el quería que le quisieran.
¿Amor puro e inocente?
¿Pasión irremediable?
¿Del amable y tierno?
¿O todo junto?

El pasar de los días, me encontraba buscando maneras de comunicarme con él sin ponerme en vergüenza.

Y recordé una vieja historia que me contaba mi abuela mientras bebíamos leche caliente y comíamos galletas.

Una historia de amor trágico de los años donde los matrimonios arreglados eran ley para los jóvenes.
Donde un amor prohibido y pasional se desarrolló con gran fulgor.
Dos jóvenes enamorados y de familias diferentes se comunicaban con flores, declarándose amor puro e incondicional sin importar lo que pasara.

Que sus lágrimas servirían para hacer florecer las flores que se enviarían y los pañuelos los utilizarían para envolverlas.
Su única manera de expresar sus sentimientos sin ser juzgados y separados por completo.

Un amor solitario, un secreto entre las tijeras que cortaban los tallos y los pétalos de colores.

«¿Por qué no?» me decía.

La flores siempre fueron parte de mi, desde que mi abuela me enseñó el significado de cada una de ellas. De ahí también mi pasión por la botánica.

Busque una flor que plasmara justo lo que sentía por Jungkook en ese momento.

Mis primeras emociones de amor por él.

Lilas.

Tan hermosas.
Justo del color favorito de Jungkook, pues las prendas de ese color jamás faltaban en su vestuario diario.

Lilas, porque los nuevos sentimientos que arrullaron mi ser eran devastadores como la profundidad del lindo morando de ellas.

Un miércoles, a las seis de la tarde justo cuando acababa su turno. Me aproxime a a la cafetería. Con cautela deje la flor en el mostrador junto a una pequeña nota negra y letras doradas:

Para: Jungkook
De: V

Y pensé que era imposible sentir mas de lo que ya sentía.
Que gran mentira.

Su hermosa sonrisa a leer la nota y ver la flor fue como una gran burla a mis suposiciones mediocres.

Sonrisa que llenó mi alma.

Desde aquel día, todas las semanas, cada miércoles y a la misma hora, dejé una flor en nombre de mis ocultos sentimientos, y en nombre de la timidez que no me dejó volver a hablar contigo.

El Floriografo - KTH&JJK [pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora