tres.

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Después de haber sido rodeado por un conejo de hermosas orejas de un color blanco muy llamativo, que les había hecho una broma.

Ellos en compañía de este último comenzaron a caminar en dirección del territorio de los lobos.

Caminaron entre los pastizales hablando de temas triviales, Jeongin ya había vuelto a su forma normal y no esperó en comenzar a golpear al conejo, aún siendo mayor que él.

Hace unos minutos...

-¡Perdón! -suplicó el pelinegro en un tono lastimero ya que el menor tenía sostenido una de sus orejas y tiraba con fuerza. -¡Yah~!... -siguió pidiendo el conejo.

Jeongin no cedió ante las palabras de Changbin. Su pollito se sentía resentido, casi le da un paro cardíaco al pensar que se trataba de un gato.

-¡No! -negó el menor soltando leves gruñidos, que enterneció al castaño que veía toda la escena con gracia. -¡Tu eres malo!

-¡No soy malo! -repitió el mayor, llevaba diciendo lo mismo unos minutos. Pero el lindo gatito se negaba a ceder.-¡Yo te puedo ayudar a llegar al territorio de los lobos! -dijo por último ya el joven como su orejita estaba algo adormecida por el tirón.

Jeongin al oír las palabras del conejo fue soltando su oreja poco a poco ladrando la cabeza confundido.

-¿Q-que? -tartamudeó confundido Jeongin.

-Yo tengo un amigo en ese territorio, pero es algo gruñón. -informó sobando su oreja que había sido lastimada por el menor. Soltando uno que otro quejido de dolor.

-¿U-un amigo? -volvió a hablar el menor sintiendo un estremecimiento de parte de su gatito al pensar en la idea de ser amigo de uno de esos lobos. -¿En serio?

-Eso es lo que dije. -musitó mientras acariciaba su oreja.

Jeongin asintió de acuerdo a sus palabras y fue así como comenzaron su aventura.

[...]

Ahora ya se encontraba a pasos de cruzar del territorio de los conejos al de los lobos.
De lejos se podía ver a unas personas con pose firme caminando de un lado para otro por las calles.

-Esos de ahí...-habló Jisung al detectar el olor fuerte de los lobos señalando a los hombres que estaban parados con ropa de policías. -Son gatos.

Jeongin miró a los señores y sintió su gatito temblar levemente soltando pequeños chillidos de temor.

Al parecer Changbin se dió cuenta de ello, ya que se acercó al menor posando uno de sus brazos por su hombro para darle algo de apoyo.

-No todos son tan malos-aseguró el pelinegro con una suave sonrisa en los labios -¡Vamos! -dijo con alegría comenzando a caminar.

Los dos chicos lo vieron con extrañeza.

-¿Acaso no tiene miedo?

La pregunta se repetía en la cabeza de ambos jóvenes que caminaban lentamente detrás del pelinegro que movía sus orejitas atento.

El ardilla junto al gatito caminaban con cuidado por las calles mirando de un lado a otro con temor, mientras que el conejito caminaba con total confianza. Casi como si fuera uno de ellos.

-¡Ahí es! -habló Changbin señalando una casa de un color verde pastel con suaves acabados en sus ventanas, con un pequeño jardín. -¡Ahí vive Jinnie! -habló comenzando a correr con total alegría hacia la casa.

Los jóvenes lo vieron con una ceja levantada. Jeongin llevó su mirada a Jisung, que también lo miró como preguntando si era buena idea.

Jeongin asintió comenzando a caminar al lado de su mayor.

En segundos Changbin ya se encontraba frente a la casa mirándola con cariño soltando un suspiro, a su lado se hallaban los otros dos jóvenes que lo miraban con curiosidad.

-Bien -dijo Changbin llamando la atención de Jeongin. -Pase lo que pase, no tengas miedo ¿de acuerdo? -le preguntó al menor que asintió levemente, pasando saliva.

Changbin, volvió su cuerpo en dirección a la puerta, dió dos suaves golpes escuchando el sonido de unos tacones dentro de la casa.

De pronto la puerta se abrió dejando a la vista de los jóvenes, una hermosa mujer de cabello corto, piel pálida muy suave a simple vista, con unos ojos negros que te dejaban cautivado y de eso lo aseguraban los chicos que se quedaron viendo a la señora.

-¡Oh! -exclamó la mujer al ver al pelinegro frente a ella. -¡Mi bebé!-dijo estirando uno de los brazos del joven para estrecharlo entre sus brazos con mucho cariño. -¿Que haces por aquí, bebé? -le preguntó dejando un suave beso en la frente del pelinegro que le regaló una sonrisa.

-Mamá Suni -habló Changbin sonriendo a la mujer -vine con unos amigos a ver a Hyunjinnie. -habló mirando hacia atrás pero se llevó una sorpresa al no ver a nadie.

La señora miró pero no vió a nadie. Llevó su mirada hacia el suelo encontrándose con un gatito que rodeaba a una ardilla entre sus brazos.

La señora soltó un chillido tierno ante la escena de esos dos pequeños animales.

Sin perder el tiempo, tomó al gatito entre sus brazos mientras este aún tenía a la ardillita rodeado en sus brazos.

-¡Vamos entra! -le dijo a Changbin ingresando a su casa con una gran sonrisa en su rostro.

Al ingresar a la casa, Changbin vió cómo la casa estaba tal como la había visto hace unos meses cuando vino antes de la temporada de invernación.

-¿Mamá? -se oyó la voz ronca de un joven que bajaba las escaleras levemente moviendo su cabeza de un lado a otro, como si estuviera buscando algo por el movimiento de su tierna nariz. -¿Hay un gato adentro?

El gatito que se encontraba abrazando a la ardilla comenzó a temblar con temor al oír la voz ronca del joven.

Gatito Valiente | hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora