(4) El corazón latiente de Andrés

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Narra Mauricio

Por fin había terminado de hacer mi tarea, el atardecer hacia que un rayo del sol entrara por la ventana de mi cuarto e iluminara una orilla de mi cama, también estaba haciendo calor... ¿calor?, reí al pensar que Andrés era la definición de calor. Ah, Andrés, ¿Cómo podía ser tan perfecto? Su cuerpo y su forma de ser, esa que lo hace ver tan agresivo, pero realmente es tan amable. Mi corazón comenzó a latir rápido, suspiré, él es tan perfecto y me gusta tanto.

Me acosté sobre la cama y cerré mis ojos sintiéndome cansado, el cansancio mental que ocasionaba la tarea y la escuela es algo de lo que casi nunca se habla, ¿quizá era solo yo que me sentía así?

Aun teniendo los ojos cerrados y estando acostado, me dejé llevar por mis pensamientos que cambiaron poco a poco y pronto mi respiración se volvió más lenta. Comencé a pensar en cosas sin sentido y mi cuerpo comenzó a sentirse relajado y pesado.

Mis ideas me llevaron hasta un bosque con colores muy brillantes y un largo camino rojo debajo de mis pies que llevaba a un castillo a lo lejos. Voltee a ver a todos lados; detrás estaba una montaña con una cueva oscura, a mi lado izquierdo una pequeña cabaña de metal resplandeciente, a mi lado derecho y en todo el camino delante árboles, solo árboles con hojas de papel pegadas en los troncos. No supe la razón, pero comencé a caminar hacia el castillo ignorando los pequeños pedazos de papel, ni siquiera sentí curiosidad por leerlos. No era por algo que pensé, solo lo sentía, sentía que tenía que llegar a ese castillo como si estuviera a punto de perder algo importante. Me sentía ansioso y con mucha energía.

Después de caminar por lo que me pareció una hora, me detuve por primera vez a apoyarme sobre un árbol incluso si no me sentía cansado en lo absoluto, una hoja de papel cayó a mis pies, así que la tomé y la leí:

"En el castillo se encuentra lo que más desean,

Pero solo uno de ustedes podrá obtenerlo,

Justamente el que tenga mejores razones"

Su amigo, El hechicero

—¿Qué es lo que más deseo? —hablé y me sentí extraño como si lo hubiera gritado. Pero no le tomé importancia.

Voltee a ver a un costado del árbol y me encontré con un caballo negro con una silla para montar y una espada junto a un escudo, debajo de estos sobre el pasto una corona que tenia diamantes en las puntas y en medio de esta un collar en forma de corazón, pero no un corazón de esos que se dibujan cuando las personas están enamoradas, sino la forma de uno real. No tuve curiosidad en lo absoluto y, como si supiera lo que estaba haciendo, tomé todo y me monté en el caballo para cabalgar directo al castillo.

No tarde mucho para ver de cerca las enormes puertas del castillo. Me sentía tan seguro y valiente, como si fuera a hacer cualquier cosa por aquello que deseaba, incluso si no sabía que era. Observé los objetos que había encontrado antes de bajarme del caballo y acercarme a abrir las puertas, me parecieron extraños, pero no me separé de ellos.

Abrí las enormes puertas del castillo.

Dentro era solo una enorme habitación vacía, no había nada más que un par de escalones al fondo y, lo que me sorprendió, Andrés, él estaba dormido en medio de la habitación, me acerqué a mi novio, sabiéndolo, él era lo que más deseaba, lo sentía. Al estar a un par de metros cerca de él me di cuenta de que Andrés estaba flotando en el aire y también estaba en alguna especie de trance, como si alguien lo hubiera hechizado, por eso tenía los ojos cerrados como si estuviera durmiendo. Lo más seguro es que fuera ese hechicero.

Andrés & MauricioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora