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RECUERDOS Y MÁS RECUERDOS de aquella tragedia. Todo eso era aquello que seguía perturbando los recuerdos de Jane, a pesar de que todo eso había ocurrido hace bastante tiempo, para ser exactos, dos años.
No había noche en la que no volviera a soñar con su sonrisa, con sus caricias, con todo lo que pasó antes de que la pesadilla llegara a su vida. El dolor y las lágrimas se apoderaban de ella cada mañana y quizá el resto del día. Realmente, el pasar del tiempo se había convertido en una agonía para la hija del Hada Madrina.
Vuelves, en cada sueño que tengo caigo de nuevo en tu red.
Aquella noche de ese lunes, nunca la iba a olvidar en ningún momento de su vida; era una marca que quedaría para siempre en su mente, en su corazón y en su alma. Muchas personas creen que la superación de la muerte de alguien se encuentra a la vuelta de la esquina, lo que no saben, es que para llegar a la vuelta de la esquina es más que complicado.
En esa mañana, en la que Jane se había vuelto a despertar asustada, con sus mejillas mojadas por las lágrimas y con ardor en los ojos; no era más sino otro día sin él, otro día más sin poderle dar el buenos días y darle ese beso matutino en las mejillas, otro día más en que esa noticia la marcaba cual latigazo, otro día más en el que recordaba el accidente que le había arrebatado todo lo que amaba.
Al apoyar su espalda en el cabezal de su cama ladeó la cabeza hacia atrás y suspiró. Después de aquel suspiro, su mirada quedó fija en el portarretrato de su mesa de noche. Una sonrisa ladina, pero llena de tristeza, se plasmó en su rostro.
—Otro día más...— tomó el objeto en sus manos y cuidadosamente pasó una mano sobre el vidrio que cubría la foto—, Y no estás, mi pecoso.
Dejó el portarretrato de nuevo en su lugar. Se ató el cabello en una coleta alta y se levantó de la cama.
Su psicóloga le había aconsejado que siguiera con sus rutinas habituales, e hiciera más cosas para mantener la mente ocupada. Debía comenzar a salir poco a poco del episodio de depresión por el cual venía afrontando desde hace un año.
¿Los chicos?
Los chicos le brindaron todo el apoyo del mundo. No había día en que algunos la llamaran para conversar o la fueran a ver; una de esas personas era Lonnie, su mejor amiga. Estaba siempre al tanto de la pequeña hada, no había día en que no fuera a visitarla, así fueran quince minutos o más; desde el inesperado día, la hija de Mulán nunca se fue de su lado, nunca la soltó; a pesar de que ella tenía algunas obligaciones como mamá.
Sé que tarda un tiempo curarme de ti de una vez.
El verano ya llevaba días de presencia. Así que el calor que hacía desde el amanecer en Auradon, resultaba ser un poco tedioso y cero soportable para los ciudadanos. A Jane no le incomodaba, le gustaba tener las grandes ventanas de su casa abiertas, o en ocasiones salir al gran jardín para sentir la brisa alborotar su cabello cual remolino.
La pelinegra se dirigió al baño para poder darse una ducha antes de irse a desayunar. Al cabo de unos diez minutos, salió con una toalla cubriendo su cabello y una sudadera azul como outfit del día. Se dirigió hacia su tocador para poder tomar el sobre de las pastillas que debía tomar por recomendación de la especialista que la atendía.
Las pastillas prevenían que Jane quisiera hacerse algún daño físico, o en última instancia, recurrir a una cosa peor.
Este medicamento sería retirado, una vez que la hija del Hada Madrina lograra superar aquella experiencia, y pudiera dar un paso para continuar con su vida.
Tuve tantos momentos felices, que olvido lo triste que fue
Esboza una sonrisa cuando se coloca su collar, aquel collar que Carlos le regaló cuando cumplió los diecisiete con un grabado que significaba mucho para ambos: 'Jarlos'. Era el sobrenombre que tenían como pareja.
"—Jane, sé que no es el momento, pero...— el pecoso saca de su pantalón de cuero blanco una cajita roja—, ¡Feliz cumpleaños!"
Una lágrima se deslizó por su mejilla de manera involuntaria. Rápidamente ella la limpió con su dorso de la mano. Debía tener presente siempre los momentos felices que había pasado con él, para no caer de nuevo en manos de la tristeza profunda que la acorralaba.
Después de peinar su largo cabello y atarlo en una trenza, bajó ahora sí a desayunar algo rápido para después salir a un lugar especial para ella.
Darte de mi alma, lo que tú echaste a perder
Un sándwich, una ensalada de frutas, y un café. Ese fue el desayuno que tomó la chica de orbes azules antes de salir con sus airpods reproduciendo música mientras trotaba de camino hacia el lugar que ella iba a ir en esa mañana del seis de julio.
Hizo una pequeña pausa en frente a una floristería, para comprar las mejores rosas blancas.
Sí. Hoy era el aniversario de la muerte del peliblanco/negro que todos habían querido tanto.
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saturno - jarlos.
Fanfiction☾ ⋆*・゚:⋆*・゚:✧*⋆.*:・゚✧.: ⋆*・゚: .⋆ ☾ 《Dedicado al pecoso más hermoso del mundo.》 "Sé que tarda un tiempo curarme de ti de una vez" Las lágrimas descienden por sus mejillas cada vez que un recuerdo de él viene a su mente. No es fácil perder a quién ama...