The game (R18)

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Suguru esperaba en el estacionamiento fumando un cigarrillo. Aplastó la colilla y se metió en su auto. El de Nanami ya no estaba junto al suyo. No sabía si se había ido a casa más temprano, tal vez seguía divirtiéndose. Prefería no interrumpir con una llamada. Optó por dejarle un mensaje, deseándole buena noche y avisando que se retiraría del lugar.

Cerró los ojos en su asiento. Las únicas imágenes que veía en su mente eran las de esos ojos azules, esa piel perfecta, esa sonrisa blanca, como todo en él. Unos toquecitos en su ventana lo sacaron de su fantasía. Era Diamond, vistiendo su lujoso abrigo blanco y unos lentes de sol. Geto abrió los seguros del auto para dejarlo entrar.

-¿Por qué los lentes de sol? Es de noche.

-La luz lastima mis ojos. Prefiero moderar la intensidad- respondió el chico, poniéndose el cinturón de seguridad. - ¿Nos vamos ya?

-Seguro. ¿Necesitas algo? ¿Tienes hambre?

-Pffft- una carcajada salió de su boca- Nunca nadie se había preocupado tanto. Pero estoy bien.

Suguru asintió con la cabeza y condujo. Se dirigió a un hotel de cinco estrellas, uno de sus favoritos por la vista. Al llegar, el chico albino dio un silbido.

Geto había hecho una reservación, unos 30 minutos antes, así que el check in fue rápido.

La habitación era lujosa, con una vista a la ciudad increíble, desde un décimo piso. Una pared era completamente de cristal, con cortinas pesadas y oscuras, que podían recorrer si querían oscuridad completa. Porque era imposible que alguien desde la acera pudiera ver hacia adentro de la suite en el piso 20.

Geto se deshizo del saco, dejándolo en un sofá de la habitación. Apagó las luces, dejando solo las de la mesita de noche encendidas, así sabría lo que estaba haciendo. Tenía ganas de un trago más. Fue hacia el mini bar.

-¿Quieres tomar algo? -preguntó Suguru

-Nah. Realmente no soy bueno con la bebida.

-¿Un stripper que no toma? Eso sí es raro.

-El alcohol es una mierda. Prefiero los dulces en su lugar. Por cierto, ¿No deberías llamar a tu esposa para decirle que llegarás tarde? - le dedicó una mirada sarcástica y sonrió. Claramente estaba molestándolo.

-No tengo una - Suguru le dió un trago al vaso- Soy soltero.

El chico se paró de la cama y se acercó a la barra con pasos lentos.

-¿Vendrás a jugar conmigo entonces, Suguru? -preguntó, poniendo un gesto inocente.

Y no tuvo que preguntar dos veces. Suguru salió de detrás de la barra y se acercó a él. Le planto un beso en los labios, para después, deslizar su lengua en la boca ajena. Diamond gimió despacio. Las manos de Geto se posaron en los hombros del chico, abriendo el abrigo. Se separó para ver su cuerpo y descubrió lencería negra. Un set solamente de tanga, medias y ligueros negros, que hacían contraste con la piel blanca. Una gargantilla de terciopelo negro, con una piedra azul, como los ojos de su dueño. Geto respiro hondo. El chico sonrió, satisfecho con la reacción del otro. Empujo a Geto, sentandolo en la cama. Se subió a su regazo, quedando frente a él, para besarlo de nuevo. Esta vez eran besos hambrientos, las lenguas danzando en frenesí. La boca del chico sabía a caramelo de fresa.

Suguru pasó sus manos por la delgada espalda, bajando hasta llegar a las nalgas. Les dio un buen apretón, recibiendo un gemido como respuesta. Dejó de lado su boca para distribuir besos en el delgado cuello, en las blancas clavículas. Llegó hasta los pezones rosados. Los acarició con los dedos, para luego meterse uno a la boca, mientras estimulaba con sus dedos el otro.

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