Ocho meses y algo más antes del atraco del Banco de España.
Alicia y Germán estaban preparando para ir al trabajo. Germán enteraba al dormitorio, intentando abrochar los botones de su camiseta, pero en esto siempre era muy torpe.
G(ermán): Estoy listo. Casi. Podemos ir.
Alicia estaba apoyada sobre la pared todavía en el pijama. Lo miró de arriba abajo.
A(lícia): Yo no voy...
Si Germán bebería en ese momento se ahogaría. La miró sorprendido.
A:...tengo homeoffice hoy.
Germán, con la mirada sospechosa, se acercó lentamente a Alicia y le empezó a acariciar las mejillas.
G: Vale, ¿qué pasa mi amor?
Ella no le miró la cara y comenzó a abrochar los botones de su camiseta.
A: Nada. Solo no tengo tanto trabajo así que he decidido trabajar de aquí.
G: La gran Alicia Sierra iría al trabajo aunque si llegara el fin del mundo.
Alicia se rió y abrochó el último botón. Le planchó la camiseta con las manos.
A: Eres tonto.
Germán le tomó la cara y la miró con la mirada seria.
G: Dime qué está pasando. ¿No piensas que te voy a creer que no tienes trabajo?
Alicia quitó las manos de él y dijo ya un poco enfadada.
A: Ya te he dicho que no pasa nada. ¿Te queda claro?
Germán la abrazó y le acarició la espalda lentamente. Alicia cerró los ojos.
G: Ey, tranquila. No quiero enfadarte, pero tienes que admitir que es raro. A veces no te puedes tomar ni unos días del resto por Navidad y ahora...
A: Solo necesito un día para relajarme, nada más.
Germán se alejó un poco y le tomó la barbilla para mirarle directamente a los ojos. Alicia hizo una mueca.
G: ¿De verdad no pasa nada?
A: Deberías ir.
Dijo en voz fría para evitar el tema y ayudarle a irse.
G: No estoy seguro si quiero.
Se acercó y le besó el cuello. Alicia quiso pasar más tiempo con él, pero había una cosa la que no podía posponer.
A: Deberías ir, Germán. Que no llegues tarde.
Germán la miró y hizo una carita del bebé.
G: Vale. Mamá.
A: Cállate, tío.
G: ¿Por lo menos puedo besarte? Te pido un beso, inspectora.
Alicia se rió. Germán era cómico de manual y siempre le hacía reír a Alicia.
A: ¿Ya te dije que eres el mayor tonto del mundo?
Le besó la mejilla y le acompañó a la puerta de casa. Se quedó mirando de la ventana para controlar si ya salió su coche. Se inspiró.
A: Vale...vale.
Se fui al dormitorio y sacó un bolsito detrás de la cama. Duraba dos semanas hasta que encontró cojones a hacerlo. Se miró al espejo y vi su cara pálida. No podía creer lo que estaba haciendo. Todo pareció como en un sueño, solo faltaba despertarse. Pero esta vez no fue el sueño sino la realidad que la asustaba mucho.
Hizo todo lo que estaba escrito en el prospecto y ahora solo necesitaba esperar. La espera infinito y tensión insoportable. Esas palabras significaban todo lo que Alicia sintió. Y un miedo terrible.
Caminaba de un lado al otro nerviosamente con los pensamientos que llenaban su mente con la velocidad de la luz. Creía que su corazón va a salir del pecho.
La espera más largo de su vida se convirtió en un instante súper corto que le cambió la vida para siempre. Cuando vio las dos líneas, paró de respirar. Un mar del miedo le inundó mientras se trataba de tranquilizar. Fue solo una prueba, podría ser una casualidad así que sacó los últimos cuatro rápidamente. Cuatro pruebas. Cuatro positivos. Así que a partir de ahora no podía negar lo que estaba pasando aunque lo quería a muerte.
Ni podía explicar que temporal de los emociones vivía ahora. Quiso gritar del miedo y reírse de la felicidad, porque sabía que Germán se volvierá loco con esto como un niño pequeño en su cumpleaños. Pero lo único que estuvo capaz de hacer. Llorar. No era la chica de llorar fácil, no lloraba tanto desde hace tiempo. Pero ahí sí. Lloraba de todos los cambios que se habían pasado demasiado rápido. Lloraba intensamente por un largo rato y siempre cuando calmó su llanto, se puso de pie y vio las pruebas de nuevo, se puso de llorar otra vez. Su cuerpo no le permitió parar de llorar y eso la frustraba mucho.
Después una eternidad se levantó del suelo y estaba capaz de esconder las pruebas. Le quedó un en las manos. Se apoyó contra la pared , mirando la prueba. Por primera vez apareció una sonrisa tímida en su rostro rojo del llanto. Ni sabía por qué.
Nunca quería ser madre. Le asustó el hecho de ser madre. Al principio todas las madres creen que van a ser madres horribles. Lo mismo se pasaba a Alicia. Pero en contra de las demás, lo de Alicia era verdad. Era la mala de la película, eso decía ella. Como sus padres. Nunca le han dicho que la quieren, eran fríos y han dejado claro que todo es más importante que su propia hija. Por eso nunca han tenido más hijos. Y todo eso está algo que le marcó a Alicia para siempre. Pero la vida quiso que se hizo inspectora, se encontró con el amor de su vida y después casarse. Así que la vida también quiso que tendrían una familia. ¿Pero por qué? ¿Para que tendría el crío la misma vida de mierda como ella?
Trató de estar en calma y no emocionarse mucho, pero fue imposible no lo pensar. Por toda la mañana y tarde intentó hacer un poco de trabajo, pero no se concentraba. Todavía pensaba en su papel de madre, todos los cambios y lo más importante...¿cómo se lo va a decir a Germán? Sabía que va a ser feliz, sin duda, pero aún no podía hablar de eso tan fácil. Se decidió que va a esperar un poco en decírselo.
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[No] Tengo Límites
Fanfiction¡KINDA ONE SHOTS! Crees que esta tía es una hija de puta ¿verdad? Su historia es tan interesante como su personaje y por eso estoy aquí...para acercarte algunos momentos de mi imagina. _________________________________________ ESTOY BROMEANDO JAJAJA...