Capítulo 7: Una Tarde Lluviosa

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Tres semanas habían pasado desde que tocaron en el festival y gracias a ello se habían vuelto populares no sólo en Japón sino en otros países. El hecho de haber firmado contrato con la compañía discográfica, haber sacado su primer álbum, haber grabado su primer vídeo musical y los miles de vídeos que los fans habían compartido del festival en las redes sociales los ayudaba enormemente a ser conocidos.

Estaban próximos a realizar su primera gira, pero aún debían acordar fechas y destinos. Después del festival se tomaron un par de días de descanso y varias cosas habían pasado durante ese tiempo. Una de ellas era cuan cercanos se estaban volviendo Mafuyu y Uenoyama.

A miles de kilómetros de distancia se podía apreciar que aquel par se atraían. Saori sólo observaba desde lejos cómo se comportaban y unía las piezas. Le gustaba verlos convivir, en especial el ver al azabache sonrojarse y actuar raro cada vez que el pelirrojo hacía algo adorable.

Sin embargo, no sólo ellos demostraban cierta atracción. Akihiko y Haruki empezaban a sentirse frustrados con lo que sentían el uno por el otro. Habían estado poniendo su distancia y sólo hablaban lo necesario. En varias ocasiones, el castaño se reunía con la chica en busca de consejos y para desahogarse.

Kato era muy buena escuchando y brindando su apoyo. Lograba tranquilizar al chico con su suave voz y él se sentía tan bien con ella. Por otro lado, Kaji empezó a actuar extraño y le enviaba mensajes a Saori preguntando si se podía quedar a dormir en su departamento por unos cuantos días.

Esto le extrañó, pero aceptó. Sabía que tenía un compañero de habitación y supuso que tal vez habían peleado. El rubio pasó casi una semana y media donde la castaña, lo cual no era inconveniente para ella, ya que él se ofrecía a ayudarle con las tareas del hogar. Además, le venía bien tener con quién hablar y pasar el tiempo.

Durante su estancia, habían tenido relaciones sexuales un par de veces. No obstante, ella podía percibir en él que algo no estaba bien. Trató de preguntarle, pero él dijo que todo estaba bien así que no siguió insistiendo hasta aquel día, en el que vio que tenía un golpe en la mejilla.

Él la esperaba afuera del departamento con su cara viendo hacia abajo. Entraron y se dispuso a curarlo con sumo cuidado. Volvió a preguntarle y el de ojos verdes pudo ver lo preocupada que ella estaba por él, por lo que le contó todo.

- Wow - fue lo único que pudo pronunciar la chica. El rubio permanecía con la cabeza hacia abajo hasta que sintió una cálida mano sobre su hombro. Volteó a verla y ella tenía una sonrisa reconfortante.

- Daijoubu, todo pasará tarde o temprano. Puede que ahora veas todo negro y te sientas destrozado, pero vendrá el día en que encuentres paz. No te desesperes y deja que tus heridas sanen poco a poco.

Tampoco te exijas el estar bien de la noche a la mañana, porque es imposible. Las heridas del corazón tardan en cerrarse, pero con el apoyo de tus amigos y seres queridos lo lograrás. Sé que verás la luz Kaji - él abrió los ojos ante sus palabras y se lanzó a ella para abrazarla.

Permanecieron en el sofá acostados mientras seguían abrazados. Las suaves manos que recorrían la cabellera rubia del chico le brindaban tranquilidad y en su corazón empezó a brillar levemente la esperanza. Sabía que tenía que dejar el pasado atrás, por más que le doliera.

- ¿Sabes? El corazón sí sana, aunque haya sufrido mucho - comentó la chica mientras veía el techo.

- ¿Cómo lo sabes? - preguntó con curiosidad mientras mantenía sus ojos cerrados.

- Porque yo pasé por lo mismo - él abrió los ojos y subió su rostro para verla directamente. - Pero aprendí que esas experiencias son las que te forman como persona e incluso te hacen mejorar, claro, si así tú lo deseas.

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