Capítulo 12: La Mañana Siguiente

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Algunos rayos del sol se colaban en la habitación iluminándola parcialmente. Se podía escuchar el leve sonido del aire acondicionado, el cual enfriaba la pieza y hacía que despertar fuera difícil por lo bien que se sentía el ambiente.

Kato se estiró un poco y sintió la suavidad de la sábana que brindaba calor a su cuerpo. Se acomodó hasta quedar de lado y esperó unos segundos antes de abrir los ojos por completo. Despertó lentamente y su campo de visión captó la imagen de Hatori durmiendo plácidamente a unos cuantos centímetros de distancia.

Observó cómo su pecho descubierto subía y bajaba en un ritmo lento. Se percató que la sábana le cubría la mitad de su torso, por lo que tenía una buena vista de su firme pecho. Al apartar la mirada de aquel lugar y darse cuenta de lo que sucedía, se alarmó y su mente se llenó de pensamientos.

- Masaka! ¿Me acosté con él? - sus ojos se clavaron en su puño mientras seguía pensando. - Iie, no pude ser tan débil ¿o sí? - frunció el ceño levemente. - A ver, lo último que recuerdo es el camino de regreso y después todo se volvió oscuro -

- Ohayo neko-chan - una voz ronca se manifestó y ella levantó su vista hacia la fuente de aquel sonido. - ¿Dormiste bien? - restregó uno de sus ojos con su mano y después vio que ella tenía una expresión de confusión.

- Tranquila, no dormimos juntos. Bueno, al menos no en ese sentido - explicó y ella se relajó. - Durante el camino de regreso te dormiste y no quería despertarte, por lo que te traje aquí -

- Gomen, me hubieras despertado y así te ahorrabas las molestias - él negó y se levantó para caminar hacia la puerta del baño. Saori observó su espalda trabajada y notó que seguía haciendo ejercicio.

- ¿Te gustaría desayunar antes de que te vaya a dejar a tu hotel? - preguntó desde el baño. La castaña escuchó el ruido del agua del lavamanos corriendo.

- No te preocupes por eso, puedo irme en un taxi - ella se levantó de la cama y notó que aún mantenía el atuendo de anoche, por lo que soltó un suspiro de alivio.

- No es ningún problema el irte a dejar - el azabache salió del baño con una toalla pequeña con la que se secaba las manos. La chica se sonrojó notablemente al ver su torso desnudo y desvió la mirada.

- Kawaii, es bueno saber que aún conservas esa inocencia que tanto me encanta - se acercó hasta quedar a unos cuantos centímetros de ella y bajó su rostro para verla a los ojos.

- Recuerdo muy bien cómo apartabas la mirada cada vez que estábamos en una situación comprometedora - posó sus grandes manos en la cintura de la joven y se acercó a su oído.

- Ne-ko-chan - se alejó de ella, dejándola todo un manojo de nervios. - Pediré que traigan el desayuno a la habitación - levantó el teléfono que se encontraba en la mesita de noche para informar a recepción.

- No es necesario, yo...- una mirada fría y amenazadora hizo que no pudiera terminar su oración. Tras haber terminado la llamada y esperar unos cuantos minutos por la comida, ambos se encontraban desayunando en la mesa de la pieza, la cual estaba a un lado de la ventana.

- Ordené panqueques, sé que son tus favoritos - ella lo miró sorprendida

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- Ordené panqueques, sé que son tus favoritos - ella lo miró sorprendida. - Te dije que no has salido de mi mente ni un tan sólo día. Recuerdo todo de ti - tomó un tenedor y un cuchillo para empezar a comer mientras la castaña hacía lo mismo. Al haber terminado, descendieron hasta llegar al estacionamiento y se adentraron al auto. El camino hacia el hotel donde se quedaba Saori fue silencioso, pero no se sentía incomodo del todo. 

- Arigato gozaimasu por todo - ella hizo una pequeña reverencia antes de abrir la puerta y salir. Dio unos cuantos pasos y escuchó la puerta del carro cerrarse, por lo que se dio la vuelta y notó que Hatori rodeaba el automóvil mientras se acercaba a ella. 

- ¿Qué haces? - preguntó confundida mientras él se posicionaba a un lado de ella y peinaba su cabello hacia atrás con la ayuda de su mano.  

- Acompañarte hasta el lobby - dijo con neutralidad mientras ella negaba. 

- No es necesario, puedo hacerlo sola - él negó y colocó su mano en la espalda baja de la castaña mientras la guiaba hacia la entrada del hotel. Al adentrarse aún más al edificio se encontraron con un chico de tatuajes y piercings, cuya mirada fría igualaba al del guitarrista de Mortem. 

- Ohayo Raiden - saludó el azabache al joven que lo miraba seriamente. Este solo asintió con su cabeza y dirigió su mirada hacia la vocalista, quien se notaba un poco incomodada por la situación.  

- Ya te puedes ir, de aquí en adelante estaré bien - pronunció la chica mientras volteaba a ver al de ojos heterocromáticos. El alzó una ceja con una expresión divertida.

- ¿Ya me estás corriendo neko-chan? - ella negó rápidamente y pudo apreciar lo nerviosa que se ponía. Koike percibió la dura mirada de Kimura y dirigió su mirada hacia él mientras su expresión cambiaba radicalmente.   

- Si tienes algo que decir, dímelo a la cara - la castaña abrió los ojos en sorpresa por el tono de voz que había usado, ya que emitía peligro. 

- Betsuni - contestó Raiden mientras seguía viéndolo directamente a los ojos. Hatori rio levemente y dijo algo que sorprendió a Kato.  

- Me impresiona que aún sigas detrás de ella como un cachorro perdido - su tono expresaba burla. - Sin embargo, me da gusto saber que sabes donde estás parado. Sigue así chico - Raiden frunció el ceño y desvió la mirada. Saori no entendía lo que estaba sucediendo y sus ojos cafés iban y venían entre los dos azabaches. 

- Me retiro, tengo un par de cosas que hacer con la banda - Koike dejó un beso fugaz en los labios de la castaña y se alejó de ella. Kato miró a Kimura, quien mantenía una mirada neutral. 

- Etto - la chica no sabía qué decir y bajó su mirada. Sintió una mano sobre su cabeza y sus ojos subieron para visualizar a su amigo, cuya mirada se suavizó un poco. 

- No diré que me molesta el hecho de que él esté tratando de volver a tu vida, porque sé que lo sabes a la perfección - se alejó de ella y se giró en sus pasos para empezar a retirarse del lobby. 

- Raiden - él se volteó para verla. - ¿A qué se refería Hatori? - el azabache sonrió levemente y negó con su cabeza para después seguir caminando. Ella se quedó en su lugar pensando un momento acerca de aquellas palabras y tratando de descifrarlas. Después de unos minutos decidió subir a su habitación a preparar su maleta, ya que al día siguiente se marcharían de Tokio. 

Para la tarde decidieron ir a visitar Ginza y recorrer sus calles mientras asimilaban lo moderno de los edificios. El clima que hacía era muy bueno para salir a hacer un poco de turismo y crear nuevos recuerdos. Al terminar con el recorrido fueron al hotel a descansar antes de emprender su viaje de regreso a casa. Aún aquella incógnita rondaba por la mente de la castaña y no la dejaba en paz, ya que su curiosidad estaba al límite. Soltó un suspiro y decidió tomar un baño, el cual esperaba que la relajara y la hiciera olvidar las palabras de su ex pareja. 

El momento en que llegaron a casa se sintieron muy bien tras haber tenido presentaciones exitosas en la gran capital de Japón. Saliendo de la sala de llegadas del aeropuerto, escucharon unos gritos muy entusiastas y voltearon a ver a la dirección de la que provenían. Observaron un grupo de fans con un cartel que decía "muchas felicidades por tocar en Tokio",  los chicos se acercaron para agradecerles, hablar con ellos un poco y recibir regalos que habían traído para cada uno.

Tras haber terminado con la pequeña interacción con sus seguidores, tomaron rumbo a la van que los llevaría a sus respectivos hogares. Nobuo conducía tranquilamente por la carretera mientras algunos miembros dormían durante el camino. Kato fue de las primeras en cerrar sus ojos e iba cabeceando en su sueño Kimura, quien estaba sentado a un lado de ella, se dio cuenta de esto y decidió tomar su rostro delicadamente para atraerla hacia su hombro y que pudiera descansar bien sin golpearse por el constante cabeceo que hacía.  

Sonrió levemente al verla dormir pacíficamente y decidió voltear su rostro para ver hacia el frente. Aquellas últimas palabras que le dijo Hatori seguían estando muy presente en su mente y bufó notablemente molesto por la verdad tras aquella oración. 

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