Madara maldijo a Hashirama, el muy estúpido lo estaba mirando fijamente, con su brazo descansando en su frente, su cabello alborotado y una sonrisa atrevida desde el suelo. Estaba acostado en el suelo, mientras él estaba con la espalda recargada en él sofá.
—Puedes decirme—dijo Hashirama en un susurro, su sonrisa atrevida sólo incrementó.
Pero no había una persona como Hashirama cree. Y esperaba. Madara no sabía cómo explicarle que en toda su estadía en la secundaria no le había interesado nadie.
—Tu primer beso, tu primer faje. —Hashirama cerró sus labios antes de que dijeran algo más inapropiado, bueno, no del tipo inapropiado, solo que Madara no quería hablar de un simple beso así que no creía que pudiera hablar sobre un oral o algo más.
Pero no hay nadie, pensó Madara de nuevo.
No sabía cómo habían terminado teniendo este tipo de conversación, pensó que tal vez fue toda la hierba barata que Hashirama había comprado a escondidas a un chico de último año le estaba afectando, o a los dos. No podía dejar a Hashirama solo.
Entonces Hashirama se había levantado del suelo, su cabello cayó como una cascada y estaba gateando hasta él, cada vez más cerca—Tu primer amor—Susurro demasiado cerca del rostro pálido. Ahora Madara no podía huir de esa mirada, y también podría haber apreciado cada facción de su rostro si hubiera más luz en la habitación.
No sabía cual serie estaba en la pantalla, estaba en silencio, Hashirama la había puesto en silencio cuando comenzaron las preguntas, sólo podía ver demonios sexuales y un chico rubio con un arma, claro, si es que le ponía atención, porque apenas y lo hacía. Ahora mismo sus ojos sólo estaban en Hashirama. Siempre serie, a Hashirama le aburrían las películas y Madara estaba de acuerdo con eso.
En todo el suelo estaban regados embaces de refresco de cereza, muchos envoltorios arrugados de dulces y de frituras. Halloween, el día favorito de ambos. El único día en el que podían salir de noche con intenciones de divertirse como nunca y regresar extremadamente tarde, porque todas las calles estaban vacías.
Era extraño, era extraño como los adultos evitaban salir en Halloween, tal vez solo eran los jóvenes castrantes que molestaban a todos. Hablando por experiencia, Halloween podría acercarse a un noche de libertinaje, si asistias a una fiesta. Hashirama y Madara nunca asistían, eran aburridas para ellos, solo eran chicos entre catorce y quince relacionándose y ligando con mayores de dieciocho, pedofilo.
Además, este día era de ellos. No lo compartirían con los estúpidos de su clase.
El parque es la mejor parte de la noche, entre las diez y doce puedes encontrar desde peleas con rocas, ilógico estar en medio de una y no participar a menos que quieras salir herido, disfraces estúpidos, parejas casi follando en las bancas. Esto le resultaba incómodo a Madara. Y oficiales deteniendo las peleas y cuestionando a las personas más probables a rolar un churro u ofrecer un pase a menores.
Al menos, Madara y Hashirama lo consideraban la noche de libertinaje, y cualquier otro chico menor de catorce lo haría, es porque no conocen más. Oh, pero Madara quiere conocer más. Si, si, mucho más. Aunque no le gusta relacionarse, ha presenciado cosas que morbosamente le han gustado.
Hashirama estaba a punto de cumplir quince en un mes, Madara en dos. Y Hashirama estaba muy curioso con todo, experimentando cuánto podía y diciendo “si” a todo. Madara deseo ser así.
La vida sólo es entretenida cuando te esfuerzas en que lo sea.
El aliento de Hashirama contra su barbilla hizo que saliera de sus pensamientos. Estaba más cerca que antes.
—Nunca hablas de ninguna chica, no parecen interesarte. ¿Un chico, entonces? —Hashirama quería saber más. A Hashirama no le importaba la sexualidad de Madara. Si Madara temía que lo juzgara por ello entonces no lo conocía en nada—. ¿Te hacen sentir bien?
—No hay nadie—titubeó. Pero Hashirama no le creía.
—Por favor, Madara. Nunca me has hablado de alguien y me siento como un tonto porque sabes todo de mi.
Si. Madara sabía muchos detalles que no pidió.
No pudo evitar que sus mejillas enrojecieran, si admitía que era un inexperto en todo tal vez Hashirama dejaría de preguntar—No hubo primer un beso.
Mucho menos faje, era obvio, a menos que Madara sea demasiado engreído como para cachondearse y fajar con alguien sin al menos un beso, pensó Hashirama.
Aún así sonrió—Solo respondiste una de dos preguntas, si no es una chica, ¿ellos te hacen sentir bien?
Madara quería morir por todas estas preguntas, quería que la tierra se lo tragara. Hashirama se estaba tomando demasiadas libertades con él.
—No, no lose, ¿Qué dirían los demás? —Una familia conservadora. Hashirama recordó. Madara provenía de una familia de mente cerrada. Pero Madara era demasiado especial como para mezclarse con ellos, aunque eso no quitaba que se cerrará en algunos aspectos. Por ejemplo, su sexualidad. Madara era demasiado para ellos.
—¿Qué dirían los demás? —repitió con calma—, una chica, un chico, ¿a quien le importa? ¿A tus padres? ¿A tu familia? ¿Qué pueden hacer ellos al respecto? Nada.
Entonces Hashirama dejó una buena lamida en la mandíbula de Madara—Nada. —Madara repitió, cerrando los ojos y boca en una bonita mueca, sintiendo la lengua de Hashirama recorrer toda su mandíbula. Su rostro y orejas ardían, casi como un instinto quiso cerrar sus piernas pero fueron detenidas por las manos de Hashirama. Carajo, estaba demasiado avergonzado.
—Madara. —Hashirama susurro y lo rodeo con sus brazos, soltando sus piernas, y dejando descansar su frente en el hombro del Uchiha.
No está mal, no cuando se siente increíblemente bien, se siente bien, correcto. Como si lo debieron de haber hecho hace tiempo. Independientemente de cómo los mirara y se sintiera el resto de la sociedad. A Hashirama no le importaba porque esto le parecía correcto. Era correcto, la sociedad puede puede joderse.
—Ellos no saben lo que es un amor real, Madara. La sociedad quiere que pienses que cosas como estas están mal.
Madara también se permitió dejar descansar su frente en el hombro de Hashirama, el cabello castaño le hizo cosquillas, ya le sobrepasaba un poco más abajo de los hombros. No le había creído la primera vez que le habló sobre dejarlo crecer.
Un cosquilleo recorrió su columna vertebral haciéndole soltar un jadeó sorprendido al sentir la lengua de Hashirama sobre su cuello. Madara le permitió continuar y eso hizo que el corazón de Hashirama se acelerará aún más.
A Hashirama le gustaba ser el primero en todo en la vida de Madara. No podía imaginar a Madara experimentando estas sensaciones tan placenteras con alguien más, o alguien que no fuera él enseñándole que hacer.
Habían hecho tantas cosas por primera vez juntos que el llevarse también esta noche su primer beso era lo único que quería.
Porque que día besarlo, besarlo mucho y hacerlo sentir bien.
——
Por cierto, este capítulo es del pasado de Hashirama y Madara, el comienzo, por eso hable de la sociedad. Aunque una gran parte de las personas aún es de mente cerrada, creo que cada vez va progresando y aceptando más. No lose, así lo veo yo, de todas formas, la sociedad, sus estándares y estereotipos pueden joderse.