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Madara era un roba bebés, y Hashirama era su cómplice. Las cenas familiares siempre eran una mierda, siempre recibiendo indirectas jodidas y sintiéndose incómodos. Los hacían sentir incómodos. Pará que después todos comiencen a pelear entre sí. Gracias a todos esos problemas, Madara vio lógico secuestrar a Shisui, claro, después de haber robado todo el buffet de la cena. Alegando todo el camino que Shisui no deseaba escuchar a sus padres y abuelos discutir. Eran castrantes.

—Me salí de la raya. —Shisui tuvo un mini tic nervioso, era la segunda vez que su crayón se salía de control, ¡odiaba la complicada vida!

—Puedo darte otra página. —Madara sugirió y le cambió la página del libro, no entendía porque se molestaba tanto al salirse de la raya pero intento hacerlo.

Hashirama rio bajito, todos los Uchiha eran berrinchudos a su manera. Madara estaba frente a él, del otro lado de la mesa y Shisui en la cabeza de ella. Estiró su pie, que simplemente llevaba puesta una calceta, intentado colarse entre las piernas de Madara, rápidamente recibió un manotazo y una mirada filosa. Lo admitía, si fue algo muy inapropiado considerando la situación. Lo volvió a intentar, pero está vez sin intenciones más halla de simples caricias inocentes.

Madara aceptó el pie de Hashirama, carajo, al principio había actuado como todo un pervertido. Siguió indicándole a Shisui como colorear sin salirse de la raya, aunque sabía que era imposible, pues cuando era niño tenía el mismo problema. Todos tenían ese problema—Solo en una dirección Shisui…

El niño lo miró confundido, esperando a que le diera una explicación más detallada. Madara suspiró antes de hacerlo—No puedes colorear de abajo para arriba y luego de lado, decídete por uno.

Entonces Shisui miró su dibujo, su rostro se lleno de pánico, ¡Tenía que comenzar de nuevo!

—Oh… — Shisui le pidió otra hoja del libro de colorear a Madara, este se la dio. Todo mientras el menor pensaba en lo difícil que es la vida, ni siquiera colorear es fácil. Aún así, movía sus rodillas bajo la mesa, de forma divertida, sabiendo que cuando asista al jardín de niños podrá contarle a Itachi todo lo que aprendió.

Madara siguió ayudando a Shisui en todo lo que necesitaba, era sólo un libro de colorear pero los Uchiha son perfeccionistas de nacimiento. Todo esto siendo observado por Hashirama, quien se había permitido relajar sus pies traviesos, en más simples palabras, dejo de hostigar a Madara. Le resulto encantador lo amable que Madara podía ser con los niños, independientemente de su mal carácter de siempre, es un lado que sólo había visto cuando se trataba de Izuna.

Se quedó hipnotizado mirando la escena, era una acción tan fugaz que le hacía desear querer ver por más tiempo.

En él creció un deseo que no sabía que había tenido todo este tiempo hasta que lo tuvo frente a sus ojos.

modern ; hashimadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora