Hashirama lo había llamado desde el hospital. Lo esperaba en el hospital. Le hizo preocuparse tanto que no le importó abandonar su trabajo, tomar sus cosas y salir directo al hospital. Maldijo solo haber recibido un mensaje de texto pidiéndole que viniera rápido, ¡estaba muy preocupado y Hashirama solo aumentaba su preocupación con su misterio! O tal vez... ¿tal vez pasó algo grave que no podía decirle por teléfono? ¡No podía controlar sus nervios! Y mucho menos podía controlar pensar en posibles escenarios donde Hashirama se veía afectado.
Su mente era su peor enemiga.
Madara no perdió tiempo y se apuró para llegar lo más rápido posible. En cuanto entró en el edificio le preguntó a la recepcionista por Hashirama, está lo llevó con él.
Entró en la habitación donde supuestamente estaba su Hashirama con el corazón queriendo salirse de su tórax, la recepcionista no quiso decirle nada, así que tuvo que preparase para una escena horrible.
Pesé a lo que había imaginado todo el camino, hizo que maldijera su dramática mente. Encontró a Hashirama de espaldas, vestido con su bata blanca y uniforme bajo ella. Sano, y nada muerto o mal herido.
-¡Hashirama! ¡¿Estas bien?! -No podía describir lo preocupado que seguía-¿Sucedió algo?
Hashirama lo miró sobre su hombro, le causó ternura el tono de voz de Madara, y la carita de espanto que tenía-Bonito-susurro, antes de darse la vuelta completamente-Si, Dara, todo está bien.
Madara se congeló en cuanto lo hizo, mirándolo detenidamente.
-Aceptaré la respuesta que me des, puedes estar seguro, y se que te prometí no volver a insistir, pero, ¿Qué piensas en adoptarlo? -Hashirama cargaba un bebé con una bendita en su cabeza, estaba demasiado entretenido con el cabello de Hashirama. Al parecer le gustaba morderlo.
Madara seguí congelado. Hashirama tuvo que darle un empujoncito.
-Se llama Obito, cumplió un año hace unos meses, su cuerpo no se desarrolló como se espera debido a que creció con espina bífida, hace dos días pasó por el procedimiento de colocar le médula y tejido dentro de su cuerpo. Yo lo lleve a cabo. -Hashirama sonrió cuando el bebé jalo fuertemente un mechón y comenzaba a babear su hombro. Los niños eran tan lindos-Sus padres murieron en un accidente, y esta en una casa hogar desde los tres meses. -No pudo evitar no entristecerse con su última oración.
Madara frunció los labios, ¿Esa pequeña persona había tenido que soportar tanto en su corta vida? -¿Adoptarlo? ¿Hablas en serio?
-Si, ¿no te parece lindo? Él es lindo, tú eres lindo, y podemos darle una familia... Se parece a ti, tiene tus ojos, me recuerdan a los tuyos. -Estaba hablando con un poco de nerviosismo.
-Hashirama-titubeó, sintiendo un vuelco en su corazón cuando Hashirama le acercó al niño para que lo tomará en brazos. Como reflejo los sostuvo en ellos.
-Piénsalo, no haré nada que tú no desees. Respetaré tú decisión. -Madara no respondió, escuchar a Hashirama decir todo eso fue tranquilizante. La última vez que hablaron sobre adoptar fue hace más de seis años, en ese entonces la situación y posición de ambos era muy distinta, Hashirama había cambiado-Mientras tanto, ¿puedes cuidarlo? Necesito firmar unos permisos para uno de mis pacientes, regresaré rápido.
-¡No! ¡Se me puede caer y morirá! -Madara miraba a Obito como alguien frágil, muy frágil. Acaba de salir de un procedimiento en la médula espinal, era normal que lo pensara.
-No lo harás -afirmó Hashirama mientras sonreía. Era muy tierno ver a Madara tan preocupado.
-¿Por qué estas tan seguro? Podría tener manos de mantequilla...
-Por la forma en lo que sostienes, no quieres que nada le pase-respondió, mirando el firme agarre de Madara en el niño-. Regresó en unos momentos.
-¡No me dejes solo! -grito lastimero, deteniendo a Hashirama. Ahora Obito había comenzado a tirar del cabello de Madara, se había vuelto fan del cabello de Madara-. Recuerda, no estoy autorizado para estar aquí si tú no estas presente.
-Te conseguí un permiso. -Madara maldijo lo listo que era Hashirama. Volvió a pedir que por favor no lo dejara solo, pero como era de esperar, Hashirama lo ignoró y salió de la habitación de recuperación.
Madara se quedó ahí, viendo a Obito jalar y morder su cabello, casi hacia que se le torciera el cuello. Lo separó rápido antes de que en verdad se torciera el cuello por la fuerza de una cosita tan pequeña-No hagas eso...
Sonó más como una súplica a una petición.
Obito pareció entender y soltó una carcajada. Empezó a tocar y pasar sus manos por la cara de Madara.
Esto era lo más hermoso que había visto. Entonces Madara entendió las intenciones de Hashirama, Hashirama era un manipulador. Quería que pasara tiempo con este bollo de canela para que se enamorara, bueno, cayo completamente rendido, ¡¡Esas manitas eran tan lindas!! ¡Y ese cabello se miraba tan esponjoso!
Madara sostuvo a Obito por su espalda, y tocó suavemente su cabello. La mayoría de las veces solo mostraba sus emociones con Hashirama, pero estaba tan conmovido, está pequeña persona había sufrido pasado por tanto. Era solo un bebé, indefenso y esponjoso, merecía todo el bien posible.
-¿Cómo no querer a un bollo de canela como tú? -susurro con alegría escondida. Madara había caído antes los encantos de Obito.
Hashirama sonrió, recargado desde el marco de la puerta, manteniéndose en silencio para no interrumpir la bonita escena que tenía frente a él. Él también había caído ante esos encantos.