XIII

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Verdadero pasado

Llegado el día de la recogida de Sam,
en su cumpleaños número 12, Aisha había pasado todo el día junto a él, después de todo se sabía que eran hermanos de sangre.

– oye Ai... – ella hacía un gesto mientras seguía leyendo el libro ilustrado para niños sobre código morse – ¿Te gusta este orfanato? – le pregunto mirando a Isabella que estaba con Emma mostrando un pequeño dibujo hecho por la ella.

– claro que sí.. lo único que me enoja es que te adopten a ti y a mí me dejen aquí – se enojó mirando hacia el hermano.

– veras que más adelante cambiarás de opinión – le dijo acariciando la cabeza de la heterocromoquiana que lo observaba con mucha curiosidad y confusión.

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– pues porque sera mejor que quede bien metida en la mentira, es muy inteligente, más que cualquiera de esos niños, y es capas de descubrir tal esto como lo hice yo – le respondió entregándole otro papel – está es para ti, así que cuídala mamá – sonrió para luego mostrar que estaba dispuesto a enfrentar su destinó.

Lanzó dos cuchillos dándole en los ojos a los demonios y acabando con sus vidas, lanza a la madre hacia el camión y sale corriendo con la maleta en mano hacia el muro, escala aún árbol y salta con todas sus fuerzas al muro, corta su oreja con un bisturí y lo lanza con el sombrero al precipicio. Mira hacia todos lados y se mete a otra granja, sube a un árbol y se envuelve con una tela que había metido en su maleta toda pintada con manchas verdes y espera para ver qué sucederá. Isabella camino por todo el borde del muro quedando justo en frente de dónde estaba el niño de ojos ámbar.

– Sam... ¿Por qué no elegiste morir de una forma más rápida? Yo no quería que sufras... Prometo, aunque no me oigas, que cumpliré tu pedido – hablo mirando el rastreador y viendo la señal en el acantilado.

Isabella se va y avisa a la sede que el niño se había tirado al acantilado, matando a los demonios y lástimandole al empujarla al auto. Claramente si tenía golpes, así que hicieron una lista de los niños y los que podrían suplir eran los gemelos con puntuación alta, pero tenían once años y decidieron darles un año más y recogerlos en su momento.

Los gemelos al ver llegar a mamá les dicen que Sam había olvidado su cangrejo de peluche, pero ella les dice que el joven ya se había ido. Isabella tuvo una sanción por lo ocurrido, pero no tan grave como para ser considerada un fracaso y quitarle la vida.
Los niños en sus cuartos sonríen y se alegran mucho al ver que su plan había funcionado.

– es increíble que mamá no se diera nunca cuenta de nuestro plan – río por lo bajo Susan

– lo mejor es que de verdad confía en el rastreador y cree que cayó al precipicio – le recuerda Dante riendo.

– seguramente seremos los próximos, así que no hagamos lo que hizo Sam – le recordó la rubia

– ¿Hacer el plan en la recogida?¿Decir que quieres ir al baño para agarrar una carta?¿Olvidarse su juguete? – pregunto Dante burlón

– sabes a lo que me refiero idiota, cortarnos la oreja, y bajar las notas – le recriminó la hermana.

– entonces ayudemos a Ray, es el único que sabe de los transmisores, hay que buscar todo tipo de formas destruir o inhabilitar estos transmisores – le dijo Dante serio – hay que hacer lo mejor para salvarlos –

– espera... Ahora que recuerdo.. ¿Viste que me mandaste a cuidar a Ray la otra vez que se acercó a la puerta para leer solo? – pregunto la rubia a lo que el hermano asintió – pues Ray es una clase de espía para mamá, así que hagamos de todo para tener eso a nuestro favor –

Se mi deberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora