Disclaimer: Dr. Stone (ドクターストーン Dokutā Sutōn), estilizado como Dr. STONE, es un manga escrito por Riichiro Inagaki e ilustrado por Boichi.
Shipping: Stanley Snyder x Xeno Houston Wingfield.
Advertencias: *leve OoC.
Summary: Y así como el frío invierno los golpeaba, más se aferraba a su pequeño, completamente convencido de que Xeno regresaría.
Nota del autor: No sé que hacer con los otros temas, no conozco esos AUs :'v, así que opté por este :D
Aclaro algunas cosas al final, leanlas por favor.
¡Espero que lo disfruten!
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El invierno no era algo fácil de afrontar, nunca lo fue y nunca lo será, eso era algo de lo que Xeno estaba plenamente conciente desde que tiene memoria.
Lamentablemente, el invierno era el momento en que las hembras salían a cazar mientras los machos cuidaban de los huevos que en cualquier momento podrían eclosionar. Xeno no quería ser parte de eso, no quería quedarse en casa con la incertidumbre de si su pareja volvería o no, no quería que el y su cría murieran de hambre.
Había visto a todos sus amigos formar una pareja, algunos lograban tener una familia completa, otros solo eran ellos junto a sus bebés, algunos morían solos, otros eran devorados. Varios morían de hambre.
Había aceptado ver eso hasta el fin de sus días, sin embargo, también tenía claro que no pensaría igual si alguien cercano pasaba por esa situación, lo supo por las malas.
—Yo iré. —Dice completamente determinado, intentando ocultar de la mirada de Stan sus nervios ante esta aventura que jamás pensó vivir.
El viaje era largo, y también estaba el peligro de los animales acechándolos latente, tener miedo era normal. Pero tenía que ir si quería ayudar a Stanley.
—Te cuidado. —dice el de marcas grisáceas y junta más sus patitas, el huevo entre ellas es un poco más pequeño que los demás, era un poco incómodo.
La mirada de Xeno pasa al pequeño huevo fugazmente, sintiéndose inexplicablemente emocionado por algo que ni siquiera le correspondía.
El no acompañaba a Stan. Ese pequeño no era su cría.
—Si la encuentro, me despediré correctamente.
Y con esas palabras, se da la vuelta y se marcha, dejando atrás al pingüino que muchas veces lo hizo dudar de su opinión sobre todo este asunto de tener hijos en primer lugar.
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