Capitulo 9: Niño pequeño

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A la mañana siguiente, Yuji despertó curioso, mirando hacía todos lados como si buscara a alguien, hasta que sus ojos se enfocaron en el hombre justo frente a él. Se acomodó acurrucándose a un lado del mayor y se quedó así por unos minutos, tranquilo y en silencio, hasta que volvió a dormirse.

Gojo, a todo esto, estaba desayunando un té de hierbas, mientras investigaba algunas cosas en su laptop, pero al ver al menor despertar centró toda su atención solamente a él, lo observó en silencio mientras el pequeño se movía lentamente y se acomodaba a su lado, juraba que esa escena tierna estaba por matarlo.

No quería moverse para no despertar a Yuji, quien se encontraba durmiendo sobre la pierna del mayor, pero debía levantarse de la cama. Con el mayor cuidado posible, movió al menor hacia un costado, lastimosamente eso no evitó que Itadori despertara confundido por el movimiento provocado anteriormente por el mayor.

Simplemente se acercó a la orilla de la cama y estiró los brazos esperando ser alzado por Gojo, quien siguió los pedidos del pequeño y lo levantó de la cama, éste acomodó su cuerpecito para estar más cómodo y se durmió de vuelta, pero ésta vez sobre el hombro del peliblanco.

Se encaminó a la cocina para desayunar otra cosa aparte del té de hace rato, colocó agua a calentar mientras encendía el televisor y preparaba la tostadora y el pan, en ningún momento Yuji había mostrado signos de querer despertarse, dormía como un niño cansado luego de jugar por horas.

Gojo no se había dado cuenta, suponía qué las actitudes del menor eran normales en él, pero Yuji, como ya le había pasado anteriormente en las mañanas, se encontraba dentro de su little space, siendo ésta la primera vez enfrente de una persona.

A los minutos Gojo se encontraba bajando al chico a una silla para poder desayunar juntos, pero el menor no estaba de acuerdo con aquella decisión, se cruzó de brazos y miró hacia un costado, mostrando indignación y molestia ante el gesto grosero del adulto de dejarlo solo y despertarlo de su cómodo sueño.

—¿Qué? ¿Quieres que te vuelva a alzar? —el pelirrosa se encontraba actuando muy raro ese día, demasiado raro diría él, esas actitudes no eran algo usual en Yuji, casi podía parecer otra persona, mejor dicho un niño atrapado en el cuerpo de un adolescente.

El menor asintió aún con los brazos cruzados, una vez el adulto terminó el desayuno, se dispuso a sentarse y llamó a Yuji para que se siente a su lado, pero el pequeño estaba en modo capricho y se sentó sin permiso en el regazo del adulto.

—Ya veo... ¿Y cómo te sientes? dormiste mucho hoy, ¿Te gusta dormir, verdad?

—S-si, estoy bien, pero tengo hambre...

—Te preparé una leche con chocolate, esta sobre la mesa y hay unas galletas para acompañar, debo hacer las compras semanales ya no tengo casi nada de comida.

El pequeño intentó alcanzar la taza sobre la mesa, pero sus torpes movimientos hicieron que la taza cayera al suelo y se rompiera por completo asustando al pequeño, quien empezó a pedir disculpas y llorar al mismo tiempo como si fuera a morir por romper aquella taza vieja.

—Tranquilo Yuji, no importa, fue un accidente, dejame limpiarlo y te prepararé otra en una taza de plástico. —el menor ya se encontraba más calmado pero aún alterado, su nariz estaba rojiza por el reciente llanto, otra cosa más para agregar a la lista de cosas y actitudes tiernas de Yuji.

Luego de limpiar y que Itadori terminara de desayunar lo llevo, cargando a pedido del menor, hacía el comedor, donde se encontraba la televisión, y lo recostó ahí para entretenerlo, no sabía que tenía Yuji pero era prácticamente la personalidad de un infante, sólo debía de hacer lo mismo que hacía con su sobrino para entretenerlo, cosas que llamen la atención.

—Yuji, iré a comprar un par de cosas y regreso, no tardo.

—N-no te vayas... p-por favor... —el pelirrosa estaba al borde del llanto, y Gojo no sería el causante de esa tormenta de lágrimas, no por segunda vez.

—Sólo serán unos minutos, pequeño —mencionó mientras acariciaba suavemente la cabellera del pequeño, una vez se calmó lo suficiente dejo un leve beso sobre la frente del niño y se despidió.

A los minutos apareció Gojo con un par de bolsas en la mano, entrando al hogar y cerrando la puerta detrás de sí. Al mirar directamente a donde, suponía, se encontraba el pequeño, vio un hueco vacío, supuso que había regresado a su casa por la larga espera hasta que regresara, pero un leve llanto proveniente de la habitación lo alertó de la presencia de Itadori.

Estaba hecho una bolita en el suelo, ocultando su rostro entre sus rodillas y temblando, le preocupó como se encontraba el menor, ¿Qué habría ocurrido qué llegó a dejar tan asustado a Yuji? ¿Alguien intentó forzar la cerradura?

—¿Qué paso pequeño? —al escuchar su voz, Yuji corrió hacia el peliblanco en busca de refugio, ocultó su rostro en su camisa y Gojo de la preocupación lo tomo por los brazos para que logrará calmarse, y así lo hizo, a los segundos Yuji ya se había calmado, había recostado su cabeza sobre el hombro del mayor y las caricias de parte del opuesto en su espalda le generaban tranquilidad, se volvió a quedar dormido y Gojo agradecía totalmente que lo haya hecho, necesitaba que Yuji volviera a la normalidad, no es que no le gustara que el pequeño actúe de esa manera, de hecho no le importaba, pero aunque sea si iba a actuar como niño literalmente, debía estar preparado para cuidarlo.

Recostó a Yuji en la cama y aprovechó que estaba descansando para poder cambiar el pañal del menor, en todo el día había olvidado por completo sobre ese asunto, aunque el menor no presentó queja alguna debía cambiarse recurrentemente para evitar paspaduras, una vez terminó de cambiarlo, lo volvió a acomodar sobre él y se pasó bastante tiempo cargándolo, ya no saldría de la casa, así que no tenía que preocuparse por nada.

Comenzó a preparar la comida, pero sentía que su cuerpo se desvanecía, Podía soportar un peso promedio por bastante tiempo pero había tenido a Yuji en brazos por más de una hora, una hora en la cual el menor se acomodaba de vez en cuando, y en la que había aprovechado para terminar trabajos pendientes, pero ya no soportaba más el peso del pequeño, así que se encaminó al sillón cerca de la cocina y recostó al niño ahí, dejo un suave beso en su frente, por segunda vez en el día y siguió cocinando mucho más cómodo supervisando de vez en cuando al pequeño.

Comenzó a preparar la comida, pero sentía que su cuerpo se desvanecía, Podía soportar un peso promedio por bastante tiempo pero había tenido a Yuji en brazos por más de una hora, una hora en la cual el menor se acomodaba de vez en cuando, y en la ...

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