Ya era tarde, o mejor dicho temprano. Eran las nueve en punto, en dos horas el avión a Manhattan me arrancaría de esos suelos, me arrancaría de mis amigos y me arrancaría de mi vida. Junto conmigo estaban Paula, Rochy, Magda, Marcelo, Clara, León y Kacey.
El día anterior Kacey había organizado una pequeña reunión de despedida. Extrañamente Guillermo no se presentó. No lo veía desde el día en que anuncié mi viaje, a pesar de la ausencia de Guillermo, Pato y Oto si se presentaron a mi pequeña despedida… tomaron tanto que el día del vuelo deberían estar en el baño vomitando.
Ian y Marcelo hablaban entre ellos, Paula y Rochy también estaban en su propia conversación, Magda y Clara guardaban silencio (Quería creer que el silencio era porque me extrañarían), por último Kacey lloraba mientras León la consolaba. Yo solo miraba el suelo.
Un chico que daba la impresión de haberse levantado hace no mucho de su cama corrió hasta donde yo estaba. Guillermo. Traía pantuflas, el pelo desordenado, los ojos hinchados de sangre (Como si hubiese llorado por horas), una remera y unos shorts deportivos. Sonreí como una loca cuando lo vi, sin dudarlo, me tiré a sus brazos en el centro del aeropuerto.
Sus brazos eran mi única salvación, tenía la esperanza de que ese abrazo nunca se terminara, de que ese abrazo impidiera el viaje. Pero no sería así. Ambos sabíamos que no sería así. Y nos destrozaba saberlo.
-Flopp…- Dijo apartándose.- No quiero llorar aquí, no da con mi perfil de chico malo.
-¿Todo te lo tomas a broma?- Dije con una sonrisa.
-¿Prefieres llorar o reír?
-No sé qué decir… No quiero decir ¨Adiós¨, nunca permitiría solo decir eso y dejarte ir.
-Entonces, decime la verdad. Siempre soy honesta cuando las palabras no salen de mi boca.
-Te voy a extrañar, más de lo normal. Mucho, muchísimo. Para ser honesto en este momento sería de película decirte ¨Te amo¨ pero te aprecio tanto que no sería capaz de mentirte. Porque, no sé qué siento por vos, pero sí sé que cambiaste mi vida. Nunca deje que nadie, excepto mis hermanos, se metiera en mi vida y me cambiara. Así aprendí que debía ser de pequeño. Pero vos te metiste en mi vida y me cambiaste, hiciste que pensara las cosas de otro punto de vista. Me demostraste que había formas de que la vida valga realmente la pena… Floppy, te… te quiero.
-Guille…
-Ya vamos, Florencia.- Me tomó mi mamá del brazo, arrastrándome hasta los pasillos que me subirían al avión. Me logré despedir de todos brevemente, por poco se me olvida. Eso me pasó por pensar tanto en Guillermo.
Una vez en el avión, noté que mi hermano (Quien estaba junto a mí) lloraba. Estaba tan preocupada pensando en mis problemas que me olvidé que él también tenía los suyos y, por más amigos que pueda tener, yo siempre sería su mejor amiga incondicional. Yo siempre sería la que la acompañe tanto en los buenos momentos como en los malos, yo sería la persona que siempre le brindaría apoyo. Pero yo estaba siendo una persona egoísta, concentrándome solo en mí y en mi vida.
-Ian… ¿Quieres hablar?- Pregunté, mirándolo, dándole a entender que era una pregunta sincera y no una de esas bromas pesadas que solíamos hacernos.
-Sí… Flor… Voy a extrañar Buenos Aires, no sé cuándo volveremos… no sé si volveremos algún día. Extrañaré a mis amigos… y a Rochy. La quiero, Flor…
-Nunca me di cuenta que ella era tan importante para vos… no sé, solo tienes trece años.
-¿Y qué? ¿Qué tiene mi edad? ¿Soy más tonto por tener menos edad? ¿Comprendo menos las cosas por ser más joven? No entiendo, no, no lo entiendo Flor. Entiendo que una persona que tuvo más experiencias en la vida por tener más años puede saber más que alguien con menos experiencias, pero… soy incapaz de entender como un número puede cambiar lo que eres, o tu madurez. Si yo mañana cumpliera catorce ¿Algo en mí cambiaría? ¿Sería más inteligente? ¿Comprendería más el mundo? Soy el mismo Ian. En cuando a Rocío… Puedo quererla, puedo saber que es querer, soy capaz de querer a alguien. Ponlo así: si tuviera que elegir entre morir yo o que ella muera… la respuesta es mi muerte.
-Ian… nunca lo pensé así, tu edad no cambia lo que eres. Son tus conocimientos lo que te hace crecer.- Nos quedamos callados el resto del viaje. No sabía que estaría pensando mi hermano, pero noté que ya no es el mismo nene que me molestaba porque era su pasatiempo favorito. Ese nene creció, ese nene ya no está.
La reflexión de Ian acerca de que las edades son solo un simple número me hizo reflexionar… quizá no sean tres años los que me llevaba con Guillermo, quizá teníamos la misma edad.
El departamento de Manhattan era grande y moderno. Asombroso. Kacey seguramente se pondría loca de emoción por vivir en un lugar así, tan glamoroso.
Unos días después de mi mudanza mi cuarto estaba listo. Las paredes de mi cuarto eran rosas, al igual que las sabanas de mi cama, pero lo que más resaltaba de la habitación eran las fotos enmarcadas en todos lados. Sobre mi repisa había fotos con Paula, Rochy y Magda, en un cuadro sobre la pared descansaba una foto con Clara, sobre mi cama había un collage enorme de fotos con Kacey y León, y por último una pequeña fotografía de Guillermo y mía en su moto el día de la fiesta de Ian. Recuerdo la foto con Guillermo perfectamente, él insistió en que era peligroso sacar una foto con la moto en movimiento, pero lo hice igual.
El collage lo hice con Kacey y León antes de irme de Buenos Aires, habían fotos de muchos momentos juntos… consolando a Kacey en el zoo cuando se asustó de la trompa de un elefante, iniciando una guerra por el helado y hasta jugando al pato ñato en el parque… con catorce años.
Unos días después de mi llegada a Manhattan me llegó una carta de Buenos Aires… considerando que todos mis amigos pensaban que las cartas son anticuadas solo podía ser una persona: Guillermo.
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Holaaa... ¿Se pasarían por la novela de una amiga? Es genial!!! Se titula ¨Dead in the water¨ y la autora es ¨PEMPJEMTES¨. Gracias!! Capitulo dedicado a ella y a ClariTEMP *no me maten por hacer que Flor se mude, solo los separan unos 100 paises*
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Ama hasta que duela.
RomanceFlorencia es una chica de 15 años con una vida aburrida, pero un simple repartidor de pizza puede cambiar esa aburrida vida y volverla fantástica. Uniendo sus vidas y aprendiendo sobre el otro y sus metodologías de vida.