Capitulo 7:

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A eso de las siete menos diez Guillermo decidió acompañarme a mi casa. Su pelo estaba despeinado y su expresión era extraña. Tenía los ojos entrecerrados mirando al frente, las cejas levemente fruncidas y los labios apenas unidos formando una pequeña sonrisa, casi nula. A pesar de la falta de sonrisa en su gesto, se lo notaba relajado.

-Floppy.- Dijo tomándome completamente por sorpresa.

-¿Sí?

-¿Quieres... salir?

-¿Eh?

-Si quieres salir... digo, como amigos, eh... pueden venir tus amigos.

-Claro.

-¿Mañana a las seis?

-Mañana es Jueves.

-Ah, claro, tienes colegio, ¿El Viernes?

-Sí, me parece bien.

-Paso por ti y tus amigos el Viernes a las siete por tu casa, ¿Sí?

-¿Qué  se supone que le voy  a decir a mis papás?

-La verdad, supongo ¨Mamá, papá, salgo con otros cinco chicos a cenar, luego me voy a dormir a la casa de una amiga. Vuelvo el Sábado¨.

-Ajá, y dime, ¿Quién es ¨Una amiga¨?

-Clara, te puedes quedar a dormir en casa.

-De acuerdo.- Llegamos a casa.

-Chau, Flopp.

-Chau, Guillermo.

Entré a mi casa, hice los deberes y me fui a mi cuarto a llamar a Kacey. Pero mi papá entró a mi cuarto, sin tocar. Se veía increíblemente enojado. Sostenía mi remera negra manga larga sobre su cabeza.

-¡Huele esto!- Me ordenó. Yo obedientemente me acerqué hasta la prenda y entendí al instante: Olía a marihuana. Mi mamá se acercó por detrás de él, tomándolo suavemente por los hombros.

-Deja que yo me encargue.- Pidió mi mamá con dulzura, mi papá tiró la remera sobre mi cama y se retiró, enojado.

Mi mamá se sentó en mi cama y yo a su lado. Tomó mis manos entrelazándolas con las suyas y me miró con un dejé de tristeza y decepción en sus ojos.

-Mamá, no es lo que crees.

-¿Qué paso?

-En la fiesta de Ian... salí un rato y me encontré con unos chicos fumando, me alejé de ellos instantáneamente, pero se me pegó el olor.

-Y me sigues mintiendo, Florencia, yo no creo que fumes. Sé que eres incapaz, pero, reconozco las mentiras de mi hija, levantas las cejas y hablas rápido cuando mientes. ¿Qué paso realmente? Es la última oportunidad que te doy de decirme la verdad.

-El hermano de una amiga me invitó a salir la noche de la fiesta, acepte. Juro que ni él ni yo fumamos, pero una de sus amigas sí. Se me debió pegar el olor. Es la verdad, lo prometo.

-Te creo, Florencia. Calmaré a papá, pero... dame tu teléfono, y mañana yo misma te buscaré al colegio, ¿De acuerdo?

-Sí, mamá.- Le dije mientras le entregaba mi teléfono y ella me dio un beso en la frente.

-No tienes que salir con chicos tan grandes, al menos no de noche y sin permiso. Las cosas entre nosotras tienen que ser claras, mientras más honesta seas, más permisos tendrás. Pero cuando te pregunté acerca de la verdad, me mentiste.

-Perdón.

-Ya está, ¿Quieres cenar?

-Claro.

Ama hasta que duela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora