RED (YOONGI POV) |Yoonmin|

1.

Despertador, ejercicio, desayuno, lavado y trabajo, la misma rutina de siempre que mantenía en orden mis pensamientos. El café me mantenía fuera de la visión de los demás, está era la única manera de pasar desaparecido mientras esperaba que mi querido chico llegara como la mayoría de las tardes. Iba tomando cercanía sin que él se diera cuenta, poco a poco iría dando un pequeño paso para poder llegar a lo que deseaba.

Cuando veía que estaba a punto de irse, me adelantaba y me quedaba en el punto del camino a su casa que había quedado el día anterior, así fue como descubrí donde vivía, me costó unas cuantas tardes, pero valió la pena.

Cuidadosamente observé la entrada del imponente edificio; tenían un cámara de seguridad apuntando a la entrada, otra puesta en una esquina para ver la recepción y quien entraba, luego estaba la última que pude divisar desde fuera, esta estaba al final del pasillo que supuse que llevaba a los ascensores.

Habían solo dos hombres en el turno de mañana, uno más viejo que solía estar bastante atento a las imágenes de la pantalla y otro más joven que solía ir bastante al baño, al parecer era un fanático a las bebidas energéticas. Esto me venía de maravilla para hacer mi primer movida anónima.

En una de las llamadas que hacía el rubio en el café, escuché que mañana sería su primer día de trabajo, por lo que saldría temprano, ese mismo día también supe su nombre. Pagó con tarjeta, algo que normalmente no hacía, y de un vistazo rápido leí Jimin.

Escribí varias ideas para hacer: "Cruzarnos descuidadamente por el camino" "dejarle un desayuno" "dejarle una nota de buena suerte" entre otras. Creí que era muy pronto para cruzarnos, la nota era muy simple, así que uní las últimas dos ideas. En la madrugada preparé una linda caja de color rojo, no fue mi intensión que fuera de este tono pero, para mi mala suerte no quedaban más. Coloqué algo de lo que siempre pedía, así me aseguraba que le gustaría y seguido la envolví en un bolsa negra para no tener que ver el rojizo del cartón.

Caminé en la madrugada hacia la dirección que había descubierto. Como había seguridad, el negro sería el color más sobrio, y no podía arriesgarme a que el recepcionista me viera y soltara una descripción física de mí, aún no estaba listo para tener una conversación con Jimin.

Estuve esperando detrás de los árboles aproximadamente por una hora, hasta que el fornido chico se levantó de su asiento y desapareció por la puerta de al lado. Abrí la puerta de entrada con la clave que conseguí el último día que seguí al chico, caminé rápidamente con la cabeza agachada, dejé la caja y salí corriendo mientras cerraba tras de mi.

Después de unas cuantas cuadras comencé a bajar la velocidad de mi andar, tomé aire y me acomodé en una de las bancas que habían cerca. Al seguirlo durante tantos días descubrí que estaba esta plaza, la cual me daba vista directa al camino del rubio.

Comencé a fumar un cigarro mientras esperaba. Para mi sorpresa y buena suerte, cuando ya lo había terminado pasó por la acera de al frente ese delgado hombre que tanto estaba anhelando. Iba con el detalle en una de las manos y en la otra tenía el cappuccino. Sonreí bajo la mascarilla que me había puesto después de terminar el cigarrillo.

Cuando ya no estaba aquel chico en mi campo visual emprendí mi viaje por distinto camino, ya era hora de ir a trabajar.

...

—¿En qué piensas? últimamente te veo en las nubes muy seguido. —comentó mi jefe y arrendador desde la caja registradora.

—Creo que me gusta alguien. —sin despegar la mirada de la puerta solté esas palabras.

—¿En serio? ¿Quién es? ¿Por qué no me habías dicho antes? Ahora somos amigos, deberías contarme las cosas. —caminó rápidamente en mi dirección, sus codos se juntaron con la mesa y su rostro se apoyó en sus manos regalándome su peculiar sonrisa. Era rara, en cierto modo me molestaba.