¡DEJAME!

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*Draco*
La situación comenzaba a tornarse demasiado... dolorosa. No era mi cuerpo, no eran mis dolores, pero... ¡Oh Merlín! ¿Cómo lograban soportarlo? Yacía acostado boca abajo, mis manos presionaban levemente el vientre de aquel cuerpo femenino, como si con eso lograra aplacar un poco el dolor. No controlaba el cuerpo, no importaba que tan bueno fuera manipulando mis emociones, ahí no servía de nada. Ciertamente Granger se había quedado corta en aquella carta. ¿Por qué? Era tan sencillo y a la vez tan complicado de explicar.
Primero fueron los leves dolores punzantes en el vientre, después ni siquiera podía correr a gusto debido al incesante dolor en los pechos, y ahora... ¡la muerte! Cólicos menstruales. Apenas llego el primer día de su periodo, cuando todo comenzó, el vientre era atacado por punzantes dolores, y siendo sincero por primera vez, prefería mil veces que me apuñalaran o me lanzaran crucius a eso. Las lágrimas, ni siquiera podía contenerlas en los ojos, y no lo lograba moverme sin tener dolor. Mi fuerza era reducida hasta la extinción.

- ¿Quieres que te sobe? - pregunto una voz femenina. Abrí levemente mis ojos y asentí. Nyx se acerco en su forma humana y con aquella mano delicada comenzó a sobar el vientre. No era de ayuda, pero preferí callarme - ¿No te han hecho efecto las pastillas? - pregunto de nuevo, su tono de voz era débil y logre notar la fina línea de preocupación.
- Voy a morir... lo juro... ¡ahhhh! - me queje.

Nyx continúo con su masaje hasta que su mano termino acalambrada. Todo el día, permanecí en cama, quejándome. En realidad no me sorprendió que la señora Granger, continuamente fuera a verme, me daba unas palmaditas en el hombro y después dejaba sobre el tocador una taza de té, que según ella me ayudarían con el incesante dolor.
Como buena hada, Nyx se encargo de ayudarme con los continuos cambios, aunque el estarme parando para ir al baño era horrible, tanto que dos veces quise vomitar.

- Odio ser mujer... ¿Por qué a mí? - le pregunte en la madrugada a Nyx, quien duramente intentaba mantenerse despierta, dado que yo, por causa del dolor no lograba conciliar el sueño.
- Debes aprender una lección, aunque creo que lo harás de la manera más dura, sin embargo te diré una cosa... si no comprendes a la perfección, la maldición que os he puesto, dará un giro difícil de predecir - comento con tranquilidad, sentada a un lado de mi cabeza, en su forma natural.

Cualquiera que le viera, creería que era linda e inocente, sin embargo yo había aprendido a no dejarme guiar por las apariencias, en especial con criaturas que recién conocía, aunque había momentos en lo que mi orgullo me cegaba tanto, como aquel penoso accidente con el hipogrifo en tercer año.
...

*Hermione*

- ¡Draco! ¿qué te pasa? - pregunto Astoria frente a mí, la chica andaba a escasas prendas sobre la cama, y yo en realidad comenzaba a volverme loca - pareces una niña asustada... ¿acaso quieres jugar a ser el débil? - pregunto con un tono sensual, llevo su índice a los labios y lo lamió.

No me gustaba para nada aquello, mientras más transcurrían los días, era más complicado deshacerme de Astoria y para mi trágica existencia, Eros y Nim solo observaban divertidos la situación, aunque hacia apenas dos noches casi convencí a Eros de tirarse a Astoria, haciéndose pasar por Malfoy, sin embargo al final se negó, alegando que era mucho más divertido verme huir de ella por la habitación en bóxers.

- ¡Draco! - dijo elevando unas decimas su voz.

Esta vez, me no había logrado resistirme y me encerré en el baño. Estaba agitada y de alguna extraña manera, el cuerpo masculino comenzaba a traicionarme dado que sentí una extraña sensación, o como bien decía Eros, excitación... además de que una parte de su anatomía se endurecía más rápido de lo que podía imaginar.

- Draco, sal... me deseas, mira que te sentí... sabes que no puedes negarlo, anda déjame satisfacerte - me deje caer al suelo y apoye mi espalda en la puerta.
- Si quieres que vuelva a la normalidad, date un baño frío - dijo Eros. Levante la mirada y le vi frente a mí, en su forma natural.
- ¿En serio? Eso... - señale con el dedo índice la parte baja del abdomen - ¿volverá a su tamaño normal? - Eros rió, para después asentir con la cabeza - ¡pero ella...! Si salgo... - no podía siquiera terminar una frase, mis lágrimas comenzaban a salir. ¡No quería terminar teniendo relaciones con una mujer!

Eros me observo por unos instantes en silencio, para después con un solo "puf" volver a su forma humana, me agarro del antebrazo y de un jalón me obligo a levantarme. Clavo esa fría mirada en mí para después darme un golpe en la frente.

- Eres inteligente, aprende a evadirla porque esta será la primera y última vez que te ayudare - poco a poco la figura de aquel chico de cabellos negros se fue desvaneciendo, para volverse un rubio tan familiar. Aun no lograba averiguar cómo lo hacía, más sin embargo lo agradecía por completo.
- ¿Te acostaras con ella? - pregunte algo alarmada, él sin embargo solo me mostro una sonrisa picara, me empujo hasta la regadera y salió del baño con rapidez.

Sin poderlo evitar corrí a la puerta y pegue la oreja en ella, se escuchaban ruidos de objetos cayendo, además de que las risitas de Astoria se volvieron consecutivas. ¿Qué hacían? Me pregunte. Me mordí el labio inferior y no logre evitar que mi curiosidad fuera saciada, siendo sigilosa abrí la puerta un poco y observe atentamente.
Eros con la apariencia de Malfoy, tenia aprisionada en la cama a Astoria, quien ya le había rodeado el abdomen con sus piernas, ambos se besaban furiosamente. La mano del rubio se apoyo en el pecho izquierdo de ella, le acarició levemente antes de dejarlo a la vista. Astoria gemía entre beso y beso. Aquella leve escena logro que me recorriera un escalofrió por la columna, mis manos se tensaron y aquello que ocultaban los bóxers se endureció más hasta casi doler.
Por un segundo, tuve el impulso de salir y hacerles compañía, más sin embargo antes de que mi mente cayera ante la excitación, una fría mano me jalo hacia atrás y cerró la puerta con lentitud.

- Creí haber escuchado que te dieras una ducha fría - la voz de Nim era grave, molesta - si te rindes ante la excitación, puede que no vuelvas a tu cuerpo... - comento.

Aquellas palabras fueron como agua helada, sin poderlo evitar más, me acerque a la regadera y abrí los grifos. En el momento en que la helada agua golpeo contra mi piel, aquel ligero calor que me había rodeado desapareció. Con la respiración agitada, caí de rodillas pensando solo en las palabras del peliblanco...
Permanecí bajo el agua helada, hasta que dos manos me sacaron sujetándome de cada brazo. No supe con exactitud cuánto tiempo mi mente intento sacar conclusiones, en idear algún plan. Temblaba, ciertamente no era un mes cálido, sino todo lo contrario. Sentí como me quitaban los bóxers húmedos y me aventaban una toalla seca.

- Anda, si no te cambias te refriaras - dijo con tranquilidad. Parpadee rápidamente y vi a quien me hablaba, era Eros. Abrí la boca para decir algo pero él solo arqueo una ceja, miro hacia la cama y después volvió a mí - me debes una - dijo antes de desaparecer.

Pase la mirada por la cama y ahí la vi, Astoria dormía tranquilamente. Lo más curioso fue que no estaba desnuda, seguía llevando puesto sus prendas íntimas además de la sabana. ¿Qué había pasado? Me pregunte.
...

*Draco*

No puedo decir con exactitud como sobreviví, pero milagrosamente lo hice. Los dolores cesaron al tercer día, y para comodidad mía, todo acabo dos días después, aun así prefería mantenerme metido en la cama, descansando de aquella agonía que había sufrido. En verdad, ¡las mujeres eran unas masoquistas! Soportar tal dolor cada mes, era incomprensible para mí.

- Y eso que no sabes lo que es tener un hijo - susurro Nyx desde la ventana donde tomaba gustosamente el sol. Le mire molesto, pero al instante preferí no pensar en el tema. ¿Sufrir más? No, muchas gracias - es esta noche ¿cierto? - pregunto con cierto interés.

Yo solo asentí con la cabeza, esa noche no tendría en absoluto nada de divertido, ¿Qué podía haber de diversión en los muggles? Nada. El resto de la tarde me la pase observando el álbum de fotos de Granger, muchas de las fotos no se movían, solo lo hacían aquellas que tenia de sus amigos.
En ese lugar no había nada divertido que hacer, así que me dedique permanecer en la habitación revisando la correspondencia de Granger, reírme de cada estupidez que le escribía Potter y Weasley era vagamente entretenido.
Para mi sorpresa, el tiempo paso más rápido de lo que pude imaginar, dado que no me percate cuando el sol se oculto detrás de una de las montañas desde la lejanía, que Nyx ya se había encargado de prepararme la ropa que llevaría a la dichosa fiesta de esa tal Meredith, hasta que llego a mis oídos la voz femenina de la madre de Granger.

- ¡Hermione, llegaras tarde! - solté un bufido antes de cambiarme, y como siempre no dude en hacerlo frente al espejo, últimamente adoraba ver el cuerpo de la castaña, tocarlo levemente... ¿que podía decir? Me urgían mujeres, hacia ya un tiempo que no tenían nada que ver con una.
- Se cuidadoso - dijo Nyx desde la ventana. Le mire con diversión antes de salir de la habitación, completamente cambiado y difícilmente peinado. Aun me costaba trabajo aplacar esos cabellos que tenia ella.

En la estancia su padre me miro y sonrió, mientras que su madre se acerco a mí con una bolsa llamativa, posiblemente el regalo. Le mire intentando darle una leve sonrisa antes de salir de aquella casa. Las calles eran alumbradas por las farolas, niños jugaban animadamente frente a las aceras. Era un vecindario poco común para mí.
Camine siendo guiado por Nyx, dado que ella se había encargado de averiguar la dirección de aquella chica que iríamos a visitar. Ciertamente solo tuve que caminar entre las calles hasta llegar a una casa bastante iluminada, fuera había gran cantidades de chicos y chicas platicando animadamente. Muggles, pensé solo con mirarlos.  Seguí con mi paso hasta entrada, donde antes de que pudiera atravesar la puerta, una mano me jalo del brazo hasta un rincón oscuro. Algo aturdido, intente librarme de aquella prisión corporal, pero no lo logre.

- ¿Me has estado evadiendo, Hermione? - pregunto una voz masculina muy cerca de la oreja, arque una ceja y sin dudarlo le di un rodillazo en sus partes nobles. El chico se quejo.
- Hazlo de nuevo y eres mug... - Nyx apareció frente a mí y negó con las manos rápidamente - hombre muerto - el chico me miro molesto, sin embargo solo le mire de reojo antes de seguir con mi camino. Estaba molesto, demasiado.

Entre a la casa y con rapidez busque a la chica, la cual no fue difícil de encontrar gracias a la casi perfecta descripción de Granger, me acerque y le brinde una sonrisa, ignorando al grupo de chicas que platicaban con ella.

- ¡Hermione! - exclamo, me abrazo y no me soltó hasta que una de las jóvenes aclaro su garganta - ¡Oh, lo siento! Gracias por venir... - Meredith agarro la bolsa llamativa y la acomodo en una mesa, junto con el resto.
- Ya vine, ahora me voy...  - dije con rapidez, quería escabullirme cuanto antes de ahí, no quería decirlo en voz alta pero apestaba.
- Los humanos acaban con su vida por si solos, mira que desde jóvenes - comento Nyx, quien ahora yacía sentada sobre mi hombro derecho.
- ¿A dónde vas? Aun no bailas con Jeremy... ven - Meredith me jalo de la diestra y me llevo hasta el fondo de la casa, donde un grupo de chicos platicaban animadamente - ¡Jeremy, baila con Hermione! - grito, aunque casi fue audible debido al volumen de la música.

El chico que volteo me recordó a Vicktor Krum, con la única diferencia de que sus ojos eran de un color café y su cabello largo de un color rojizo , muy parecido al de su hermana. Jeremy me miro con una sonrisa y sin pedirme permiso me tomo de la mano. Me llevo hasta la pista para después rodear mi cintura con su brazo libre, me pego más a su cuerpo y comenzó a balancearse.

- Lo odio... - susurre solo para que Nyx me escuchara, la hada sonreía de lado. Era incomodo bailar así, por ello solo me dedique a pisarle algunas veces los pies, y solo con un leve "ups" él me perdonaba - lo odio - repetí.

Al terminar la pieza, salí corriendo del lugar, me sentía nauseabundo. Respire profundamente una vez que me vi fuera de esa casa, mire a mis alrededores y logre notar que me miraban curiosos. Hice una cara de asco y les ignore.

- ¿Te sientes bien? - pregunto una voz masculina a mis espalda, me gire y le vi - ¿tan malo soy bailando? - pregunto avergonzado, y a pesar de que el cuerpo de Granger era recorrido por escalofríos, yo no me inmute.
- Odio las fiestas, y bailar... si lo hice ahora fue porque ella me lo pidió... ahora si me perdonas, me largo - dije molesto. Le di la espalda y antes de dar un paso su mano sobre mi hombro me detuvo.
- Lo sé, fui yo quien le rogo que te lo pidiera... me gustas, y no encontré la mejor manera de platicar contigo que esa, especialmente cuando solo estás en tu casa en vacaciones - le mire a los ojos, y el estomago se me revolvió. Su cuerpo reaccionaba ante las "dulces palabras" de aquel tipo, y eso me repugnaba.

Él me sonrió y las piernas temblaron con suavidad. ¡Odiaba ese cuerpo! ¡Odiaba que sintiera algo! Cuando se acerco a mí, con intensión de besarme, no aguante más, le di un pisotón y eche a correr. A mitad de camino, el chico al cual había golpeado me miro y grito "Zorra".

- ¡Mejor no hables, bastardo! - grite en respuesta.
- Esa no es forma de hablar de una señorita - dijo un anciano que se detuvo y me observaba. Eso colmo mi paciencia.
- ¡Lo siento! Estoy en mi periodo ¿de acuerdo? - dije elevando unas decimas mi voz, le ignore y termine de correr hasta la puerta de la casa de Granger, entre y ni siquiera mire a sus padres, solo subí por las escaleras hasta su habitación.

Dentro, me dedique a caminar como león enjaulado durante unos minutos, intentando calmarme. Su cuerpo aun tenía esa sensación de nerviosismo. No estaba seguro que me pasaba, ¿estaba volviéndome loco? ¿Ver su rostro y su cuerpo cada mañana comenzaba a dañarme? Me preguntaba una y otra vez...

Mi pesadilla🔥😈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora