Escapando del lobo

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+Hermione+
No podía negarse más, ¡el mundo estaba loco! Y... ¿me gustaba así?
Desde ese día en el cubículo con Malfoy, no me era capaz de dirigirle ni una sola mirada. Él sin embargo, no dudaba en tomar cualquier oportunidad para aprovecharse de mis descuidos y tontos momentos sola... ¿cualquiera se preguntaría por qué? Pues bien, Malfoy llevaba persiguiéndome día y noche, aprovechándose para acorralarme en algún callejón solitario donde se aprovechaba del poco control que tenía a aquel cuerpo masculino. Era insoportable, dado que siempre terminaba con aquella penosa erección que solo un baño frio me quitaba. Probablemente se iría con una ayudada rápida, pero no me atrevía hacerlo.
Tuve que aguantar las burlas de Eros a cada hora, haciendo comentarios un tanto hirientes pero molestos. Más sin embargo, yo conseguía enfrentarlo. Tan vergonzoso y penoso, una experiencia que no olvidaría nunca en mi vida.
A pesar de esos detalles que se estaban convirtiendo en mi cruz, las clases eran las mejores, dado que por primera vez me sentí tan bien, viendo como Snape regañaba a Malfoy en mi cuerpo, mientras que a mi me premiaba por nada. Injusto, pero vaya que eso me hacia pensar que merlín si existía y no estaba del todo en mi contra. Con el paso de las semanas, me acostumbre a la perfección a la constante presencia de la prometida de Malfoy, quien  por alguna extraña razón, ya no se me insinuaba tanto, incluso había dejado de tocarme a su antojo a pesar de mis esfuerzos por impedírselo. Era tan escurridiza que me volvía loca, pero muy precavida.
El ultimo fin de semana de Enero, opte por salir de la sala común de Slytherin antes de que cualquiera de los amigos de Malfoy se percatara de algo, dado que los pretextos para alejarlos de mi, comenzaba a escasear. Me puse unos jeans y una playera de color gris que, no podía negarlo, se le veía excelente a rubio. Que envidia de verdad, dado que no necesitaba hacer mucho para que se viera bien... A mis extremos iban Eros y Nim en sus formas naturales, los dos cuchicheaban a mis espaldas, y ciertamente no me importaba, dado que siempre que intentaba escuchar, Eros se desquitaba haciendo comentarios sarcásticos.
- ¿Aun no hay nada de cómo revertirlo? – pregunto desganada, de alguna forma ya no me era extraño, escuchar la voz de Malfoy en vez de la mía. Nim y Eros voltearon a verme, no sin antes darse unas miradas cómplices - ¿Qué pasa? –
- Se algo... un pequeño detalle, más no la solución completa – comento el pelinegro. Por primera vez, me sentí en las nubes y la chica más suertuda del mundo. No importaba cuan poco fuera lo que había averiguado.
- ¿Y bien? – pregunte ante el silencio que se formo entre nosotros.
- Sencillo, comprensión y amistad... - comento como si fuera lo más obvio del mundo, más sin embargo no entendí nada – Tienes que comprender el por que es como es, además de que debe aceptar que tiene una amistad contigo, y eso antes del 14 del mes que viene, o el procedimiento cambiara – procese aquello por unos minutos, y al entender abrí los ojos tanto como pude.
Estuve a punto de gritar, cuando una mano me sujeto del antebrazo con gran fuerza, tanta que ni siquiera alcance a ver el rostro de mi atacante, y mucho menos prevé el caer sobre una manta. Una caída algo brusca que me dejo atontada por unos segundos, pude haber tardado más en reaccionar, más el sentir el peso de otro cuerpo sobre mi me hizo reaccionar. Parpadee con rapidez, y entonces le vi. Mis ojos castaños me miraban con diversión y sumando esa sonrisa ladina muy propia de Malfoy, supe que no tramaba nada bueno.
- No me gusta que huyan de mi – comento con un tono algo molesto, yo le mire con terror – he querido hablar contigo desde la semana pasada – dijo, y antes de que yo lograra preguntar la razón, sus labios capturaron los míos con fuerza, tanto que sentí que los labios se me hincharían.
Odiaba esa situación, dado que la única que sufría ahí era yo. A penas lograba conocer mi propio cuerpo cuando de un día para otro me lo cambiaban, y no por otro femenino, sino por un masculino, uno que contenía una anatomía completamente diferente a la que yo intentaba entender.
Nuevamente, antes de que él separara los labios de los míos, las manos de aquel cuerpo aprisionaron al de él, obligándolo a casi recostarse contra mí. Fue extraño y raro, yo ya no lo controlaba, todo ese cuerpo se movía solo sin siquiera obedecer a mi cabeza. Yo me había convertido en una espectadora. A través de esos ojos grises, lograba ver lo que aquellas manos ajenas hacían con aquel que resultaba ser mi cuerpo, lo tocaban a su gusto, desde las piernas, hasta el trasero. Estaba horrorizada, intente recuperar el control más no lo lograba, era mucho más poderoso que yo.
Una variedad increíble de sensación que me hicieron sonrojar, se apoderaron de mí. Desde esa deliciosa sensación de sentirte tocada por unas manos tan expertas y que sabían a la perfección que hacer para hacer subir a las nubes hasta esa de ser deseada por alguien más. Tan confuso. Poco a poco me fui mareando, tanto que la vista se me nublo, mi mente estaba en blanco, y por solo un instante le vi a él, a ese blondo al cual veía cada mañana en el espejo, ¿de nuevo él?
- ¡No, Detente! – grito una voz chillona y molesta. Era Nyx, si... debía de ser ella. Más para mi sorpresa yo estaba en contra, no quería que se terminara, quería llegar al final.
- No te aproveches – esta vez fue la voz de Eros. Parpadee y vi cuatro pares de ojos mirándome desde arriba, unos divertidos, otros horrorizados. Completamente apenada, me levante y mi cabeza me dolió.
- No lo entienden... debieron dejar que continuara, es mi cuerpo y puedo hacer lo que me plazca, ¡No puedo más! La abstinencia es la muerte – se quejo el rubio, que nuevamente poseía mi apariencia, y para mi horror iba en ropa interior.
- No... déjenlo – susurre, la voz sonó tan débil y segura que las miradas volvieron a mi, una complacida – ni lo pienses... no permitiré perder nada contigo, pero... lo vi, cuando me besaba... -
- Nos besábamos, mira que te viste tan complacida por que lo hiciera de nuevo, te gusta y no te culpo – me interrumpió el Malfoy. No pude evitarlo, me acerque a él y le empuje.
- Ni te creas, no eres el primero al que beso, y ciertamente no eres el mejor – comente con tranquilidad y orgullosa – ¿pueden dejarnos solos? – pedí a nuestros pequeños amigos, quienes dudaron por un instante para después desaparecer. Malfoy me miro con diversión, pero antes de que volviera atacarme corrí lejos de él. Pase la mirada y me halle en un salón que muy rara vez solían utilizar, y para mi mala suerte la que él solía utilizar para sus aventuras, eso me molesto – he averiguado algo... ya lo sospechaba pero quería algo que me confirmara, veras... parece ser que tenemos que llevarnos bien, hacernos amigos – mientras hablaba caminaba lentamente, rodeando la cama, dado que él parecía sumamente interesando en atraparme y volver a lo que él comenzó.
- Lo se, pero no es tan sencillo... Nyx es astuta, eso no servirá y en cierta forma es difícil ser amigo de alguien como tu –
Ese comentario hubiera podido haber caído sobre mi como agua fría, más ya estaba tan acostumbrada a sus insultos que no me fue de importancia, especialmente cuando años antes uno de mis mejores amigos habían echo el mismo comentario y ahora éramos casi inseparables, sin tomar en cuenta los últimos meses, dado que a Malfoy parecía no divertirle pasar tiempo con ellos, dado que simplemente los evadía.
Continúe caminando por los alrededores del salón. Tropecé con algunas sillas, pero no perdí del todo mi equilibrio. No caería de nuevo, en definitiva. Si dejaba que me agarrara, todo estaría perdido para mi, cedería sin pensarlo y más con ese cuerpo que comenzaba a sentirlo lejos de mi control. Algo raro sucedía y no sabía que era, pero me daría en la tarea de averiguarlo.
- Déjame en paz... - exigí, a la segunda vuelta que le di al salón. Él sonrió de lado - ¿Por qué lo haces? Sé que no te quieres acostar conmigo... ¡no te rebajarías! – Malfoy se detuvo, y pensó por unos instantes, dándome la oportunidad para llegar a la puerta, pero al intentar abrirla no pude.
- Algo pasa, no sé que es pero me es imposible dejar de acosarte, además de que cada vez que estamos tan fundidos el uno con el otro, mi cuerpo regresa... vuelvo a ser yo mismo, por eso estoy dispuesto a llegar tan lejos – me quede sorprendida al escucharlo, ¿él también?
- Yo igual... ¿por eso te quedaste pensando ese día en el vagón? – pregunte curiosa y sin percatarme de que ahora yo quien me acercaba a él.
- No, eso... no tiene sentido solo olvídalo, pero si tu has visto lo mismo entonces sabrás entenderme... yo más que tu quiero mi cuerpo de regreso – me quede pensando y él aprovecho para besarme, esta vez fue más delicado, pero me aleje antes de perderme a mi misma.
- No, tu y yo es una locura, sé que no hay nada sentimental pero no puedo... va contra lo que creo y no lo hare... lo siento pero me reservo para alguien más – por un momento vi una pequeña venita saltar en mi frente, pero ver esa sonrisa me hizo estremecer.
- ¿Weasley? ¡Por favor! Además, ¿Qué sabes del amor, Granger? ¿Cómo sabrás que ha llegado? Es tan estúpido que veras como terminaras entregándote a cualquiera... como te dije, hare lo que sea necesario para acostarnos, y si tengo que hacer que pierdas tu virginidad antes, lo hare – Malfoy se cambio con una rapidez increíble, saco la varita y la puerta se abrió de un golpe.
Se veía... ¿molesto? No estaba tan segura, más él no me dijo nada más solo salió del salón como alma que lleva al diablo, dejándome helada al saber que estaba por hacer

Mi pesadilla🔥😈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora