Y los recuerdos
de sus labios rosáceos
se amparan en mi mente
atacan mis ojos,
defienden el brillo de mi mirada.
arremeten contra mis sentimientos
ellos mismos titubean
palabras extrañas, pero coherentes
mas las lágrimas parecen desfallecerse.
siguen su ruta, la de siempre
pretendiendo calmar el dolor físico
el de mis pupilas agotadas, secas,
impregnando mis brazos
y también mis fotografías
aquellas que mis manos mojadas
sostienen con más delicadeza que nunca
como sustentando los recuerdos
y rociándolas a ellas también
ensuciándolas de gotitas saladas,
de mi propio dolor.