¿Doler? ¿Y quién te dijo que no lo haría?
En toda la jornada
su rostro no he apreciado
mas su mirada
en mi mente se ha ubicado
y él dudo que se haya realmente percatado
de mi mísera existencia,
pues sus ojos pasean por las calles
buscando a alguien
cuando se encuentran con los míos y
rápidamente, desaparecen
del reflejo de mi alma destrozada
para seguir buscando
por entre los transeúntes
de las frías calles que
él mismo parece haber helado
con sus ojos cristalizados.
Dibujo en multimedia de Alberto Sóloviev.