Día 11 de 365:
Le veo a lo lejos, e intento escapar de la situación
porque siento que, en cualquier momento
el nudo de mi garganta se deshará
y la sensación de angustia entonces llegará
tan pronto como el llanto acuda a mí.
Me tumbo sobre la cama
me tapo con las sábanas,
sintiendo calor en mi cuerpo mientras
apoyo la cabeza sobre la almohada
con una mano sujetando mi mejilla derecha,
parte que pronto se empapa.
Lágrimas brotan,
sin que siquiera mis ojos parpadeen.
Las gotas se convierten en pequeños transeúntes húmedos,
salados sobre mi pequeña nariz,
que acaban sobre mis labios,
humedeciéndolos,
y quitándoles el sabor reseco que tenían.
Amar duele tanto...