03. Lluvia

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Mucho calor trae consigo la lluvia luego de varios días, y con la lluvia viene el frío, la humedad, y el mal humor de ChanYeol, quien no le gustaban los días de lluvia, porque al salir, sus zapatillas se ensuciaban y el pasaba horas lavándolas con sus propias manos. 

Tenía que ir a cobrar el dinero de su beca para luego ir a sus clases particulares, ya que no le iba muy bien en algunas materias y debía de aprobar si quería mantener su beca. 

—Hijo, nos quedamos sin aceite, ¿Podrías traerme una botella? —preguntó su madre antes de que saliera de la casa. 

—Claro, ¿Nada más? —preguntó mientras se colocaba sus zapatillas de color gris claro, el cual era el color más llamativo de todo su outfit que consistía en jeans negros y una gran sudadera de color gris oscuro. 

—Un poco de pan para el almuerzo, y no te molesto más —dijo, y se acercó para darle uno de los paraguas de color negro que tenía colgados a un lado de los abrigos—. No te lo olvides. 

—No iba a hacerlo, quiero mojarme lo menos posible —respondió, y abrazó rápidamente a su madre a modo de despedida—. Nos vemos. 

Salió de su casa y abrió el paraguas procurando que ninguna gota le cayera encima estando fuera. El camino hacia el banco, en el cual podía cobrar su beca, estaba algo lejos de su casa, debía de tomar dos autobuses de ida, luego uno más hacia la casa donde tomaba clases particulares, y luego otro más de regreso a casa. 

Por suerte para él, todo ese recorrido solo debía de hacerlo una vez al mes, y los otros días en los que tomaba clases particulares era despues de la escuela, y solo tomaba dos autobuses en el día. Gastaba bastante en autobús, por lo que estaba pensando en conseguir un trabajo de medio tiempo en algún lugar para cubrir la mayoría de sus gastos y no tener que depender tanto de sus padres. 

—¿Por qué no soy hijo de Jackie Chan? —se quejó mientras caminaba hacia la estación de autobuses—. La vida sería mucho más fácil. 

Calculando el tiempo que creía que estaría haciendo fila para poder cobrar, llegaba a tiempo, por lo que podría ir a comprar las cosas que su madre le pidió antes de ir a sus clases particulares. 

No se le haría todo tan complicado si no estuviera lloviendo. 

Bueno, quizás no llegue a tiempo, pero de igual forma ya tenía un supermercado del otro lado de la calle, y sería estúpido no aprovecharlo ahora que podía. Guardó el dinero en su pequeña riñonera de color negra, asegurándose de que esta no se mojara. 

No quería correr, pero el cambio repentino de color en el semáforo lo obligó a hacerlo, y además de eso tuvo que hacer un salto para no empapar sus zapatillas con el agua acumulada debajo de la acera. 

—¡Joder, lluvia de mierda, me cago en todos! —se quejó mientras revisaba que sus preciados bebés, también llamados zapatillas, no se hayan mojado—. Menos mal... 

Cuando quiso comenzar a caminar, volteó avanzando de golpe, y debido a su paraguas no pudo ver a la persona que estaba caminando hacia el otro lado, haciendo que chocara con ella. 

—Fijate por donde vas —se quejó ChanYeol sin mirar a la persona, abriendo los ojos de golpe al notar que esa persona estaba pisando la punta de una de sus zapatillas, con esas de color rojo muy fuerte que le resultaban espantosas—. ¡Pero-! 

—Oye, fue tu cul- 

Cuando ambos levantaron la mirada para observar al otro, automáticamente se pusieron a la defensiva, retrocediendo un paso. 

—¿Es en serio? ¿Acaso estás acosándome? —preguntó el rubio con el ceño fruncido. 

—Ya quisieras, payaso —se quejó, y no pudo evitar bajar la mirada observando como vestía: una chamarra grande de color naranja fosforescente, un jean blanco y zapatillas de un color rojo muy fuerte, y sin nombrar ese paraguas que tenía los colores del arcoíris—. Me da vergüenza verte, ¡Oye, pisaste a mis bebés! —se quejó apuntando sus pies. 

—Por un momento creí que eras un ladrón, por la pinta —respondió el rubio, apuntándole de arriba a abajo—. Y fíjate que no me importa, tú y tus bebés se pueden ir al diablo —respondió, e hizo el ademán de retirarse, pero ChanYeol no se lo permitió. 

Al notar que un auto venía muy cerca de la acera, sostuvo uno de sus brazos y lo colocó de espaldas al asfalto, no dándole tiempo nada más cuando el pobre sintió su espalda empaparse con la fría agua que estaba acumulada debajo de la acera. 

—Lo lamento tanto, es que no quería mojarme —dijo ChanYeol con, obviamente, falsa empatía. 

Le causó mucha gracia la expresión del rubio al sentir el agua empaparlo por completo, y tardó unos segundos en volver a mirarlo con una expresión de fastidió total, y se acercó para quitarle su paraguas negro de un tirón. 

—¡Oye, ¿Qué crees que-?! 

ChanYeol no pudo terminar la frase, cuando el rubio lo volteó, quedando ahora en distintas posiciones, y lo empujó, haciendo que cayera de trasero al agua sucia acumulada. 

—¡Te lo mereces! —dijo el rubio, y comenzó a caminar lejos de allí. 

—¡Me las vas a pagar, imbécil! —gritó ChanYeol mientras se levantaba, soltando maldiciones en nombre del rubio, aunque desconociera el suyo, mientras buscaba volver a sostener su paraguas para no seguir mojándose más de lo que ya lo estaba haciendo—. ¿Por qué tengo que cruzarme con él siempre en los peores momentos? Ya verá la próxima... 

Por su lado, el rubio comenzó a reír por lo bajo luego de doblar en la esquina, pensando en que eso había sido lo más entretenido que le sucedió esa semana. De hecho, cada encuentro con ese anticuado para la moda, había sido mucho más emocionante que las cosas que pasaban en su aburrida vida. 

Al menos en esos momentos dejaba los modales y la falsa sonrisa de lado, eso era un poco reconfortante a su manera. 

Opuestos | ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora