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XII. Tres, 2; Tomar a Jungkook

Hoy visto de luto, pues aquellos ojos tristes se han posado en otra bella dama que mis pobres y sucios trapos cubriendo las imperfecciones de mi cuerpo no son capaces de llegarle. Limpio con ímpetu mis lágrimas esperando la madrugada para dedicarle otra carta.

Perdón por no ser suficiente para ti.

Él parecía haberse aguantado las ganas de tocarme por todo este tiempo, pues desde que me tomó el brazo aquella tarde lluviosa, ya no me ha soltado.

Y yo más que encantado.

Jungkook se siente como supongo que se sentiría la luz; tan malditamente bien. Me gusta que me toque pero más me gusta tocarlo.

Rozar su mano en clase y sentir el latir de su corazón y el sonido de su respiración incrementar sin control, así como la espuma, o como mi curiosidad de saber hasta dónde llegaremos con todo esto.

Pero no importaba tanto, porque él me saludó y yo le sonreí, esperando que me tocara.

No lo hizo.

Entonces yo busqué su contacto con mi mano; golpeando sin querer su muslo y haciendo que él se asustara.

"¿Qué pasa?" Me preguntó.

"Creí que te habías ido" Mentí, y en alguna parte de mi sentir, supe que Jungkook sabía que mentía.

"No me fui" Dijo él y me relajé, porque él sabe ya casi todo de mí; y sabe que no le mentiría si no tuviera una verdadera razón.

"¿Jungkook?"

"¿Sí?"

"No te vayas."

Y temí, porque en realidad nunca sabría si Jungkook se va y sólo deja parte de su esencia en mí.