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VIII. Dos, 5 ; Regalar a Jungkook

Tenía miedo, claro.

Era la primera vez que le regalaría algo a alguien, y no es que significase mucho para mí, pero Jungkook me había estado ayudando en tanto, que mostrarme agradecido era lo mínimo que podía hacer.

Eso quería pensar, claro.

Darle un regalo a Jungkook representaba ese nuevo nivel en nuestra relación donde yo le muestro vulnerabilidad y oh, qué jodido me sentía.

Pero es que eso es lo que él me transmitía; las ganas insaciables de mostrarle que yo también puedo ser útil en algo; al menos demostrándole que él se había vuelto más que un "algo" para mí.

Así que lo esperé hasta sentir su aroma, pero no llegó en la primer clase, y tampoco en la segunda.

Más que resignado a la idea de que mi nuevo acompañante no vendría, me di cuenta de que en un par de semanas me había acostumbrado en demasía a su presencia.

Fue hasta la última clase que sentí la presencia de su aura cerca; y casi que escuché el latir desenfrenado de su corazón.

"¿Puedo pasar?" Lo escuché preguntar al profesor, y supongo que él asintió porque sentí el olor de su perfume cada vez más cerca hasta que por fin había opacado con su aroma el de los demás que habían empezado a ser desagradables desde que sólo me concentro en uno.

"Hola" Saludó.

"Te tardaste"

"No me sentía muy bien en la mañana y decidí no venir, pero me preocupaba que no tuvieras con quién subir nuestra colina, así que vine, aunque sea la última hora"

"¿Viniste por mí?" Pregunté y, a su vez, miles de nuevas sensaciones se asentaron sólo en mi estómago.

"Sí" Contestó algo agitado "¿Qué hiciste hoy?"

"Me quedé en el salón"

"Uh, lo siento"

Y lo pensé, pero no me importó ser vulnerable. Así que abrí mi mochila y saqué una gardenia algo aplastada que había comprado viniendo a la escuela. Se la extendí.

"Es para ti" Dije, y la tomó.

Se quedó callado por unos segundos.

Creí que tal vez no le había gustado mi regalo, o que quizá pensó que yo había estado malinterpretando esta comunicación que ahora teníamos, pero todas mis inseguridades se vieron opacadas por su voz diciendo en un lindo susurro:

"Ahora estoy sonriendo"

Y yo también sonreí.