32.

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Taehyung estaba sentado en la entrada al llegar, fue lo primero que vió, dejó unos cuantos billetes sin ver el número al taxista y salió del vehículo, fué hasta el peliazul para abrazarlo rápidamente, decirle un "Ya estoy aquí, no le pasará nada", y luego separarse para ir corriendo hacia el  cuarto del Omega.

— ¡Pequeño!

Unos leves sollozos se detuvieron a tiempo que el rubio alzaba la vista hacia él, sus ojitos estaban cargados en lágrimas y se abrazaba a sí mismo con dolor.

Jungkook arrojó su bolso y su abrigo al suelo, para meterse al nido de un salto y abrazarlo.

— Jun... Duele...

— ¿Qué duele, pequeño?

— Todo.

Jungkook lo acunó en brazos y comenzó a dejar besos por su rostro, iba a ir hacia su marca, como solía hacer antes, pero el estado en el que se encontraba no le dieron ganas para acercarse.

La marca estaba completamente negra, y un color morado, como un hematoma, se expandía de esta y llegaba a cubrir el cuello y parte del pecho del Omega.

— Jimin, ¿Por qué no me llamaste antes? — dijo, su voz sonó baja y con un pequeño llanto al final.

Jimin intentó sonreír pero pareció una mueca.

— Porque era más importante que yo.

— No lo es, nada lo es— Jungkook se inclinó hacia su rostro, haciendo que sus narices se tocaran.

Buscó su mano, tomándola con firmeza, con la otra buscó el pulso en la muñeca del Omega, era muy acelerado, demasiado.

— Jimin, ¿Qué es lo que más te duele?

— La marca... Y el pecho, me duele respirar.

— Te voy a inyectar un sedante, no vas a sentir nada— quiso apartarse, pero Jimin lo tomo débilmente por su remera, aunque esta escapó de sus dedos porque ni tenía fuerzas para agarrarla, Yoongi se detuvo.

— No, no... Te dije que no me duermas— el rubio se agitó, negando, soltó un quejido porque el moverse hacia que todo le doliera más, su respiración se volvió errática.

— Jimin, estás sufriendo, no puedo verte así, no me da el corazón para ver a nadie así, y mucho menos a tí.

— Quiero estar aquí, contigo.

— Jimin...

— Porque podría ser la última vez en todo lo que dure la eternidad, en que estemos juntos.

Jungkook sintió su pecho doler con esas palabras, y las lágrimas subieron rápidamente a sus ojos.

— No será así.

Jimin negó, sus párpados pesaban y se cerraban con cansancio.

— Ven— se acurrucó contra él, Jimin se resguardó en su pecho, escuchando el corazón que latía preocupado, Jungkook fue a dejar caricias en su cabello—. Jimin... Eres en serio un sol, me has dado la oportunidad de ver el mundo con otros ojos, me has mostrado lo que es el amor, aquello tan lejano que creí que yo nunca iba a conseguir... Creí que el amor era para otros, no para mí, qué bueno que me equivoqué, qué bueno que encontré a alguien como tú, de nuevo, para decirme con todo su amor que me había equivocado... Qué bueno que he tenido el honor de pasar vidas contigo, porque nada de esto que pasamos será un desperdicio, estarás aquí mañana y en todas las vidas que le sigan, porque yo también voy a estar allí.

Jimin se sintió un poco mejor con solo las palabras tan bonitas del Beta, pero un escalofrío lo interrumpió, sintió sus pocas energías desplomarse, el aire más pesado, y frío.

Our Last Days ➳ KookMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora