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Había una vez una niña muy dulce, tierna y adorable. Ella se llamaba Lourdes. Vivía en Londres con su padre.

Un día de febrero había un recital de la banda favorita del padre e iba a dejar a su hija con el cuidado de una niñera, pero como la niña insistia, insistia e insistia que decidió llevarla.

Estando allí el padre decidió cargarla a los hombros así no se le perdía o alguien la secuestrara por las tantas personas.

Ya había pasado una hora del show que la niña se cansó y pidió que la bajara de los hombros y la dejara sentarse en el piso. Tom decidió bajarla ya que era muy insistiba y quería pasar bien el recital. La niña ya estaba feliz de estar en el suelo y de la nada miro una hormiga que estaba por ser pisada, entonces corrió hacia la persona que estaba por matarla. Solo corrió el pie de aquel hombre y ni se dio cuenta porque todos de repente salieron corriendo donde estaban. Se escuchaban tiros, disparos, entonces la niña gritó el nombre de su padre. Una mujer se le acercó a la niña y decidió llevarla a un lugar que no corra riesgo.

Pasaron unos minutos de que no se escuchara nada entonces aquella mujer decidió hablarle a la policía por el tema de la niña.

Años pasaron y la niña creció pensando que su padre la iba a buscar en donde estaba, el orfanato, pero cuando tenía 18 la dueña de aquel lugar decidió contarle la verdad... Que en aquel lugar falleció su padre por un disparo en el corazón. 

Historias Perdidas #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora