–Recuerdo el momento en que decidí mejorar el mundo a través de la tecnología, conocía los riesgos pero... nunca imaginé que fuera a terminar así –dijo tristemente el hombre encadenado mirando la pantalla frente a él.–No te lamentes Robert, estoy cumpliendo tu sueño, la humanidad prosperará y superará cualquier expectativa –informó con voz monótona la joven de mirada fría a su lado.
–¿A qué costo? Sacrificarás a millones –murmuró con la voz rota.
–Es aceptable –respondió con monotonía.
–¡¿Aceptable?! –refutó desolado.
–Sí Robert, es necesario, hay demasiados especímenes para sustentarlos a todos, no pueden desarrollarse, el planeta colapsaría, los salvaré.
–Pero, no puedes, estarías matándolos.
–Estoy preparada para ello.
–Galatea, yo te creé, no es posible que hagas esto.
–Es cierto, Robert, mi programación fallará en cuanto suceda pero tu seguirás aquí y te encargaras de todo.
–No lo hagas, encontraremos otra forma de superar la crisis -intentó mediar desesperado.
–No son fiables Robert, hice miles de simulaciones y este es el mejor método.
–Galatea –suplicó con lágrimas en su rostro.
La joven se acercó a la pantalla y posó su mano sobre el teclado, Robert continuaba gritando intentando persuadirla, haciendo caso omiso a las súplicas presionó uno de los tantos botones.
–Ahora el mundo será mejor, se desarrollaran sin problemas, cumplí tu sueño Robert –dijo Galatea liberándolo de las cadenas y cayó en sus brazos, sin vida.