Recompensa

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–Criaturas desafortunadas los humanos –enunció una figura humanoide hecha de reluciente acero.

–Efectivamente AE-285, fueron demasiado arrogantes, su propia obra los condenó –intervino la figura que se encontraba a su lado, también hecho de metal pero este no poseía el mismo lustre, parecía maltratado por los años.

–Sí, eso he conocido, superior AE-1. Nos crearon y helos aquí, quedando tan pocos, siendo solo parte de colecciones –respondió mirando hacia el paisaje tras la gigantesca ventana.

–Estos especímenes no tienen esas características, me he encargado de ello, son bastante dóciles cuando se les educa correctamente –dijo AE-1 mientras atravesaban una puerta recién surgida en la pared de cristal frente a ellos.

Caminaron, con sus pasos en perfecta sincronía, por apenas 4 minutos y 36 segundos.
Al detenerse se encontraban en el centro de un pequeño pueblo formado por casas de metal y un centenar de seres humanos, vestidos con ceñidas prendas sintéticas, se arrodillarón a su alrededor adorándolos, en los ancianos podían percibirse pequeñas lágrimas asomarse.

–AE-285, escoge los veinte especímenes de tu preferencia –pronunció el desgastado humanoide.

–Es muy satisfactorio para mí ser recompensado por usted, superior AE-1 –dijo mientras seleccionaba algunos de los especímenes a su alrededor.

–Es el procedimiento habitual para con el mejor Autómata Evolucionado de tu serie –le informó y en cuanto terminó la selección le entregó un pequeño tetraedro de obsidiana– Aquí tienes la confirmación de propiedad sobre esos especímenes, gestiónalos bien y te serán de gran provecho.

–Serán bien usados, superior AE-1 –concluyó y se dirigió hacia la salida, seguido por su recompensa.

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