El joven samurái había tomado un baño y se preparaba para ir a la cama a dormir, cuando su hermano golpeó a su puerta y se asomó por el umbral.
—Ichiro, tu espía está de vuelta— le avisó y su hermano se apresuró para seguirlo a la sala principal.
—Señor Ichiro— dijo su espía, realizando una reverencia.
—¿Qué pudiste averiguar?— Ichiro fue al grano, a decir verdad estaba ansioso por saber sobre la youkai y el guerrero asesino.
—Bastó con pasar por la aldea para enterarme de todo, no fue necesario infiltrarme dentro del palacio— explicó el espía e Ichiro lo dejó continuar con los ojos como platos, expectante—Me contaron que el líder de los shichinintai se está refugiando en el palacio de Sayuri. Y ella está cuidando de él.
Ichiro apretó los puños y su rostro se desfiguró de ira.
—Bankotsu— susurró entre dientes —Maldito mercenario.
Atsuo suspiró pues ya se lo había imaginado.
—Ya sabes lo que ambos se merecen, hermano— tocó el hombro de Ichiro, tratando de que se calmara.
—Irás conmigo. Le pondré un precio a sus cabezas mucho más grande que el que le puse a Sayuri— le dijo el joven samurái, determinado —Vamos a buscar a los siete guerreros asesinos.
Atsuo sonrió y asintió.
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Luego del desayuno, Sayuri invitó a Bankotsu a la aldea. Debían ir a buscar la ropa y la armadura del mercenario, así que él aceptó, pese a que no se hallaba muy interesado en ver la aldea y su gente.
Estaba casi recuperado, se movía un poco más lento de lo habitual pero al menos el bastón era innecesario. Casi no creía que hace quince días había estado apunto de morir a manos de los ninjas. Y claro, todo se lo debía a la youkai que ahora le mostraba el camino.
La distancia que ella había tomado de él había desaparecido. De hecho, últimamente estaban cada vez más cerca. Permanecían buena parte del día juntos, hablaban bastante acerca de todo. Sus padres, su infancia, su pasado. Incluso reían y se coqueteaban, cualquiera podía notar la química entre ambos.
Bankotsu tenía presente que jamás se le había pasado por la mente encontrarse en una situación así. Algo así como cortejando a una mujer y menos a una youkai. Y no sabía si era bueno o malo, pero no se sentía nada mal. Al contrario, se sentía tan bien estar junto a Sayuri que prefería olvidarse de todo ello.
La youkai, a decir verdad, se hallaba feliz. Hace mucho que deseaba sentirse de esa manera con respecto a un hombre pero realmente no se esperaba que las cosas se dieran así. Bankotsu había logrado cautivar a Sayuri, a tal punto que no quería pensar que el mercenario pronto se iría. Anhelaba que él se quedara a su lado y no estaba segura de cómo pedírselo.
Regresando de la aldea, una de sus sirvientas se acercó a recibirlos a la entrada del palacio.
—Señorita Sayuri— dijo y la demonio asintió con atención —El baño está listo.
—Mandé a preparar un baño para tí—Sayuri se dirigió a Bankotsu con una sonrisa. Él se sonrió de medio lado.
—Gracias. Eres muy amable— respondió y fué tras Sayuri.
Ella lo dirigió hasta su habitación y abrió la puerta para hacerlo pasar.
—¿Ésta es tu habitación?— preguntó el moreno y la youkai asintió.
—Esperaré por tí en el jardín— le dijo ella y salió por el pasillo.
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Sayuri estaba sentada en el césped contemplando el bello estanque bajo de uno de los árboles de cerezo, cuando percibió a Bankotsu aproximándose. Se puso de pié y sonrió coqueta con las mejillas rosadas al verlo. Su ropa blanca en contraste con su piel morena y su armadura hacían que aumentara su atractivo. Él sonrió de medio lado mirándola fijo.
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El Mercenario Y La Youkai [Bankotsu×OC] [Inuyasha]
FanfictionLos personajes de Inuyasha pertenecen a Rumiko Takahashi, esta historia es mía. ACLARACION Esta historia está ambientada en el sengoku, pero no tiene nada que ver con lo ocurrido en la serie Inuyasha. Sólo se centra en Bankotsu, líder de los 7 guerr...