Sesshomaru y Rin llevaban tres meses viviendo juntos. El demonio había mandado a edificar un palacio maravilloso que causaba gran admiración a todo aquel que lo observaba. Demonios menores, antiguos siervos de su madre, se encargaban de mantener aquella enorme estructura.
En esos meses, Rin pasaba sus días algo aburrida, pues el señor Sesshomaru y Jaken solían irse a entrenar. Básicamente, el demonio entrenaba con Bakusaiga para volverse aún más fuerte.
Una de las sirvientas había notado el pesar de la señorita. Desde la mañana la había descubierto, por el otro extremo del palacio, mirando por la ventana de su habitación con gran abatimiento.
Por esa razón, decidió llevarle una caja llena de manuscritos que los demonios sirvientes habían traído del palacio de Godobo-sama y que ahora pensaban deshacerse de ellos. Rin le agradeció el gesto y comenzó a ojear algunos. Se detuvo en uno que tenía de portada a dos amantes abrazados.
Miró su interior donde se detallaba múltiples posiciones sexuales que ella jamás había visto, ni mucho menos realizado. Se llevó las manos a la cara cuando, al pasar de página, vio cómo la mujer le hacía una felación al hombre.
Es verdad que en su noche de bodas y la mayoría del tiempo su señor le daba caricias y besos en su entrepierna similares a la presentada en el libro, pero a ella no se le había ocurrido hacer algo así por él. Se sintió avergonzada por su negligencia en cuanto a sus atenciones con su ahora esposo.
¡PERO HOY ESO SE ACABA!
Al atardecer, Sesshomaru regresó al palacio. Entró a la alcoba y se encontró con una Rin ojerosa y despeinada. Había estado toda la tarde observando una y otra vez las imágenes.
¡ES HORA!
- Señor Sesshomaru, por favor desvístase.
- ¿Qué?
- ¡Rápido! - en su voz se apreciaba el desespero.Sesshomaru, impresionado por aquella actitud, procedió a desvestirse. Al terminar, se quedó de pie mirándola.
- ¿Y ahora? - le preguntó.
Rin aún no superaba la belleza de su amado. Era perfecto en todo sentido. Lo que más amaba de él eran sus ojos, esos que ahora la miraban apacibles.
- Recuéstese en el futón - su voz tembló.
El demonio así lo hizo.
Rin se puso de pie y comenzó a quitarse la ropa con gran sensualidad, o al menos intentando seguir las indicaciones del libro. Se sentó en la cama y tomó entre sus manos el miembro de su señor, el cual ya había despertado.
- Señor Sesshomaru, cierre los ojos.
Él así lo hizo y ella procedió a abrir su boca dejando caer en la punta hilos de saliva para comenzar a estimularlo. Sesshomaru reaccionó al sentir cómo la delicada mano de su esposa comenzaba a masturbarlo.
- Rin... ¿Por qué de repente... ?
Pero Rin veía el libro atentamente para ver qué seguía.
¡VAMOS RIN, LO HAS LEÍDO MIL VECES!
La joven se inclinó hacia la hombría de Sesshomaru y lo empezó a lamer. Pasaba su lengua, al inicio tímida, alrededor y luego en la punta.
- ¿Qué haces?
Sesshomaru quería ver los gestos de su esposa, pero ella lo detuvo.
Rin continuó lamiéndolo y sus papilas gustativas detectaron un suave sabor que salía del interior, lo que provocó en ella gran excitación. Metió en su boca el glande y comenzó a pasar su lengua con gran velocidad por esa zona.
- ¡Me estás enloqueciendo! - gimió el demonio, quien mantenía apoyado el brazo en sus ojos para no voltear a ver.
Rin continuó haciendo la felación como venía en el libro: movía su cabeza de arriba abajo mientras hacía una leve presión con su boca. De vez en cuando, se detenía en la punta haciendo movimientos circulares con su lengua. Y luego aumentaba la velocidad dejando salir de su boca abundante saliva.
El miembro se engrandeció aún más y sus venas se hincharon. Ella sentía que ahora no le cabía en la boca. Procedió a usar su mano para estimularlo en la base y hacia el medio, mientras seguía usando su boca y lengua en la punta.
¡No puedo... Voy a... !
Sesshomaru tomó la cabeza de Rin y movió su cadera hacia ella, haciendo que su sexo se adentrara en su garganta al momento de terminar. Ella sintió la esencia del demonio en su lengua y su garganta. Tragó como pudo.
Sesshomaru abrió los ojos para encontrarse con los de ella.
- ¡Ese fue tu castigo por no dejarme verte haciéndolo!
Rin tosía, intentando asimilar toda la situación. Le dolía la garganta, pero ese dolor y el sabor de su Amo le habían gustado mucho.
Sesshomaru la tomó de una mano y la llevó hacia su rincón.
- Continuemos con el castigo.
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My Own Pleasure
Fiksi PenggemarPor motivo de la #SessRinSmutWeek subiré 7 one shots según el tema de cada día. Espero que mi aporte sea de su agrado. Amo a esta pareja 🙈💕✨