II

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La noche antes de, imaginé varios escenarios en los que me decías que no, en los que sacabas cualquier excusa para no salir conmigo.

El día siguiente cuando te vi todos esos escenarios empezaron a llegar como bombas a mi cabeza para hacerme dar la vuelta e irme a clase sin siquiera saludar.

Para la hora del almuerzo y antes de llegar a los demás te vi, con tus amigas riendo y apoyando tus manos en tu estómago, que linda. No sé por cuánto tiempo me quedé viéndote porque de la nada tus ojos se encontraron con los míos y con tu mano me saludaste, me acerqué a mis amigos tratando de tener una actitud casual, comí, reí, hablé y por supuesto, te miré, tú a mí también y eso me ayudó a que al finalizar el almuerzo llamara tu atención para preguntar si querías ir por un café conmigo, no sabía si te gustaba el café pero esperaba que sí porque de lo contrario mi oportunidad de salir contigo terminaría en la basura.

Tu mirada bajó hasta tus dedos que jugaban entre sí, noté como tus mejillas se ponían de un suave color rosado, como tus labios formaban una pequeña y tímida sonrisa y cómo muy lentamente tus ojos recorrieron el camino para llegar hasta los míos y afirmar con tu cabeza. No podía verme pero sabía que mi sonrisa no podía ser más grande, una de mis manos se deslizó por mi cabeza porque no tenía claro cómo proseguir, estaba tan emocionado que me quede en blanco. Que idiota. 

La cafetería se quedaba vacía pero parecía ajena a nosotros, solo que no podíamos quedarnos ahí, así que dijiste que cuando tuviera el sitio y la fecha te dijera, tu sonrisa fue muy suave, muy linda, como tú, vi como al igual que algunos otros abandonaste el lugar y me quedé ahí pensando en lo tonto que era por no acompañarte a tu salón de clase, pero era más tonto por no tener claro a dónde quería llevarte, aunque eso me daba otra excusa para alejarte de los demás y hablarte.

Dos días después te dije la fecha y el lugar antes de que te perdieras en tu próxima clase, rápidamente dijiste que si, que nos veíamos ahí, te veías emocionada y yo me sentía feliz. 

A las clases que tuve después no les preste atención porque solo podía pensar en que me vería contigo, en una cita, solo nosotros dos, para verte y escucharte sin terceros.

Todo tuvo más sentido cuando te vi entrar y sonreír al verme, que bonita estabas, bonita para mí, bueno, eres bonita siempre. No dijimos mucho, ninguno tenía la necesidad de impresionar o quedar bien, escuchamos la música del sitio, elogiamos la decoración, contamos alguna que otra anécdota personal y sonreímos, mucho, sin una razón en específico pero aún sin decir mucho, escucharte reír me hizo sentir más acompañado que cuando estoy rodeado de mucha gente y mucha plática porque al final terminaba riendo yo tambien, será esa tu magia?

También me fijé en las pecas salpicadas en medio de tu cara, en tus larguísimas pestañas, en tus labios bien definidos, en la manera que veías la ventana cuando te sentías intimidada por mí y en que cuando estás nerviosa juegas con tus manos. Ahora sé que tienes 3 hermanos, que tu familia tiene una florería y que debes volver temprano. 

Te vi ir más rápido de lo que quería pero quedé con una gran ilusión después de escucharte decir "ya sé a dónde podemos ir la próxima vez" sonreí tanto que te escuche reír mientras ponías un mechón de tu cabello detrás de tu oreja. Que fantasía. 

Paulina de la Mora, estuviste en mi mente toda esa noche. Repetí una y otra vez tu risa, tus gestos y la frase que dijiste antes de irte. ¡Quieres verme otra vez! qué bueno saberlo porque yo también, ojalá por mucho tiempo y en diferentes escenarios, eres mejor de lo que tenía pensado y lo sé porque solo hasta después de la cita me di cuenta de lo mucho que pienso en ti y en la curiosidad que me daba saber cómo eras fuera del ambiente universitario. 

Ya me había fijado en que siempre vas con otras dos niñas, en que a la hora del almuerzo se hacen en una mesa cerca a la ventana y que la botella en donde llevas agua tiene flores, las horas libres que tienes entre clases te vas a la biblioteca o te sientas bajo un árbol, te he visto leer algún romance, también he visto como tus amigas se ríen de ti por eso, me gustaría decir cómo son tus amigas pero cuando estas en mi campo de visión no me fijo en nadie más. 

Pero no recuerdo el momento exacto en que llamaste mi atención, tampoco es que haya escuchado mucho de ti antes, ni me había fijado en qué teníamos amigos en común, pero aquí estoy, feliz después de haber tenido una cita contigo, la primera, porque nos veremos después y espero que lleguen muchas más. 

DE ÉL A ELLA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora