-María José- Ni siquiera la visita a la cárcel que tan mal había salido tenía peso cuando te escuché llamarme. 'María José' nueve letras que salieron con tu acento pausado, con el movimiento de tus labios y el juego de tus manos. Nueve letras que al salir de tu boca abrieron una puerta para mí, para darme la bienvenida al lugar del que no quería salir nunca más, tal vez nunca entiendas el significado que eso tuvo para mí, pero esas nueve letras que para ti eran sólo un nombre para mí eran todo un mundo de cambios que me conducían a la libertad.
-Lo siento mucho, mi papá no debió decirte nada, yo sé que no viniste hasta acá para esto pero eres nuestra única ayuda María José y si tú desistes no sé qué haría, yo... - De pronto dejé de escuchar todo lo que decías porque habías dicho mi nombre otra vez e iba en conjunto con "no sé qué haría" qué harías? Para qué pensar en eso si te había bastado solo una llamada para tenerme junto a ti.
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"Hazlo por mí". Tal vez tú no sepas todo lo que yo he hecho por ti de forma silenciosa, porque por ti he aguantado tantas cosas que cuando ponía todo mi proceso en duda me bastaba con imaginarte como la última vez que te vi, enojada y decepcionada, con una mirada llena de lágrimas diciéndome que me vaya, ese era mi motor para convencerme de que debía seguir, porque yo no te había perdido por capricho, ni porque no te quisiera, al contrario, yo te quería tanto que pensarte así me hacía entender que yo tenía que darme una oportunidad porque ya había pagado un precio muy alto al perderte. Pero no te iba a decir eso, es un proceso muy mío que me guardo y que tal vez en un futuro, cuando me mires no como a una extraña sino como a alguien que recuerdas de buena forma porque alguna vez quisiste, te cuente.
Y tal vez, todo salió demasiado bien porque tu cara sorprendida me confirmaba que sentías no me conocías, en cambio yo, podía hasta decirte cuántas pecas tenías salpicas en la cara porque en nuestra antigua vida me encargue de contarlas a besos por si un día ya solo me quedaba el recuerdo.
Casi había olvidado lo terca que eres cuando tienes algo en la cabeza, cuando de salvar a alguien se trata, me pregunto si te has salvado a ti también, si en estos años te has tomado el tiempo de sanar, de perdonar y de dejarme ir, lo hiciste? Tal vez si, con ayuda de tu mamá y de la fachada de mujer funcional y fuerte que tienes que dar, además, por lo que dijiste a la salida de la cárcel entiendo que hiciste todo y más para no tener que llamarme, golpe bajo para tu orgullo, ehh?. Yo soy consciente de que no te he superado, pero no porque te siga amando, sino porque una parte de mí aún te quiere, porque fuiste una especie de refugio muchas veces, esas cosas no se olvidan y por eso yo creí que solo eras un bonito recuerdo de un regalo que la vida me dio por un tiempo, pero a tu lado, viendo el juego de tus dedos y tus miradas de reojo, el rubor de tus mejillas cada que te encontraba mirándome y en esos labios que eran la compañía perfecta para las nueve letras que forman mi nombre, yo sentía una extraña sensación de calidez, como si después de mucho tiempo hubiera llegado al sitio donde he tenido que estar.
Sigues igual de guapa, sabías? No, de seguro no lo sabes, es más, de seguro hay cosas que ni recuerdas que hacen a Paulina, cosas de las que yo sí me acuerdo muy bien. Porque ahí, en el auto, mientras tú me estudiabas yo volvía a conocerte, a ti y a tus manías y a encontrar esa mujer que por tantos años fue dueña de mi corazón. Ahí sigue mi Paulina, muy en el fondo, en un rinconcito de tu corazón sigue la Paulina que yo conocí, la que me quiso.
-Estás bien?- Mucho silencio de tu parte solo significaba lo mucho que decías en tu mente. Estarás hablando de mí?
-Sí y tú?-
-Ajá, tal vez, un poquito mejor que en los últimos años- Cómo iba yo a olvidar esa sonrisa que adorna tu cara cuando te dicen algo que no esperas pero que te agrada. Ahí, en tu sonrisa, está mi "Bienvenida a casa, María José".
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DE ÉL A ELLA.
FanfictionDe José María a María José en fragmentos pequeños de su historia de amor.