Desde el nido de cuervos, Marco puede ver a toda su familia. Quizás es su instinto animal, pero el cariño que siente mientras observa a sus hermanos en su forma de fénix es como la energía que borra y opaca todo su cansancio y malestar.
Han tenido unos días duros. Tras un desacuerdo con Big Mom, la guerra entre ellos fue inevitable. Son la tripulación del hombre más fuerte del mundo, pero después de tantos años se sabe que la victoria y la derrota no existen en una batalla contra otro Yonkou. Tres días de lucha y algunas bajas de parte de ambos grupos fueron suficientes para olvidar la pelea y volver a la paz.
Para su crédito, Marco no se sobresalta cuando unas manos cálidas acarician su plumaje. Su haki no lo ha alertado de la nueva presencia, por lo que cuando se gira a mirar a Ace se asegura de poner una expresión extremadamente ofendida.
Ace se ríe. —¿Te he asustado? Lo siento —acaricia sus plumas azules y doradas una vez más y se separa de él—. Estaba aburrido ahí abajo, Thatch no deja de presumir sobre como hizo que Charlotte Perospero mordiera su propia lengua.
Marco pone los ojos en blanco, expresión que mantiene cuando vuelve a su forma humana. Se sacude la ropa por si queda alguna pluma extraviada y levanta la cabeza, solo para encontrar los ojos grises clavados en él.
—¿Y decides que es más divertido estar conmigo que con Thatch? Eso es nuevo, nunca te cansas de repetir lo aburrido que soy.
—Eso es porque nunca nos dejas hacer bromas —se queja el menor con un bufido—. Pero sí, es divertido estar contigo, no sé, me gusta oírte hablar.
Marco arquea una ceja y Ace se sonroja lentamente. El primer comandante mira a otro lado para evitar reírse de las llamas que se han encendido en los hombros del avergonzado azabache. Lentamente las llamas se apagan mientras la vergüenza se convierte en una expresión melancólica. Ace mira las olas con los ojos nublados, Marco no puede evitar preocuparse.
—¿Hay algo mal?
Ace parpadea, sus ojos grises se mueven a los orbes azules del rubio. —Oh, no. Solo distraído.
—Distraído —repite él y su voz se vuelve más suave cuando aparta la mirada del chico—. A veces pienso que escondes algo realmente grande. Ace, sabes que puedes confiar en nosotros, ¿verdad? Somos tus hermanos.
La expresión de Ace se vuelve más amarga. —Sí, hermanos —dice casi con burla—. No de sangre, pero hermanos al fin y al cabo.
Marco no sabe qué responder a eso. Se salva de la incomodidad cuando Thatch los llama para bajar a almorzar. Ace borra cualquier inquietud de su rostro cuando se une a los demás pero Marco no puede evitar seguir estando preocupado.
Unos días después, Marco encuentra una nota doblada encima de su almohada.
«Pista: mi sangre está envenenada y temo que ni siquiera tú me puedas dar la cura.»
El malestar se asienta en su estómago y no sabe qué es lo que lo tiene tan descolocado.
¿Es la preocupación porque su admirador secreto parece tener algún problema?
¿Es porque cada vez que lee la nota su mente va a la conversación que tuvo con Ace?
¿Es la idea de que Ace sea su admirador secreto?
ESTÁS LEYENDO
Poético admirador secreto | MarAce
FanfictionMarco encuentra pequeñas notas anónimas en todo el barco. Su supuesto admirador secreto no es sutil en absoluto, pero lleva aún peor eso de ser poético y romántico. Que alguien le diga a Ace que se detenga, por favor. Capítulos cortos.