—Estás entrando en pánico.
Ace deja de dar vueltas por la habitación de Izo para mirar a su amigo. El hombre está arreglando su cabello mientras ignora mayormente a Ace. Su tono es mordaz y la impaciencia comienza a notarse en sus dedos inquietos cuando agarra las pinzas del cabello más fuerte de lo necesario.
—No estoy entrando jodidamente en pánico, Izo, estoy a punto de tirarme por la borda.
Las cejas perfectas del comandante de la decimosexta división se arquean cuando ven a Ace tirarse en la cama que había hecho cuidadosamente esta mañana, arrugando todas las sábanas. Izo suspira y se pone de pie.
—Primero que nada, deja de ser dramático. Ese es mi papel en este barco, el tuyo es el de ser un imbécil enamorado.
—No soy un imbécil enamorado —murmura Ace de brazos cruzados.
—Estás enamorado.
—Bueno, sí, pero...
—Y eres un imbécil.
Ace lo fulmina con la mirada, pero Izo lo ignora y se sienta junto al pecoso.
—Escucha, Ace —Izo agarra el rostro de su hermano para obligarlo a centrarse en él—. Por mucho que me cueste admitirlo, Marco es el menos estúpido de mis hermanos. Tú y Thatch estáis empatados en el primer puesto, si te lo preguntas —agrega.
—¡Oye!
—Si tengo algo claro es que Marco nunca te haría daño voluntariamente. Todo ese espectáculo que montó en la cubierta... —el decimosexto comandante sonríe con cariño— Jamás lo habría hecho si no correspondiera tus sentimientos.
Y es cierto, Marco no habría hecho el ridículo de esa forma en la cubierta del Moby Dick solo para después rechazarlo. Aún así, a Ace le resulta difícil de creer que su hermano alguna vez pueda verlo de la manera en que él lo ve. Después de un rato de consideración, el hombre de fuego se da por vencido.
—Está bien, intentaré calmarme —dice.
Izo sonríe.
—Genial. Repite comigo: "Marco quiere..."
—Maco quiere...
—"...un pedazo de mi culo."
—Un pedazo de mi... ¡Izo!
El decimosexto comandante no parece mínimamente arrepentido. Se acerca a Ace con una sonrisa y levanta su mano hacia la cabeza del más joven agarrando algo de su sombrero.
—Me alegra que lo hayas aceptado. Llevo como una hora buscando la forma de decirte que tenías una nota en tu sombrero.
Ace parpadea, boquiabierto.
—¿Cómo ha...?
—Es Marco —Izo se encoge de hombros con una sonrisa—, no cuestiones sus medios. Ahora ábrelo, fui yo el que encontró el papel así que tengo derecho a leerlo también.
El chico mira de reojo a su hermano y abre el papel con desconfianza. No sabe qué esperar de Marco y la presencia de Izo a su lado solo empeora su nerviosismo. Con los ojos entrecerrados, se acerca el papel a la cara y lee.
«Quién fuera cemento para sujetar semejante monumento.»
Izo y Ace miran el papel durante unos segundos, atónitos. El samurái de Wano se tapa la boca intentando procesar las palabras. Después de parpadear una, otra y otra vez sin que las letras cambien, los dos comandantes se miran.
—¿Marco ha...?
—¿...escrito esto? —termina Ace.
Izo se levanta de un salto y corre hacia la puerta dejando atrás al más joven.
—Thatch necesita oír esto —es lo único que dice.
Ace jadea cuando se da cuenta de que, en pocas horas, el barco entero habrá oído sobre esto.
—¡Marco es un idiota, él solo se está vengando de mí! —se queja persiguiendo a su hermano.
Me remuerde la consciencia no terminar esta historia así que quizás estaré actualizando cuando me acuerde... Que nadie le diga a los lectores de mis otras historias que me habéis visto por aquí, se supone que dejé wattpad ;).
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Poético admirador secreto | MarAce
FanficMarco encuentra pequeñas notas anónimas en todo el barco. Su supuesto admirador secreto no es sutil en absoluto, pero lleva aún peor eso de ser poético y romántico. Que alguien le diga a Ace que se detenga, por favor. Capítulos cortos.