*La cena*

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Heithan

Era un día relativamente normal, estaba en el techo de mi casa fumando me un porro, cosa que a mi mamá no le gustaba en lo absoluto, dice que algún vecino me puede ver, Ja, como si me importara.

Ya se estaba haciendo tarde, estaba apunto de bajarme del techo, cuando un camión muy grande se estacionó al otro lado de la manzana, (increible ¿no?, desde aquí se puede ver todo) en la casa que ha estado vacía por más de 3 años, y torturándome un año seguido con sus malditas remodelaciones,... me pregunto si llegarán chicas ya saben..., me aburrí de esperar a que llegaran los dueños, y me baje del techo, cuando baje mi *Querida madre* estaba tan cabreada, jaja , que estaba roja. Suprimiendo mis carcajadas tome mi chaqueta y las llaves de mi auto, era muy tarde como para usar la moto.

-A donde vas- me pregunto mi madre desde el Marco de mi puerta.

-por ahí, no se- me pare frente ella esperando a que me diera paso para poder salir, pero no lo hizo.

-Han llegado nuevos vecinos, no te puedes ir-suspiró- vamos a ir más tarde a cenar con ellos.

-No pienso ir a una esa cena-aunque por otro lado... me podría dar un revolcón con una de las chicas, pero... y si no hay chicas.- sabes que eso no me gusta, y además ya tengo planes- sali por un lado de ella, pero me agarro del brazo una mano que conocía muy bien, mi padre.

-¿¡Que no has escuchado a tu madre?!, vas a ir, a si quieras o no, me importa una mierda tus estupidos planes -apretó su agarre en mi brazo- y es mejor que asistas- sabia a que se refería, si no lo hacía me iba a golpear, y no quiero que mi papá (boxeador) me golpeara

-Esta bien iré- me safe de su agarre y me devolví a mi habitación, para tomar una ducha rápida, y vestirme.

Cuando sali de la ducha me coloque unos vaqueros, y mi camisa favorita que tenia estampado, *Monster*, una de mis canciones favoritas, y mis vans.

Sali al patio de mi casa y allí estaba mi hermana, Sofía, de 16 años, sentada en un muro, fumando se un cigarrillo, a mamá tampoco le gustaba que ella fumara.

-Hola- me dijo- hola, enana- me senté a su lado, a mirar el lindo paisaje que se formaba, el cielo azul tenía reflejos rosas y rojos, y nubes que se pintaban del mismo color.

-¿Que pasa?- le pregunte- casi nunca te veo fumando- tampoco era que lo hiciera muy seguido, solo cuando esta tensa.-sabes que no me gusta esto- señalo la casa atrás de nosotros y nuestro alrededor.
- Lo se pero no podemos hacer nada, te prometo que cuando cumpla los 18, voy a tener una casa, y cuando tu tengas mayoría de edad te puedes venir con migo, eso no lo dudes, vamos a poder olvidar todo el mal que hemos echo y todo sera diferente.- le pase un abrazo por el hombro y la abrase.

-Te quiero tonto- le di un beso en la coronilla de su cabeza- yo también mocosa... yo también.

Me levanté de su lado, quitándole el cigarrillo que tenía en la boca, y le di la última calada- Vamos, nuestros padres dijeron que vamos a cenar a la casa de los nuevos vecinos, ya sabes- tomó mi mano y se levanto dejándome detallarla, llevaba puestos unos pantalones anchos, pero ajustados en su cintura, mientras que la parte de arriba llevaba un top de color beige, que dejaba al descubierto su abdomen. Mi hermana es muy linda, tiene el pelo castaño oscuro, unos lindos ojos color ámbar, y labios bonitos, muchos de mis amigos han tratado de tirarle la onda, pero ella solo se enfocó en mi amigo se llama Mike jaja ( mi mejor amigo).

Me agarro del brazo-- vamos- me dijo, fuimos adentro de la casa, y allí estaba mi madre, en un vestido rojo ajustado que llegaba hasta sus rodillas.
Mi padre la sostenía del brazo, iba con un pantalon de vestir, y una camisa blanca, y su elegante reloj en su muñeca.

-no piensan ir así, ¿verdad?- pregunto mi madre.

-Agradece que vamos mami -le dijo mi hermana, mi madre hizo una mueca y se dispuso a salir de la casa, sin siquiera voltear a mirarnos.

Fuimos en coche lo cual me pareció muy estupido, ya que vivían detrás de nuestra casa, por el otro lado de la manzana, pero no podíamos ir a pie ya que mi madre llevaba unos tacones... que pff...Madre mía.

Llegamos en frente de la casa. La casa era un poco más pequeña que la de nosotros pero muy bien decorada, tenía grandes puertas, y un jardín muy bien acomodado con flores blancas, amarillas y rosas, las cuales hacían contraste con la casa blanca de detalles azules. Mi padre tocó el timbre y esperamos pasientes a que nos abrieran la puerta.

-Ya voy-grito una voz femenina.

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